Charlize Theron, la hermosa actriz sudafricana, comenzó su carrera a los 16 años cuando ganó un contrato como modelo. Estuvo un año trabajando en Italia, y después se mudó a los Estados Unidos junto a su madre. Quería ser bailarina, pero una lesión en sus rodillas acabó con su sueño a los 19 años. En vez de retornar a su país decidió probar suerte en la industria del cine. Comenzó con pequeños papeles hasta que su rol como la esposa de Keanu Reeves en “El Abogado del Diablo” (Devil's Advocate, 1997) la puso en primera plana. Seis años después ganaría el Oscar por “Monster: Asesina en Serie” (Monster, 2003) y de ahí en adelante nunca más se bajaría del podio de las actrices más talentosas y requeridas del Séptimo Arte.
-Cuando hablaste por primera vez con el director George Miller sobre la película, ¿qué te atrajo del proyecto y qué te llamó la atención de Furiosa, tu personaje?
-Todo el asunto era bastante secreto. Había un guión, que en realidad era un storyboard largo. George y yo tuvimos varias conversaciones y me comunicó lo que quería hacer con Furiosa. Me presentó una gran historia de fondo, y lo que él quería hacer con la película. Cada vez que hacés un film con alguien, llega este momento en el que tenés que arriesgarte y tirarte del puente con esa persona. En este caso, siento que lo hicimos con los ojos vendados porque había muy poca información. Lo único que sabíamos es que teníamos a George como director, que es, pienso, la razón por la cual todos firmamos los contratos. Para mí lo que pasó con Furiosa fue que estaba la semilla de su personaje -realmente muy pensado-, pero las escenas se fueron desarrollando continuamente a través de los años, a medida que este proyecto se armó. Y creo que todo sucedió por una razón porque terminamos con un personaje que me pareció que era muy singular y brutalmente honesto. Para mí fue muy interesante jugar en este mundo, en un género donde se celebran las fallas de un personaje.
-Una vez que te envolviste con el personaje, ¿sentiste que te pertenecía? ¿George agradeció tu colaboración?
-Sí. Creo que me pertenecía porque George me permitió tener la propiedad. Como actor, no podés tomarlo directamente. Le corresponde al realizador invitarte a eso, y George es absolutamente fantástico y te alienta a que colabores. Me parece que él quería eso para todos nosotros. Para mí, como actriz, siempre es muy importante. Él ama a los actores y todo el proceso. Pasamos mucho tiempo uno con el otro, o con el grupo, hablando. Podés ver en sus ojos cuando algo le interesa. Toma mucho de eso, y es muy agradable trabajar con un director que valora a los actores de esa manera.
-¿Podés hablar acerca de quién es Furiosa, dónde comienza, y tus pensamientos sobre el camino que toma en el film?
-Cuando ves la película, entendés ciertas cosas acerca de ella. Pero el film es bastante disperso, y ahí radica su belleza porque ella es un enigma. Furiosa comienza la película revolucionada, ayudando o secuestrando -no estamos muy seguros- a las novias de un dictador, Immortal Joe. Básicamente huye en uno de los camiones, y no se sabe muy bien si estas niñas pueden confiar en ella, o lo que está planeando hacer con estas mujeres. Se nota que se fija mucho en estos “chicos de la guerra” que la persiguen, y que le falta un brazo y en su reemplazo tiene uno mecánico. Luce como un hombre pero no lo es. Se puede decir que hay una mirada de venganza desesperada en su rostro. Y todo eso me encantó. Su viaje comienza de esa manera, y luego, obviamente, se descarrila cuando se encuentra con Max. De repente es como que él la capta, así como también él es captado por ella. Están, de alguna manera, un poco pegados entre sí en este viaje para encontrar esperanza; un camino de esperanza en un lugar en donde realmente no la hay. Furiosa es una clase de sobreviviente astuta; eso es lo que siempre ha sido. Creo que vivió una vida esperando el momento perfecto para tomar su venganza. Y sé que -porque George me lo dijo- fue secuestrada para realizar ciertas tareas que no podía hacer, y por lo tanto se la descartó de una manera terrible. No vemos nada de eso en la película, pero creo que trae mucho de esa emoción con ella -de ser robada y luego descartada-. Emocionalmente hablando, está tratando de encontrar una manera de rectificar eso en su ser.
-Las nuevas generaciones van a conocer por primera vez a Mad Max, interpretado por Tom Hardy. ¿Podés decir qué tal fue trabajar con él y qué le aportó a su papel?
