Será recordado por canciones como "Venecia sin ti" o "La boheme", entre cientos de éxitos. Será recordado por más de medio centenar de filmes (entre ellos "Disparen sobre el pianista", de François Truffaut).
Será recordado porque atravesó con su voz la segunda mitad del siglo XX y llegó hasta ayer como solo sabía hacer él, honesto con su vocación de cantar: llegó cantando a su final.
Charles Aznavour falleció ayer a los 94 años. Se vistió de luto el mundo de la música y, especialmente, su país, donde además encarnaba una tradición.
Una intensa vida
De origen armenio, pero nacido en París el 22 de mayo de 1924 como Shahnourh Varinag Aznavourian Baghdassarian, fue conocido en todo el mundo como el embajador de la canción francesa y considerado como el que más trascendencia tuvo en todo el mundo, donde actuó hasta último momento.
Si bien parece ser una leyenda urbana, a él se le atribuye la frase "el show debe continuar", y así lo hizo desde el año 1933, cuando con su hermana Aída subió por primera vez a un escenario, y en particular una década después cuando se cruzó con Pierre Roche y juntos comenzaron a componer canciones como "J'ai bu", que luego de finalizar la Segunda Guerra Mundial, se alzó con el Grand Prix.
Aznavour escribió notables canciones para artistas que hoy, mirando hacia atrás, parecen venidos desde un tiempo de leyenda: Edith Piaf, Juliette Greco y Edith Constantine. Comenzada la década del 50, en el famoso teatro Olympia, presentó "Sur ma Vie", a la que siguieron las emocionantes "Tu t'laisses Allier" y "La mamma" entre muchas más, con las que logró una gran empatía con la gente común, sacando provecho de su voz y de su look tan singular.
Los números de su trayectoria sorprenden aún hoy: compuso alrededor de 800 canciones, grabadas en más de 1000 versiones en inglés, alemán y español, y vendió más de 100 millones de discos.
Sus giras por las grandes capitales se repitieron sin cesar, abarcando más de medio siglo, y que incluyeron en varias oportunidades a Buenos Aires, recordándose en particular las presentaciones que tuvo en los Estados Unidos, donde en 1994 grabó junto a Frank Sinatra una memorable versión de "You Make Me Feel So Young".
En 2002 Aznavour participó de una nueva entrega de esa serie dedicada a dúos, en este caso con el cubano Compay Segundo y en 2009, al mismo tiempo que era embajador de Armenia en Suiza, lo hizo con otras grandes figuras como Liza Minnelli, Elton John, Sting, Josh Groban, Plácido Domingo y Laura Pausini, incluso compartiendo micrófono virtual, producto de un ensamble digital, con la legendaria Edith Piaf, quien era su amiga.
Sin lugar a dudas, además de un cantante insuperable, Aznavour tuvo numerosas participaciones en el cine, que empezaron en 1936. Destacan "Los desaparecidos de Saint Agil" (1938), "Los buscas" (1959) y al llegar 1960 se lo vio en un pequeño papel de "El testamento de Orfeo", de Jean Cocteau. Aunque fue bajo el ala de la Nouvelle Vague, con "Disparen sobre el pianista" de Truffaut, que logró ese sueño.
En cuanto a su vida privada Aznavour tuvo tres matrimonios y seis hijos, tres de ellos con la última de sus esposas, Ulla Thorsell.
Las despedidas
Durante el día de ayer, las redes sociales se vistieron de negro y fueron muchos los artistas que manifestaron su dolor: Nacha Guevara, Julio Iglesias, Pablo Alborán, Alejandro Sanz, David Bisbal, Antonio Banderas, Raphael, entre muchos otros.
En Argentina, fue un personaje que permeó hacia la popularidad. Se lo consideraba un mito viviente, y es recordada la entrevista que dio en el living de Susana Giménez en 2014, donde ella le confesó su absoluta admiración.
Sin embargo, es otro el argentino que podría considerarse no solo un amigo, sino también un sucesor entre las pampas: Jairo. Fue larga la amistad que los unió, e incluso cantaron juntos muchas veces. "Para mí era como tocar el cielo con las manos, como ver un monumento, era un referente muy fuerte al que admiraba muchísimo. Una especie de semidiós", dijo alguna vez.
Y ayer, compungido, lo despidió oficialmente en su cuenta de Twitter: “Enorme tristeza.
Parecía inmortal. La última vez me dijo que ya tenía pensado su epitafio: "Aquí yace el hombre más viejo del cementerio". En todo caso, hoy recibe el más talentoso. Au-revoir Maestro".