Hay una expresión muy popular que señala que "éramos pocos y parió la abuela", con el aproximado significado de que si ya había suficientes cosas que funcionaban mal, se le agrega otra peor.
Traemos a cuento ese dicho por el problema de la contaminación ambiental, sobre el que siempre insistimos, y que ahora -en rigor, desde hace años-, se agrava por la existencia de los insumos informáticos que se desechan y pasan a integrar la voluminosa cantidad de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, también conocidos por la sigla RAEEs.
De acuerdo a lo publicado por este diario el 22 de octubre pasado, los mendocinos generamos en promedio cuatro kilos de basura electrónica por año. Es un valor muy alto de chatarra que se añade a otros residuos que vemos depositados en la vía pública, dañando cauces de agua, espacios verdes y malogrando la vista de lugares al aire libre, especialmente donde hay reuniones multitudinarias.
Hay una sola empresa en el medio -Reciclarg- que somete a estos artículos a un determinado proceso de recuperación o que impide la contaminación.
Pero, desafortunadamente, es la única compañía en la provincia para realizar el tratamiento y disposición final de los materiales inservibles de este origen y no da abasto en su cometido, recolectando 1% de lo que se genera en la provincia. El resto va a parar a la calle, los vertederos, o queda ocupando ambientes de manera innecesaria.
El año pasado esta compañía retiró de circulación y le dio buen destino a alrededor de 90.000 kilos de RAEEs, cantidad que trepa a 220.000 kilos desde que empezó a funcionar el emprendimiento.
El problema con los televisores, monitores, unidades de procesamiento central (conocidas por las siglas CPU), tablets, discos rígidos y celulares, es que si son guardados o depositados en lugares no adecuados, pueden ser agentes de contaminación muy activa al generar desprendimientos de metales pesados que van a parar a la tierra o al agua.
Por suerte, varias municipalidades -podemos citar concretamente las de Capital, Godoy Cruz y Luján de Cuyo- realizan campañas periódicas de recolección de chatarra informática.
La comuna capitalina realizó una colecta interna de residuos eléctricos y electrónicos y, en 48 horas, se juntaron casi 600 kilos de este tipo de basura. Y también, con cierta periodicidad, extiende esa "limpieza" a sitios de gran concentración de personas, como el Parque Central.
Godoy Cruz reactualizó el tema en un reciente encuentro de ciudades conectadas, que se desarrolló en el Parque TIC de su jurisdicción, donde se analizó el avance de la tecnología en nuestro medio, aplicada a la gestión pública en beneficio del vecino y haciendo énfasis en el cuidado del medio ambiente.
De contarse con más municipios aplicados a esta acción de protección, con el refuerzo de un programa provincial al respecto, se podría comenzar a revertir esta delicadísima complicación de los tiempos modernos.
Luego deberá esperarse la colaboración del ciudadano en no tirar a la vía pública estos deshechos electrónicos, reconociendo desde ya el inconveniente que significa acopiarla en el hogar.
Por eso cuantas más municipalidades anexen a sus prestaciones servicios de recuperación de este tipo, tarea que, obviamente, es difícil, complicada y onerosa, se estaría dando un paso en la protección del aire, el agua y el suelo.
Asimismo, está pendiente de solución el programa de pilas y baterías, que está parado desde hace unos cuatro años.
Los municipios piden instrucciones a la Secretaría de Ambiente, pero por el momento el tema está en vía muerta. La idea que alguna vez se barajó es mandarlas fuera del país, pero los costos eran altísimos.
Entonces, falta un método efectivo, menos oneroso y práctico para la disposición final a nivel local de estos implementos.