-Me parece genial, porque recuerdo que mis padres eran grandes fans de la película original, que conocí gracias a ellos. Definitivamente hay una nueva generación de personas que ni siquiera saben lo que es Mad Max. Y esa es la belleza de “Furia en el Camino”. Es una película independiente, pero tiene elementos que definitivamente se conectan con los films anteriores. Hay pequeñas joyas, si conocés esas películas, pero no es fundamental para el film que las conozcas. El que vio esos largometrajes, sabe lo que Mel Gibson le aportó a Mad Max. George fue muy inteligente en conseguir que Tom reinvente a este gran, este icónico personaje. Tom no sigue las reglas del juego y me parece que se necesitaba eso para crear algo nuevo. Fue muy valiente de su parte ponerse en los zapatos de un actor como Mel Gibson. Se necesita un actor valiente y con mucho coraje para que aporte sus propias ideas y, al mismo tiempo, ser respetuoso con el que crearon George y Mel en ese entonces. Mantenerse en el estado emocional, que es muy similar. Tom Hardy creó algo que está a la altura de una nueva película de Mad Max.
-¿Cómo fue la experiencia de filmar en los desiertos de Namibia y conducir en las escenas de acción?
-Física y logísticamente fue la película más difícil que hice. Se puede soportar cualquier cosa durante cuatro meses, lo cual es el tiempo normal para rodar un largometraje. Y rodamos, ¿seis, siete meses? La mayor parte de la película se rodó en Namibia. Realmente estábamos en el medio de la nada. El proceso de hacer esta película también fue muy inusual. No creo que ninguno de nosotros, como actores, haya experimentado alguna vez un proceso como éste -sin tener un guión, sin tener números de escena-. Estuvimos viviendo en este mundo todo el tiempo en el que rodamos, durante 130 días. Por lo tanto, a veces fue agotador. Por todo lo que nos faltó en el diálogo, lo compensamos con el contacto físico, la fuerza bruta y estando en el desierto. Hubo un aspecto físico de este personaje que tenía que mantener: la fuerza del cuerpo y la apariencia física. Eso fue difícil, ya que no fue fácil mantenerlo para mi cuerpo de mujer. Se suponía que íbamos a filmar esta película hace tres años, y era el momento perfecto en mi vida. Quería salir y simplemente vivir por mí misma en una tienda de campaña en medio de un desierto. Pero entonces, para el momento en el que hicimos la película, mi vida había cambiado un poco. Acababa de ser mamá, y tenía diferentes responsabilidades. Así que, mentalmente, fue un poco difícil para mí para tener mi cabeza puesta en el largometraje. Para mí todo eso ayudó a la película. Estar en ese camino y el miedo que todos sentimos como actores -el no necesariamente saber lo que se exigía de nosotros todos los días- nos ayudó a crear a estos personajes. Todo lo relacionado con esta película fue establecido por el miedo. Todas estas personas son impulsadas por el miedo y el no saber. Y encontré mi propia ser mientras filmaba. Eso fue una extraña correlación, que me alegró terminar después de ocho meses, para ser honestos. Era muy difícil.
-¿Hay un momento que recuerdes que fue intenso para rodar o que te sacó el aliento?
-Hay muchos de ellos. Estábamos rodando con estas unidades de dobles de riesgo, y era bastante increíble lo que hacían. Como actor, te preparás para estas cosas que tenés que hacer, y para mí hubo momentos increíbles cuando ves lo que los dobles están haciendo alrededor tuyo y para lo que no estás preparado (el trabajo con cables y poleas que realizan en las secuencias de lucha). Llegar a hacer eso mientras estabas conduciendo, y tener gente cayendo dentro y fuera de la camioneta mientras se desarrolla la escena de acción… Fue increíble. O ver explosiones reales, mientras estás haciendo una secuencia de pelea. Te das cuenta de que estás realmente en otro mundo. No hay CGI. No hay pantalla verde. Esto es, en realidad, un director que te da la oportunidad de integrarte en este mundo. Y, como actor, eso es un gran regalo. Había muchas ganas de todos de empujar esta película, y para nosotros, en un nivel físico, lo hicimos todos los días. Hay una escena en la que estamos conduciendo y tengo que sostener a Tom cuando está cayendo fuera del camión. Debido al brazo mecánico de mi personaje estaba pegado a él con un alambre, pero se cayó un poco así que tuve que sacar mi cuerpo fuera de la ventana. Creo que estaba preparada para todas estas cosas, pero mientras lo hacía, fue un poco complicado.
-¿Qué creés que el público puede esperar cuando vea la película y qué esperás que saquen de ella?
-Espero que la película le hable a la audiencia en términos individuales. A mí como espectadora me encanta eso de los films. Así que decir lo que espero que se lleven, es como matar la magia de por qué creo que hacemos películas. Nos sentamos en una habitación oscura y una historia nos lleva a alguna parte, o nos hace algo -nos mueve, nos hace enojar, nos hace reír-. Y luego nos vamos y podemos tener desacuerdos al respecto. Creo que esa es la belleza de una película.