La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, ratificó que algunos de los incendios que arrasan el centro del país fueron provocados de forma intencional, e informó que son 43 los detenidos por su eventual participación en el origen de 38 focos que ya causaron 11 muertos, 500.000 hectáreas quemadas, más de 1.000 casas calcinadas y 3.000 evacuados.
En el Palacio de La Moneda, la sedel gobierno de Chile, la mandataria dijo que están “seguros de que sí hubo intencionalidad en algunos de los focos” y ratificó que “van a perseguir las responsabilidades hasta el final”, difundió la agencia Ansa. Bachelet añadió que “no todos son con intencionalidad dolosa, hay algunos que son por negligencia, pero se están investigando y se va a perseguir las responsabilidades hasta el final”, y precisó que no se trata de un grupo específico o extranjero, sino que todos los detenidos “son compatriotas” chilenos.
En relación a la ayuda internacional, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) detalló que los bomberos voluntarios argentinos se desplegaron en la Región Metropolitana, los franceses en O’Higgins, los peruanos y portugueses en el Maule, los españoles y colombianos en el Biobío y los mexicanos en la región de La Araucanía.
En los próximos días se espera además el arribo de contingentes de Brasil, Venezuela y Panamá.
El fuego que desde el 15 de enero arrasa el centro de Chile se constituye en uno de los incendios forestales más devastadores del planeta, al que combaten 9.000 efectivos, entre ellos decenas de brigadistas argentinos.
“Es complicadísima la situación por la expansión del fuego en un terreno con una geografía y vegetación específica, por eso los profesionales argentinos que están acá son especialistas en incendios forestales”, contó desde la capital chilena Martín Torres, coordinador de la misión argentina de Cascos Blancos, el organismo de la Cancillería de ayuda humanitaria.
Bachelet dijo a la prensa que Chile está dando una batalla contra el fuego “sin pausa y sin precedentes”, ante incendios que son combatidos “por aire y por tierra”.
Al término de una reunión de gabinete, la presidenta reivindicó: “La población ha tenido un comportamiento ejemplar. Es un país solidario y eso nos hace tener la esperanza de que Chile se va a levantar todas las veces que sea necesario”.
De acuerdo con un último informe de la Conaf el sábado, habían sido afectadas 375 mil hectáreas, a las que ayer se sumaron otras más de 100.000. Y todavía hay activos 110 focos, de los cuales 49 habían sido controlados y 60 permanecían en combate, mientras que sólo uno pudo ser extinguido.
El peor incendio forestal en el planeta ocurrió en Siberia en 1987, cuando las llamas consumieron 11 millones de hectáreas de bosques de alerces. Al año siguiente, 1,6 millón de héctareas volvieron a quemarse en la misma región.
En ese verano de 1988, otro incendio acabó con la mitad del parque Yellowstone, en Estados Unidos, donde se quemaron 450.000 hectáreas. Pero es en Canadá donde ocurrieron dos de los más graves: en 1989, las llamas arrasaron con 2,7 millones de hectáreas en el estado de Manitoba y unas 25.000 personas tuvieron que ser evacuadas. El año pasado, el fuego volvió a azotar al país, esta vez, en Alberta -oeste-, donde otras 2,5 millones de hectáreas fueron destruidas.
Cientos de bomberos y brigadistas de una decena de países comenzaron a llegar el miércoles a Chile para sumarse al operativo para combatir el fuego. Ayer se sumaron 80 de la Brigada de las Fuerzas de Tareas Humanitarias Simón Bolívar de Venezuela y una veintena de Panamá.
Ayer llegaron los primeros 35 argentinos de los 111 que enviará la comisión nacional de Cascos Blancos.
Según contó Bachelet en el operativo ya trabajan más de 9.000 personas: 4.500 bomberos y 4.600 militares, además de 46 aviones y helicópteros que arrojan un millón de litros de agua por día.
La empresaria Soledad Saieh, hija del dueño del grupo Copesa -que incluye entre otros medios al diario La Tercera-, donó junto a otros empresarios un Hércules C-130 Tanker, mientras que se espera que el lunes llegue al país un poderoso avión cisterna enviado por el gobierno ruso que tiene capacidad para 42.000 litros de agua.
Ubicada a 240 kilómetros de Santiago de Chile, la región del Maule fue una de las más perjudicadas, ya que el fuego devoró en apenas unas horas el millar de casas de Santa Olga, un pequeño pueblo que vivía de la industria forestal y que en 2010 ya había sido destruido por el terremoto.
Todo el país solidario con el pueblo destruido
Pocos países como Chile están acostumbrados a lidiar a su manera con los desastres naturales y ponerse de pie. Terremotos, tsunamis, inundaciones, volcanes y ahora incendios megadestructivos han golpeado recientemente al país.
Gran ejemplo de esto son los habitantes de Santa Olga, la población que resultó totalmente arrasada por el fuego el jueves de madrugada dejando a todo el país sobrecogido al ponerle muchas caras humanas a la tragedia hasta entonces abstracta de las llamas.
Horas después de asimilar lo ocurrido, los habitantes de Santa Olga se disponían a levantarse y guardar las lágrimas para cuando la reconstrucción del poblado ya esté terminada.
La solidaridad con los pobladores se activó a la velocidad de la luz, y las labores de acopio se iniciaron en todo Chile para enviar la ayuda que ha estado llegando a Santa Olga desde todos el país. AP