Los tiempos han cambiado y aspectos preocupantes como la inseguridad, sumados al ingreso masivo de la tecnología, han modificado las formas de vida. Los chicos de ahora, muchas veces incentivados por los padres, prefieren pasar sus vacaciones frente a la computadora, utilizando internet y las redes sociales, por sobre cualquier posibilidad de practicar algún deporte y/o mantener un contacto más fluido con sus semejantes.
Esos aspectos surgen de un estudio realizado a nivel nacional por un organismo especializado en protección de datos y contenidos informáticos, que indica que en vacaciones los chicos pasan cuarenta por ciento o más tiempo frente a la computadora, llegando a estar entre siete y ocho horas frente al equipo, mientras por otra parte se supo que más de la mitad de los chicos no practican ningún deporte fuera de la escuela y también casi la mitad no aprovechan el tiempo para lectura. Paralelamente se conoció que, entre 2007 y 2011, se incrementó un setenta por ciento la cantidad de niños que utilizan internet.
No se trata aquí de criticar la tecnología, porque al fin y al cabo es necesaria e inevitable en las épocas en que vivimos, sino de establecer una necesaria complementación entre esa variable y la necesidad de la práctica de deportes o de incrementar la sociabilidad con los otros chicos.
Más aún, inquieta la afirmación de los especialistas cuando aseguran que el exceso de exposición a la computadora e internet es un problema que “desde hace tiempo se ha familiarizado” mientras un trabajo asegura que el ochenta por ciento de los padres no tienen idea de qué hacen o ven sus hijos en internet. Por su parte, profesionales de la medicina indican que el aumento de la permanencia de los niños frente a la computadora genera problemas de sedentarismo y de aumento de peso cayendo, de hecho, en una “adicción sin sustancia”.
El tema de la inseguridad, tomado por los padres como una de las excusas para incentivar a los chicos a estar frente a la computadora puede ser real, porque en los momentos actuales la calle es peligrosa, pero también cabe la reflexión cuando las encuestas señalan que, en épocas de vacaciones, el ochenta y siete por ciento de los niños no asiste a escuelas de verano. Así entonces, aparece para el chico un mundo real, que es el que se vive fuera de las paredes de su vivienda y uno virtual, surgido de internet y las redes sociales, con lo que muchos chicos pierden el mundo real, en vez de encontrar el equilibrio entre esos mundos. Uno de los escenarios oportunos sería que si el chico pasa muchas horas de la mañana frente a la computadora, que a la tarde salga a correr o a hacer algún tipo de ejercicio.
Otro problema pasa por la dependencia que suele afectar a niños y adolescentes. Al señalar ejemplos concretos, los especialistas indican que, aún saliendo de vacaciones con sus padres y con las posibilidades que brindan la playa y el mar, muchos adolescentes buscan paradores con WI FI para continuar conectados a las redes sociales, dejando de lado toda actividad física.
Hasta no hace mucho tiempo, la principal preocupación de los especialistas se centraba en la cantidad de horas que los niños pasaban frente al televisor. Ahora esa inquietud se trasladó a lo que sucede con la permanencia frente a las computadoras.
Se ha insistido, desde los ámbitos profesionales, que son los padres los que deben tratar de encaminar a sus hijos para que modifiquen sus actitudes. No se trata de prohibir, porque también es contraproducente, pero sí de acompañarlos, controlando lo que hacen por internet e incentivándolos también a la realización de actividades físicas o a la necesaria interrelación directa con sus semejantes. Alcanzar, en definitiva, el equilibrio necesario entre el mundo real y el virtual.
