Un gol de cabeza del serbio Branislav Ivanovic a los 93’ le dio a Chelsea la Europa League, al derrotar 2-1 a un Benfica que jugó mejor, pero no tuvo acierto. En el equipo portugués jugaron Ezequiel Garay, Enzo Pérez, Nico Gaitán y Eduardo Salvio, mientras que Pablo Aimar fue suplente.
Curiosamente, el Chelsea, vigente monarca de la Liga de Campeones, será por dos días el titular de los dos principales títulos europeos y el DT español Rafael Benítez, denostado durante toda la temporada por una parte de la afición, se despedirá con otro trofeo continental en su palmarés.
Benfica fue el claro dominador durante todo el primer tiempo y, si no cristalizó su presencia en el campo rival fue porque le faltó aplomo para culminar sus numerosas llegadas al área. Ni el paraguayo Oscar Cardozo, ni Gaitán y Salvio, ni el español Rodrigo Moreno tuvieron la suficiente claridad para encontrar la meta de Petr Cech.
Al contrario, la mejor ocasión del primer tiempo fue del Chelsea; un disparo desde fuera del área de Lampard que despejó con apuros Artur a los 38 minutos. Fue, en realidad, la única que tuvo el equipo de Benítez, con Mata y Oscar desconectados y Fernando Torres, inédito.
No cambió casi nada tras el descanso. Benfica siguió desperdiciando su dominio y Chelsea dando la sensación de estar superado. Pero lo que varió fue el marcador. A la hora de juego, mientras los lisboetas se lamentaban de la enésima chance perdida -un remate de cabeza de Salvio-, Cech sacó a los 15’ con la mano hacia el centro del campo.
Ahí, con un toque sutil, Mata envió el balón a Torres y, el español, que con el balón controlado y en carrera aún es infalible; superó a Luisao y eludió al arquero Artur para adelantar a su equipo.
Pero con todo a favor, Chelsea no lo sentenció y su rival logró el empate gracias a un penal que ejecutó Cardozo a los 23’. Allí se quedó sin dueño el encuentro desde ese momento.
Cardozo puso a prueba a Cech y Lampard después envió un cañonazo al travesaño. Con el título expuesto a un único acierto, fue Ivanovic el que acertó en el último minuto del descuento. Remató de cabeza a los 48’ del segundo tiempo, convirtió al Chelsea en campeón y llevó al desconsuelo al Benfica.
Solamente uno tuvo revancha. Los Blues, que perdieron días atrás la final de la FA Cup inglesa, ante el descendido Wigan del mendocino Franco Di Santo, tuvo otra vez su momento de gloria y ahora espera, por cualquier precio, el regreso al banco del entrenador portugués José Mourinho, del Real Madrid.
Mucho más dura es la cuestión para las Águilas. Desde hace más de medio siglo que no levanta alguno los trofeos que se disputan en el Viejo Continente (Europa League, Liga de Campeones o Supercopa Europea). “Benfica no volverá a ser campeón europeo sin mí”. Con esas palabras empezó la maldición del club lisboeta, que lleva 51 años sin levantar un título continental.
El entonces DT, Bela Guttman, las pronunció luego de que el Benfica levantara su segunda Copa de Europa al hilo (1960-61 y 1961-62) al derrotar al Real Madrid. Esa vez la directiva lusa había prometido un premio para Guttman, pero no cumplió y, como venganza, el húngaro se despidió del club lanzando una maldición que mantiene al Benfica alejado de la gloria europea.
Desde aquel entonces, siete finales y todas con derrotas: cinco de Copa de Europa (Milan,1963 y 1990; Inter, 1965; Manchester United, 1968 y PSV Eindhoven, 1988) y dos de la UEFA (Anderlecht, 1983 y Chelsea, 2013).