En el corolario de sitios nacionales imperdibles El Chaltén tiene su lugar. En medio del Parque Nacional Los Glaciares está la localidad más joven del país, fue fundada en 1985 cuando la Argentina disputaba con Chile cuestiones geopolíticas.
El atractivo aquí no es solamente la naturaleza y su encantador poblado sino la inmensa cantidad de alternativas para disfrutarlos. Pintorescos alojamientos, bares, casas de souvenirs y restaurantes se mezclan con las sobrias construcciones estatales de frontera a pies del cerro Fitz Roy. Su escasa población se esmera en atender al visitante, guiarlo y contarle las peripecias de sobrevivir en el gélido ambiente cordillerano cada invierno.
Por eso hay que apurarse y antes de que llegue la época helada aprovechar para disfrutar del numeroso entramado de senderos que se abren en todas direcciones hacia glaciares y bosques de lengas recorriendo márgenes de ríos e inmensos lagos pasando por miradores soñados.
No hay que olvidar que el pueblo está en el parque nacional cuya característica, además de ser Patrimonio Mundial de la Humanidad desde 1981 es que el hielo ocupa casi la mitad del parque y se encuentra a una altitud accesible para que el turista lo disfrute de diversas maneras.
Para ser más claros hay que decir que el Campo de Hielo Patagónico Sur -el manto de hielo más grande del hemisferio Sur después de la Antártida- tienen su origen a solo 1500 msnm de altitud y descienden hasta los 200 msnm, permitiendo un acceso y visualización única en el mundo, este es el gran tesoro.
Lo importante es que las sendas desde el Chaltén están muy bien señalizadas tanto dentro del Parque Nacional como en terrenos de propiedad privada por ello la elección del camino propio depende de la condición física y del tiempo disponible.
Cabe señalar que es imprescindible antes de cualquier salida chequear el clima porque las imprevistas inclemencias patagónicas pueden obstaculizar el trekking. Las agencias locales disponen de tours a caballo, otros hacia el Glaciar Viedma con navegación y obvio trekking en su lomo; navegación en el lago Del Desierto desde la Punta Sur hasta la Punta Norte, desde donde se pueden realizar varias caminatas; visita al Bosque Petrificado La Leona, entre otros.
También hay expediciones 4x4 por el bosque, pesca de trucha y cabalgatas, mountain bike y safaris fotográficos. Por supuesto escalar el gigante rocoso es meta de los aventureros avezados. Los 3.405 metros del Fitz Roy son un verdadero desafío para expertos quienes ansían tocar el humo de las alturas. Es que los Tehuelches denominaban Chaltén al cerro, su significado es montaña humeante debido a las nubes que generalmente esconden la cima.
A la hora de reponer fuerzas los restaurantes sirven las exquisiteces típicas de la zona. Soberbios manjares donde los protagonistas son los hongos del bosque, las carnes de caza ahumadas y la parrilla a leña. Por su parte a la hora de beber la cerveza artesanal fabricada con el cuidado y la dedicación que solo un lugar como este puede inspirar. Eso hace que aquí todo lo hecho por la mano del hombre luzca y sepa fantástico.
Algunos trekking para elegir
MIRADOR CASCADA MARGARITA es uno de los trayectos más sencillos con 40 minutos de duración caminando entre ñires contorneando el río Fitz Roy mientras se gana altura. El mirador ofrece una panorámica del valle y de los montes destacados de este sector de la cordillera.
LAGUNA TORRE. El camino ingresa al valle del río Fitz Roy hasta su origen. A sólo 15 minutos de iniciada la caminata, ya se accede a un primer mirador ubicado en una garganta que ofrece la panorámica de los cerros Solo, cordón Adela, cerro Torre y el Monte Fitz Roy. Del otro lado del río se ubica la cascada Margarita. Continua por más de una hora y el camino cruza el campamento base De Agostini donde es posible pernoctar, y 15 minutos después concluye en la laguna Torre. Es fascinante llegar hasta allí pues en las orillas hay cuantiosos témpanos que se desprenden del glaciar Grande.
PIEDRA DE FRAILE. Se puede ir desde el pueblo, cruzando el puente para internarse en un bosque de lengas. Se avanza a la vera del río Eléctrico hasta el campamento.
GLACIAR HUEMUL. Desde la margen sur de la laguna del Desierto se sigue una senda que remonta un arroyo. Se recorren tres kilómetros por un bosque de lengas y se bordea una laguna interior de un verde impactante. Vistas panorámicas del valle del lago y del Fitz Roy.
LAGUNA DEL TORO A PASO DEL VIENTO. Este recorrido es de dificultad alta, es un trayecto exigente que requiere provisiones e indumentaria adecuada. El sendero comienza en las instalaciones del Centro de Visitantes del Parque Nacional Los Glaciares, justo antes de llegar a El Chaltén. El camino está muy bien señalizado y transita junto a un arroyo que conduce a un bello bosque y de a poco se va ascendiendo.
Son impactantes los claros en la espesura que dejan ver el cielo y los cerros circundantes. Tras cruzar el mallín se visualiza el lago Viedma, la senda continua por un bosquecito achaparrado pues la altura sobre el nivel del mar cambió. El mirador del río Túnel, permite una postal del cerro Huemul y para los que tengan como meta el Paso del Viento lo verán al Oeste. Ahora todo es subida hacia la laguna Toro y su refugio, el paraje es increíble.
REFUGIO PASO DEL VIENTO. Si se desea seguir una jornada más, serán 9 horas de caminata desde el punto anterior. Se bordea la laguna Toro por su margen Norte hasta su extremo oeste, donde desemboca el río Túnel. El paisaje es gélido y a poco se ven las morenas muy jóvenes del glaciar Túnel inferior. Hay que extremar los cuidados pues hay piedras sueltas más hielo de glaciar muerto. Se aborda la zona glaciaria siempre en dirección Oeste y una vez en terreno firme la subida se extrema.
Tras dos horas se arriba al Paso del Viento. