La moneda argentina cambia. Quiero decir cambia de motivos, de todos modos sigue siendo inalcanzable en numerosos casos. Ahora se han cambiado por nuevos billetes que hacen referencia a la fauna autóctona de nuestro país. Pero todavía conviven con los anteriores, cuando se le daba trascendencia a los próceres que supimos conseguir.
Alguna vez dijimos que no sabíamos el criterio que había utilizado el Banco Central para desparramar billetes entre próceres. El billete de dos pesos, ya fuera de circulación, homenajeaba a Mitre, y está bien, dos pesos puede ser la valoración de este señor, no más.
Pero que el de Rosas valga cuatro veces más que el de San Martín aparece como algo inapropiado y más que el de Belgrano, valga diez veces menos que el de Roca. La valoración de los billetes no es lo que nos cuenta la historia.
Ahora se han cambiado por animales. Son animales autóctonos algunos en peligro de extinción.
El de 20 es el guanaco, 50 es el cóndor, el de 100 es la taruca, que es el animal menos conocidos de todos, el de 200 la ballena franca austral, el de 500 es el yaguareté, y el de 1000 el hornerito, que es el menos conocido porque se hace muy difícil conseguir uno, ni siquiera para mirarlo, poseerlo es toda una dificultad.
Los viejos, los ya gastado por tantas transacciones comerciales van a desaparecer.
Como dijimos ya el de Mitre es sólo una preocupación de los coleccionistas y ahora, a partir del 1 de febrero del 2020, saldrá de circulación el antiguo y manoseado billete de 5 pesos.
Esto produce algo de dolor en los mendocinos, porque era el único billete que se acordaba de nosotros. Es decir tenía en cuenta la hazaña del Libertador, pero mostraba en su reverso el Monumento al Ejército de los Andes en el Cerro de la Gloria.
Era el billete más nuestro que existía entre los varios que andaban circulando por todo el país.
Está bien que le demos importancia a animales que corren peligro, para incorporarlos a nuestro pensamiento y hacer que cuidemos de ellos. Los nuevos proponen en su reverso paisajes propios de esos animales, su hábitat, su lugar de expansión y la verdad es que son gratos de ver.
A nosotros, en la repartija nos tocaría el cóndor, que con sus 50 pesos va a ser uno de los más utilizados en el futuro. Se deprecia tan rápidamente nuestra moneda que lo que era un toco de guita ayer hoy es solo un papelito impreso con un bicho. Así estamos.
El cóndor es un animal de nuestra zona y en su parte posterior muestra paisajes parecidos a nuestra cordillera. Sería lo más próximos que estaríamos al mundo de la guita. Pero ese paisaje también puede ser de Neuquén, de San Juan, de la Rioja, entre otros lugares. No nos identifica plenamente.
Es buen criterio, porque el visitante que llega a nuestro país tiene en los billetes su primer folletín turístico, menudo pero folletín al fin y bien podría ser que quisiera visitar el lugar adonde vive el yaguareté, o donde mora la taruca. Es una pequeña muestra de todo lo que tiene para ofrecer como paisajes nuestro país.
Pero duele que el gran general desaparezca de los billetes, que Mendoza pierda presencia en la guita argentina.
Tal vez, hubiera sido propicio, para incentivar el turismo en nuestra zona que en vez del cóndor hubieran puesto un pericote.