El comercio internacional muestra este año dos factores disruptivos: los servicios representan un porcentaje mayor que los bienes físicos en el alza del intercambio global, y es la primera vez que esto sucede en la historia del capitalismo desde la revolución industrial (1780-1840).
El Organismo de Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (Unctad) señala que la suma de turismo, entretenimiento y servicios empresarios fue responsable de 62% del auge del comercio internacional en 2014, mientras que los bienes industriales representaron 38%. Esta pauta se repite desde entonces.
La proporción fue exactamente la contraria en 2013: la manufactura ascendió a 62% y a 38% los servicios. En el período 2006-2011, los servicios nunca superaron la barrera de 15% anual.
La segunda anomalía es que el volumen del comercio global aumentaría sólo 1,7% anual, por debajo del auge del PBI mundial (2,1% en el año / OMC). Es la primera vez que sucede desde 2001, cuando se incorporó China a la OMC. A partir de ese momento -y hasta 2010-, el comercio internacional chino aumentó 30% por año, y convirtió a la República Popular en la primera exportadora mundial de manufacturas, eje del proceso de globalización.
El intercambio global de mercancías se expandió 1,1% anual en el primer trimestre de 2016 (en volumen), que implicó una caída de 30% respecto al año anterior; y desmintió la regla histórica vigente a partir de 1991 (caída de la Unión Soviética), que afirmaba que el comercio internacional crecía el doble que el PBI global, y se expandía al triple la inversión de las empresas transnacionales (ETns). Por eso más de 80% del intercambio mundial es hoy obra de las ETns integradas en las cadenas globales de valor.
Las importaciones de los países emergentes representaron 75% del incremento de las compras globales entre 2011 y 2013 (+6% anual). Pero a partir de 2014 las importaciones mundiales crecieron sólo 0,4% por año, y el capitalismo avanzado fue responsable del 91% del incremento.
EEUU, Europa y Japón experimentaron en esta etapa situaciones recesivas o de bajo crecimiento. En el caso norteamericano, el PBI aumentó 1,1% anual en el segundo trimestre de 2016, el nivel más bajo en los últimos 6 años.
En este período 2009-2015, China dejó de crecer sobre la base del aumento del comercio internacional y el alza de la tasa de inversión.
Así, el saldo neto de la cuenta corriente resultó nulo o negativo como contribución al crecimiento económico.
En cambio aumentó exponencialmente el turismo al exterior. El año pasado, 128 millones de turistas chinos viajaron por el mundo, y gastaron U$S 292.000 millones, con una inversión de U$S 8.870 por viaje y persona, por encima del gasto de los turistas norteamericanos y alemanes.
Hay una relación directa entre caída del comercio internacional y emergencia de una nueva revolución industrial (fusión digitalizada de la manufactura y los servicios), que ha provocado la eliminación definitiva del crecimiento industrial en los países emergentes sobre la base de la sustitución de importaciones, debido a su bajísimo nivel de productividad. Esto ha desatado intensos procesos de “desindustrialización” en los países de industrialización sustitutiva (caso Brasil).
Las exportaciones manufactureras del mundo emergente eran el principal canal de expansión del intercambio global en la etapa previa a la crisis financiera internacional 2008-2009.
China se ha convertido ahora -turismo mediante-, en la principal exportadora mundial de servicios, al tiempo que lidera, con EEUU y Alemania, la nueva revolución industrial. De ahí que los productos industriales de nuevo tipo que exporta posean un nivel de productividad 2 o 3 veces superior a los de la fase previa de producción manufacturera, debido a su mayor densidad tecnológica.
Todo indica que el papel mundial de China en el capitalismo avanzado recién comienza.