Por Claudio Daniel Aguilera - 12.537.577
Todos nos hemos sorprendidos porque vemos en las góndolas del Supermercado “Vino mendocino” de procedencia “Chile”, pero, cuando se dio esta pelea allá por 2016 todos mirábamos para otro lado, impávidos, en una discusión que por no entender o por no interesarnos dejamos de lado y pusimos todas nuestras esperanzas, o no, sobre las espaldas de “Don Quijote y su escudero” entendiendo, a su vez, que luchaban contra grandes “molinos de viento” (monooligopolios vitivinícolas) y que sin nuestra fuerza de empuje es muy poco lo que pueden hacer y sabiendo además, que la indiferencia también es complicidad.
Son muy pocos los que tienen la valentía de encaramarse en estas lides, porque a nadie le gusta perder, pero solo los valientes, lo que escriben la historia, los que cambian el curso del río son los que se animan a hacerlo.
Y en esto tengo la obligación de nombrar al diputado Ricardo Alfredo Mansur (UCR) quien se puso a la cabeza de esta contienda por la igualdad del reparto en la vitivinicultura, acompañado a veces por Niven (PD) y Priori (PRO), otra por Parisi (FPV), y desde otro ámbito por otros luchadores como APROEM, pero siempre que hubo que defender al “pequeño productor” de los embates de los “monooligopolios vitivinícolas” con la anuencia de los gobiernos provincial y nacional, recurrentemente aparece el nombre del diputado Mansur.
Tal es el ahínco y la bravura de su defensa y la convicción de su postura que le ha valido el enojo y aislamiento de su propio Gobierno del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Fondo Vitivinícola y la invitación a "pelear afuera" por algún "Director" (enojado tal vez por las verdades vertidas por el Licenciado) que defienden las políticas Económicas Vitivinícolas claramente pensada para favorecer a los "peces gordos".
Y algunos dirán, si pero nos dieron subsidios, y si les dieron subsidios; ¿y qué representa eso a la hora de evaluar la ganancia de un pequeño productor con respecto a las ganancias de los grandes bodegueros y sus aliados?
¿Cuántos espejitos estamos dispuestos a recibir antes de darnos cuenta que esta estrategia pensada por 6 ó 7 que manejan el sector desde afuera y desde adentro del país va a terminar por destruir nuestra industria madre, nuestra cultura vitivinícola, nuestra historia y nuestro pueblo como tal?
¡Cuántos intendentes se han manifestado alzando su voz, cuyos productores se han visto y se van a ver damnificados, contra estas políticas dañinas para el futuro de la vitivinicultura de nuestros pueblos!
Ya es hora que todos nos subamos a esta discusión y defendamos de una vez por todas lo que por derecho histórico nos corresponde, que acompañemos a los que verdaderamente piensan y luchan por nosotros, dejemos de lado el egoísmo hipócrita y dañino y pensemos en el bien del conjunto de nuestro pueblo.