"Los nueve jardines de la ciudad histórica de Suzhou son generalmente reconocidos cómo obras de arte. Datan de los Siglos XI al XIX y reflejan la profunda importancia metafísica de la belleza natural de la cultura China en su meticuloso diseño". La anterior es una cita de la descripción que hace la Unesco para justificar la presencia de los espacios verdes en la lista de patrimonio de la humanidad.
La motivación de traer literalmente escenarios naturales a los patios de sus casas en la ciudad, era la que imperaba. Imitar las montañas, los ríos y el desierto y recrear la sensación de pasear por entornos de gran beldad, el anhelo que cumplían.
Son cuatro los elementos recurrentes: la arquitectura en sus pabellones y salas de estudio; la siembra de temporada (por ejemplo el crisantemo en otoño); las rocas, piedra caliza especialmente traída de las canteras del Lago Tai y por supuesto el agua, para que fluya la energía con facilidad.
Los emblemáticos
A Sozhou le han endilgado el mote de paraíso terrenal por los más de 200 jardines que alguna vez existieron allí. El clima templado ha colaborado históricamente para que proliferaran, en la actualidad hay más de 60. De ellos, los que integran la preciada lista de la Unesco, obviamente tienen interés turístico.
Tal es el caso del Jardín Maestro de Redes (Wangshi Yuan). Es pequeño no obstante aseguran que es el más impresionante por su uso del espacio, tanto es así que estando allí se vive la ilusión de que la dimensión es mayor al tamaño real (5.400 metros cuadrados).
Tranquilidad y armonía, dos sensaciones placenteras que se vivencian al recorrerlo. Los apuntes históricos marcan que fue en tiempos de la Dinastía del Sur Song cuando se construyó siguiendo las estrictas normas del feudalismo. Es por eso que se trata de una edificación magnifica con muebles y decoración interior extraordinarios (es importante destacar que, aunque se trate de un jardín, también incluye una casa).
Aseguran en Suzhou que este es un lugar indicado para disfrutar del ambiente de un jardín chino tradicional. El bonus track es que por las noches también hay presentaciones artísticas.
Por su parte, el Pabellón de las Olas que Surgen (Pabellón Canglang) es uno de los más antiguos de la ciudad y fue un gusto que se dio el poeta Su Shunqin, de la Dinastía Song del Norte (920-1127).
El punto distintivo allí es que el paisaje natural se aprecia tanto en el interior como en el exterior. Es un verdadero placer ver cómo el viento agita los árboles de bambú y las flores en un entorno verde que semeja los bosques de la montaña.
Una parada especial amerita El Trono a 500 Hombres de Letras, donde se ven los retratos de personas famosas de la ciudad inscriptos en tablas de piedra desde la Dinastía Qing.
Como el jardín más fino al sur de la China, así califican al denominado Humilde del Administrador. Resulta que allá por 1513, un administrador llamado Wang Xianchen se adueñó del templo y lo convirtió en una villa privada con espacios verdes que se lograron cavando lagos y poniendo la tierra restante en islas artificiales.
La actual no es muy parecida a las versiones de épocas pasadas, para una aproximación de su relevancia (es el más grande de la provincia) vale decir que tiene 48 construcciones diferentes con 101 tabletas, 40 estelas, 21 árboles viejos preciados y más de 700 bonsai.
Un repaso representativo, pero incompleto implica comentar que el Jardín Arboleda del León es un laberinto y ostenta rocas de tamaños raros, numerosas cuevas profundas y 13 árboles antiguos valiosos cómo el gringko biloba.
Información
http://spanish.visitbeijing.com.cn
http://whc.unesco.org/en/list/813www.turismoenchina.com
Mientras que el Jardín Lingering tiene más de 400 años y su rasgo distintivo es que como uno de sus dueños era amante de la caligrafía, talló obras de artes en los corredores. En la actualidad todavía se ven las artes de más de 100 calígrafos en las dinastías Jin, Tang, Song, Yuan, Ming y Qing, que dan cuenta de la evolución de la caligrafía china durante el último milenio.
