Chile y una decisión cuestionable

No se trata de cuestionar la medida, sino la oportunidad de la misma. Resulta difícil entender que las autoridades chilenas hayan decidido modificar unilateralmente el paso de vehículos por la ruta internacional en el momento de mayor circulación por caus

Chile y una decisión cuestionable

La decisión de las autoridades chilenas de efectuar cortes en la ruta internacional para realizar mejoras en la zona de Caracoles es, cuando menos, cuestionable.

No por la medida en sí, en razón de que eran necesarios los arreglos en varios sectores de la carpeta asfáltica, sino por la oportunidad de la misma, porque se ha decidido modificar los horarios para el paso de los rodados en plena temporada turística, mientras paralelamente se trató de una decisión unilateral, dejando de lado los objetivos que se trazaron desde que se conformara el denominado Comité de Fronteras, integrado por autoridades nacionales y regionales de uno y de otro país.

Desde el mismo momento en que se multiplicó casi geométricamente el tránsito por la ruta internacional, funcionarios de la Argentina y de Chile comenzaron las reuniones a los efectos de agilizar los trámites aduaneros.

Se daban dos circunstancias esenciales: un incremento en el paso de argentinos y chilenos como consecuencia del incremento de la actividad turística y, en segundo término, el hecho de que el puerto de Valparaíso concentrara la salida por mar, esencialmente hacia el sudeste asiático.

También cabría señalar que desde siempre hubo diferencias en los planteos. La Argentina intentó priorizar los pasos fronterizos desde Mendoza hacia el Norte, mientras Chile consideró que debían priorizarse los que se encontraban desde Santiago hacia el Sur, en razón  de que es allí donde se concentra su población.

Por otra parte, surgieron diferencias en el momento en que se discutieron los métodos a implementar para agilizar las tramitaciones aduaneras. Luego de muchas conversaciones, se acordó realizar un solo trámite para el ingreso al vecino país y uno también para quienes ingresen a la Argentina.

Sin embargo, Chile siempre fue remiso a modificar el lugar donde funciona la Aduana de Los Libertadores (en plena montaña) y también mantuvo las exigencias estrictas en el funcionamiento del control de ingreso de mercaderías y productos por parte del Servicio Agrícola-Ganadero (SAG).

Hubo intentos de acelerar los trámites, como el sistema codo a codo y otros, pero nada cambió: en los momentos críticos, como por ejemplo en el período estival, la gente debió esperar hasta 10 o más horas para poder ingresar al vecino país.

Ahora la situación se complicará aún más. En su intento por mejorar 9 de las 29 curvas que tienen los Caracoles chilenos -un tramo de 10 kilómetros-, las autoridades de Vialidad chilena decidieron unilateralmente y sin consulta a sus pares argentinos del Comité de Fronteras, modificar el horario de subida y de bajada por la ruta internacional por un lapso de tres meses, que se inicia el 15 de diciembre, precisamente el momento en que se incrementa superlativamente el paso de argentinos -y esencialmente mendocinos- que deseen disfrutar del mar en las playas del Pacífico.

Con un aspecto no menos inquietante, como es el hecho de que los pasos alternativos son, muy lejanos, como el de El Pehuenche o el Cardenal Samoré, o prácticamente intransitables para vehículos normales, como es el de Agua Negra, en San Juan.

En razón de que la medida afecta esencialmente a los habitantes de Mendoza y de la Quinta Región de Chile, resultaría oportuno que las autoridades de uno y otro sector de la cordillera coordinen sus reclamos ante las autoridades nacionales chilenas a los efectos de solicitar que la medida se modifique o bien se postergue, para evitar lo que, a priori, se presenta como un tema que generará serios inconvenientes.

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