El presidente Sebastián Piñera informó a los grandes empresarios que ya no serán favorecidos con un proyecto de ley para rebajar los impuestos a los más ricos de Chile, uno de los países más exitosos y tranquilos de la región hasta hace 15 días en que un estallido social lo puso de cabeza.
Luego de reunirse con el ministro de Hacienda, el líder de la poderosa Confederación de la Producción y el Comercio, Alfonso Swett, declaró que "estamos comprometidos en ser parte de la solución... ya es hora de que el dolor lo cambiemos por soluciones con amor".
Swett, acompañado de otros empresarios, emplazó a sus colegas a dialogar con sus trabajadores tres temas: el endeudamiento familiar, los salarios y el enorme esfuerzo que miles de empleados hacen a diario por llegar a sus trabajos luego de que gran parte del metro de la ciudad fue destruido en las protestas.
Briones, que recibió en su oficina a empresarios, había anticipado que el gobierno desechó la reintegración tributaria -que establecía que las empresas que pagaran sus tributos liberaban de hacerlo a sus dueños y socios-, un punto muy criticado por la oposición. "Lo que uno puede haber visto antes es muy distinto a lo que estamos viendo ahora", dijo Swett.
Leonardo Moreno, de la Fundación para la Superación de la Pobreza, precisó que en Chile el 10% de la población gana un 7,8% más que el 90% restante y que el 65% de los 18 millones de chilenos gasta más de sus ingresos y "están sobre endeudados; todos los meses cargan con una mochila angustiosa".
Acusaciones
Estados Unidos acusó a Rusia de avivar las protestas en Chile a través de las redes sociales, algo que el vicecanciller ruso Sergei Ryabkov negó. La acusación corrió por cuenta de un funcionario del Departamento de Estado, que también mencionó a la TV estatal venezolana, Telesur.