Check In: Cécile Adam

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Último lugar que visitaste: Jericoacoara, Caera, Brasil.

¿Qué no puede faltar en tu equipaje? Mi iPhone y el cargador.

¿Matás o te matan las horas en los aeropuertos? Yo las mato sin enojo leyendo, trabajando, mirando la gente; aprecio el tiempo que tengo.

¿Ventanilla o pasillo? Pasillo.

¿Qué es lo primero que hacés cuando llegás a un nuevo lugar? Hago un paseo para orientarme donde estoy, tomo y como la especialidad del sitio.

Un sabor nuevo que hayas descubierto en un viaje. Descubierto no significa que me gustó, pero fue nuevo: leche de yegua alcoholizada en Mongolia (Ayrag) y queso seco (Aarul), no muy gourmet…

¿Cuáles son los requisitos para tus vacaciones ideales? Buenos zapatos: cool, livianos y agradable para caminar y aptos para todos los climas con un toque sexy. Todavía no encontré los ideales.

¿Cumplís con algún ritual personal cuando viajás? Reflexiono mi situación de vida, y me pongo metas para seguir.

¿Qué traés de tus viajes? Recuerdos. Inspiraciones. Fotos.

¿Qué es lo que más y lo que menos te gusta de la vida de hotel? Los desayunos si están bien hechos es lo que más me gusta. Lo que no soporto es que no esté bien limpio y si encuentro pelos ya sea en hostels u hoteles de lujos, no importa.

Una ciudad del mundo en la que vivirías: Hanoi.

Una ciudad para compras: Nueva York.

Un destino romántico: Me gusta estar con mi pareja en un chalet en las montañas donde se hacen deportes de nieve y por la noche volver a disfrutar del fuego en el hogar, bebida caliente y ver las estrellas bajo el cielo clarito.

Un sitio para visitar con amigos: Todas las partes del mundo en un barco.

Un destino que te sorprendió: Jericoacoara

Y uno que te decepcionó: San Pablo.

Un recuerdo de vacaciones: Mi viaje a Mongolia en 2003. Con un guía de 70 años de Hatgal. Hicimos junto a 3 caballos un recorrido entre cabalgata y trekking de 2 semanas en la región de Ulaan Uul, atravesando  el paso de Öliin Davaa. Fue en noviembre. Dormimos en los Ger de familias nómadas que encontramos en el camino, o en nuestra carpa (nada moderna, con hornito para calentar y cocinar en el interior). Impresionante la naturaleza, días cabalgando por bosques de alerces amarillos, por la taiga, la montaña. Había tormenta de nieve, luego sol, lluvia, también hizo frío,  y todo lo pasamos sin poder cruzar palabra, no pudimos comunicarnos  en ningún idioma. Comimos pan y chivo, tomamos té y Airag, y así, tranquilos concluimos un viaje inolvidable. Intenso de pura aventura.

El lugar al que siempre podrías volver: Chiang Mai en Tailandia.

Un destino pendiente: Muchos. Pero el próximo en mi lista es Shangai.

Tu próximo viaje: Miami, por trabajo.

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