"Cuando un chico o una chica se encierra en su habitación con el teléfono, no sólo está entrando en su habitación. Pueden estar entrando a un cine o a un boliche. Y son lugares donde los padres no están. Hoy tenemos a padres e hijos encerrados entre cuatro paredes en aislamiento, pero los chicos pueden estar tranquilamente en España o en Estados Unidos con sus teléfonos".
Las palabras son de Hernán Navarro, presidente de la ONG Grooming Argentina, que precisamente combate este delito y concientiza sobre múltiples estrategias y cuidados para que niños y adolescentes no caigan en la red que estos delincuentes tejen en la web.
El Grooming o ciberacoso es un delito contemplado en el Código Penal que consiste en extorsionar y obligar a menores de edad a compartir fotos y otro material íntimo a cambio de que el victimario no exponga a la víctima en su intimidad.
En tiempos de aislamiento social, esta bola de nieve se torna aún más riesgosa. Porque los chicos pasan más tiempo con sus teléfonos, abstraídos del mundo real e inmersos en un mundo virtual donde no existen prácticamente los controles.
"Es difícil compararlo con algo porque nunca antes hemos estado en aislamiento. Pero en los chicos ocurre como en las situaciones de vacaciones, aunque no estoy diciendo que esto sean vacaciones. Los chicos suelen pasar más días en sus casas con un dispositivo móvil. Y eso los vuelve hipervulnerables, porque esa hiperconectividad va de la mano con la proliferación del Grooming", agregó Navarro.
El referente indicó además que este es el momento propenso para apuntar desde casa al uso de los dispositivos con normas. "El camino es el de la desintoxicación digital. Prohibir no sirve de nada. Pero limitar es una alternativa", continuó.
Falso aislamiento
El talón de Aquiles en el plano virtual, y dentro del contexto de aislamiento, tiene que ver con que en este mundo no existen controles para restringir o seguir de cerca las vinculaciones.
Aunque aún no cuentan con estadísticas certeras sobre cantidad de episodios de Grooming -pese a que ya hay condenas concretas-, desde la ONG nacional estiman que en los últimos dos años creció 200% la cantidad de episodios.
Un chico, una chica o un adolescente que se contacta con alguien desconocido por redes sociales, entran en confianza, un momento de vulnerabilidad en que la víctima comparte datos personales o hasta videos y fotos de su intimidad. A partir de allí comienza el calvario.
Este suele ser el camino de ida que los groomers hacen atravesar a sus víctimas y luego comienza la extorsión, en la que los delincuentes piden más fotos o videos a los menores con la amenaza de que si no publicarán aquellos que ya tienen. Todo un círculo tortuoso.
"El Grooming o el sexting -entre otras prácticas delictivas vinculadas a la mal llamada pornografía infantil- son la nueva modalidad de abuso sexual dentro de la infancia", agregó Navarro.
Recomendaciones
Desde la ONG advierten que lo principal dentro del núcleo familiar es identificar la hiperconectividad y acercarse, lograr una limitación en el uso de dispositivos móviles.
“Supervisar el uso de las redes sociales no es invadir la privacidad. Y el diálogo es fundamental. Tenemos que acostumbrarnos a preguntas como ‘¿qué hiciste hoy en internet?’ para hacerle a nuestros hijos”, cerró Navarro.
Pedirán endurecimiento de pena
Actualmente, el Código Penal contempla penas de entre 6 meses y 4 años de prisión para quienes sean encontrados culpables y condenados por el delito de Grooming.
No obstante, desde la ONG Grooming Argentina adelantaron que enviarán un proyecto para endurecer las penas. "No puede ser que sea un delito excarcelable; y que tenga la misma pena alguien que usó cheques falsos que una persona que le arruinó la vida a un pibe o una piba", explicó el presidente de la ONG, Hernán Navarro.