Pescadores mantenían ayer los bloqueos en Chiloé, sur de Chile, en reclamo de mayor ayuda estatal ante la prohibición de pescar mariscos por la marea roja, lo que genera serios problemas de abastecimiento en la isla.
Por cuarto día, los accesos a la isla de Chiloé, a unos 1.032 km al sur de Santiago, permanecían bloqueados por manifestantes que consideran insuficiente el bono de 100.000 pesos (150 dólares) ofrecido por el gobierno a pescadores que se han tenido que quedar en tierra por la marea roja, provocada por una proliferación de algas que contamina los mariscos.
Instalados en varios puntos de la isla -que tiene 180 km de norte a sur-, miles de manifestantes mantenían barricadas incendiarias, impidiendo el paso hacia los accesos terrestres que conectan con las barcazas que trasladan alimentos y víveres desde y hacia el continente.
“Acá hay un desastre ambiental y lo que nosotros queremos es una propuesta mayor para hacer frente a esta crisis, que incluya estudios que determinen qué sucedió este año para que la marea roja haya sido de inusitada intensidad”, reclamó Viveros.
Los bloqueos empezaron a provocar el desabastecimiento de algunos productos básicos y de combustible en la isla de Chiloé, habitada por unas 170.000 personas, en su mayoría dedicadas a la pesca y el turismo.
“Los servicentros (estaciones de servicio) están todos cerrados, porque no queda combustible”, dijo Julio Candia, de la Cámara de Comercio de Castro, capital de Chiloé. En las farmacias empiezan a escasear algunos medicamentos básicos.
Los pescadores exigen una ayuda de U$S 600 para hacer frente a la emergencia, que también está produciendo millonarios daños a la industria salmonera local, la segunda mundial en importancia detrás de Noruega. Según cálculos, los bloqueos de rutas dejan pérdidas diarias de 9 millones de dólares por la imposibilidad de exportar el salmón principalmente a EEUU.