La mayoría de los artistas o bandas tienen su momento de explosión. Después de remar desde abajo para llegar a ser los más escuchados, la marea se calma y lo que queda en el tiempo son las canciones. Lejos de la fama y la vorágine, la música se apodera del público, y de allí nace el fenómeno.
Catalogarlos como la banda del momento, es cosa del pasado para Tan Biónica. Luego de la explosión con “Obsesionario”, el año pasado lanzaron su cuarto disco “Destinología” donde reforzaron su estilo electro pop, y se afianzaron a nivel nacional e internacional.
Un premio Gardel, nominaciones a los premio Grammy Latino y disco de platino en venta confirman el éxito de la placa, cuyo tour culminará el sábado 8 de noviembre en el Stadium Arena Maipú.
Y con su personalidad descontracturada, y siempre mostrando sus costado sentimental y ganador, su líder Chano Moreno Charpertier se convirtió en una estrella musical. Y para saber sobrellevar la convulsión que genera la popularidad, para el cantante, nada mejor que la terapia.
“Estaba hablando con mi terapeuta, es el tipo que me hacer ver las cosas de manera diferente. Hace unos años que hago terapia, pero ahora di con un terapeuta que se lo robé a Tan Biónica.
En realidad íbamos a hacer terapia grupal con el manager, y un día lo llamé yo y me empezó a atender a mí. Así que ahora no puede ser el terapeuta de todos”, dice entre risas pícaras al teléfono desde su casa cerca de la localidad de Pilar.
-¿Y por qué pensaron en hacer terapia grupal?
-Porque pienso que es mejor en los buenos y los malos momentos. Es algo fundamental, porque sino no se explica que un grupo de cinco personas pueda convivir con todo lo que nos pasa, vivimos viajando.
Y la vida sigue, algunos se casan, se te mueren los familiares; pasa de todo, y a veces el que tenés al lado es un compañero de banda. Aunque nos llevamos bien, creo que la terapia hay que elegirla en el momento en que uno está bien para prevenir. Son como las abdominales, si las haces todos los días vas a estar mejor.
Hace unos meses la vida de Chano es una mezcla de ritmos. Eligió vivir afuera de la ciudad, en un lugar donde tiene a dos kilómetros un kiosco, para dejar descansar su mente y darse un espacio lejos de asedio de la gente.
-Ustedes prefieren la fama antes que el anonimato, ¿cómo lo transitás?
-Bien, es lo que siempre quise para mi vida. Yo no me imaginé de otra manera. La fama es directamente proporcional a lo que se escucha en las canciones.
Aparte la fama de un artista es una fama buena, no como la de un político que tiene que atender reclamos. Nosotros atendemos reclamos sentimentales, la gente tiene otro filling con nosotros, te agradecen, te dicen que las canciones los ayudaron.
Yo de eso no me puedo quejar, yo me sentía mal cuando íbamos a una ciudad y no nos conocía nadie. Y ahora es el otro extremo, no podemos salir del hotel, o yo al menos. Es la vida, que es bizarra.
-¿Y no te incomoda el tema de la popularidad en la calle?
-No, igual me fui a vivir al campo para estar un poco más tranquilo. A unos kilómetros de Pilar. Tengo una vida un poco más lenta, eso es lo que estaba buscando. Para mí, igual no está mal esa vida alocada de la ciudad, yo también soy parte de eso.
Eso sucede porque sabemos que vamos a morir, entonces estamos apurados. Y uno trata de no dejar pasar las oportunidades.
-Como sucedió en los '80 con Sumo o Soda que marcaron una generación, ¿crees que Tan Biónica es parte del momento y el público adolescente que los sigue?
-No sé, yo nunca vi una foto de un recital de Sumo explotar de gente. Conozco un montón de gente que dice haber ido a Cemento a verlos y ahí entraban 500 personas. Eso es un poco de mitología. No somos parte del momento, porque primero salió “Ella” y fue el tema del verano. Ahí yo podía pensar que era cosa del momento.
Después sonó “Beatifull”, de hecho una canción con la que no estábamos muy conformes. Después “Loca”, “Ciudad mágica”, los temas de las novelas. Entonces eso me fue confirmando que teníamos un lugar. Que no me asegura nada, ni siquiera la felicidad, pero lo hicimos bien. Te puede gustar o no, pero no hay otro grupo que suene de esa manera.
-¿Y como recibís las críticas del público y los colegas?
-Yo veo que hay muchos colegas que no se los critica, pero después tocan para 80 personas. La gente no los elige. Seguramente si yo me pongo a imitar a Mick Jagger no me van a criticar, pero no era eso lo que queríamos hacer. Acá hemos bancado a gente que imita a los Rolling, entonces yo quería buscar un sonido diferente a todos.
No digo que sea bueno para todos, pero es distinto. Tomamos un lugar que estaba bacante, porque no había un grupo así en la Argentina y tomamos otra actitud en todas las cosas.
Encima esos músicos que imitan a Jagger le dan solo una nota a Pergolini bajo cien condiciones. Pero en algún punto se los banca. Entonces el que hace se equivoca, y cuando uno habla y se expone corre sus riesgos, y nosotros decidimos tomarlos.
-¿Te sentís un showman cuando estás arriba del escenario?
-Yo hago lo que puedo y a veces me siento un payaso, como todo el mundo. Por eso la música en vivo tiene una magia irrepetible, y se valora el show.
Yo me acuerdo que en el show que dimos en Godoy Cruz me sentía bien, y el día anterior, que tocamos en Rosario en el Monumento a la Bandera ante 60 mil personas, justo me estaba peleando con mi ex novia y no estaba al cien por cien.
-Está primero el hombre antes que el músico…
-Claro, yo soy muy sensible como para ser muy técnico en el escenario. Yo prefiero estar con la gente, correr, antes que afinar la nota perfecta. Me dejo llevar por las emociones.
-¿Qué música escuchas?
-Me gusta todo, no tengo una moral en la música. Y en este país es muy marcado eso, como que da vergüenza escuchar ciertas cosas, y en ese sentido están muy equivocados.
La música es una expresión de libertad. Yo creo que el pop y el rock se definen por la corbata que tenés puesta. Tocás con remera o tocas con corbata. Yo escucho de todo; a mí la “La ventanita” me parece una canción buenísima, y no creo que esté tan equivocado. La siguen pasando en los casamientos y en la radio.
Bambi Moreno Charpentier, Chano, Diego Lichtenstein y Sebastián Seoane llevan dos años de pura intensidad. La gira por toda la Argentina y Latinoamérica se sumó a la cocina de un nuevo disco, que aún no revelaron el nombre, pero el primer corte de difusión saldrá la semana próxima.
-¿Cómo va el nuevo disco?
-Ya está bastante avanzado. De hecho sale un adelanto el 4 de noviembre, antes del show en Mendoza. Es muy diferente, no sé bien describir la música que salió.
El sonido y las letras son diferentes. Si se puede trazar un paralelismo entre “Ciudad mágica” y “Hola mi vida”, el tema que vamos a lanzar. Pero el resto del disco es totalmente distinto. Yo compuse las letras y la mitad de la música. El resto lo hizo mi hermano.
-¿Tienen programado alguna cortina musical para otra tira?
-Por ahora no. Nunca lo tuvimos programado. Hicimos “Graduados” y “Mis amigos de siempre”. Y la de “Viudas e hijas del rock and roll” salió de casualidad. Estaba hablando por WhatsApp con Sebastián Ortega y me dijo que no tenía el tema, y yo estaba tocando el piano y le mande un video con una melodía, y le gusto. Así que ahí quedó.
Justo ya conocía el guión por Celeste (Cid), y como con Sebastián somos amigos y vemos las mismas series, nos gusta “Mad men” o “Six feet under”, hay una gran relación, entonces fue de onda porque yo no tenía pensado hacer otra cortina.
-¿Cuál es tu visión de la actualidad del rock y el pop nacional?
-Por ejemplo, el 4 de noviembre vamos a sacar una canción en simultáneo para todo Latinoamérica, y eso no pasa desde Soda Stereo. Yo creo que hay una parte que quedó enganchada con la tribuna, y la respeto. Como “hacer el aguante”, y ser el barra brava del partido. Yo creo que el show está del otro lado, es como yo veo la música.
Entonces eso se puede sacar para afuera, ir a Chile o a México. Nosotros queremos poner la música argentina en el mundo. Seguramente mucha gente se va a ofender, pero es la realidad. Hay artistas que acá funcionan y en el exterior no los conoce nadie.
Y también es difícil meter cien mil personas aquí, y tocar en Chile para cuatrocientas. Nadie quiere eso, somos todos sensibles. Uno se acostumbra a jugar el partido cuando está ganado 3 a 0. Pero cuando salís de abajo, aprendes otras cosas, a conectarte con la humildad y ganarte el aplauso.
Chano, a corazón abierto
Más allá de ser la voz de Tan Biónica, Chano tiene en sus espaldas la fama de galán empedernido. El año pasado fue noticia por su romance con la actriz Celeste Cid, cuya relación y convivencia terminó en mayo pasado después de un año y medio de noviazgo.
-¿Estás enamorado?
-Estoy bien, no tengo ninguna señorita que me provoque ese efecto raro que me provoca el amor. Pero tengo buenas compañeras. A mí me gusta cualquiera, como sé que me voy a morir, me agarro la primera que puedo (se ríe). No me enganché con ninguna chica, me hubiera gustado, y eso que trato de forzar esa situación.
Pero el amor tiene esa cosa particular, que a veces te cierra todo y después te das cuenta que no pasaba nada. Sabina tiene razón, el amor es física y química. Me pasó que no quería dejar a una persona, porque pensaba que era perfecta para mí, aunque sabía que no estaba enamorado.
-¿Te cuesta terminar relaciones?
-Es lo que más me cuesta en la vida. Me cuesta terminar relaciones, como si yo fuera importante para la otra persona. Eso es tan egocéntrico. A veces creés que esa persona no puede estar sin vos, cuando lo mejor que le puede pasar es encontrar a alguien que la quiera de verdad.
-¿Te consideras un hombre difícil de llevar?
-No. Yo soy humilde para eso. Me pasa como a los locos, y a las mujeres le gustan los locos. Vivo como pasiones semanales que se acaban con el fin de semana. Salgo de gira y se me acaba el amor.
La ficha
Tan Biónica "Tour Destinológico"
Día y hora: sábado 8 de noviembre a las 22.
Lugar: Stadium Arena Maipú.
Entradas: $150 a $400 (plateas), $200 (campo), $550 (espacio destinológico),$600 (palco) y $1250 (Soundcheck pack). En Tarjeta Nevada (sucursal Las Heras 419 y en Maipú), Alpaca (complejo Arena Maipú), Urban (Peatonal Sarmiento 111 y sucursal Tunuyán) y Chamu (San Martín).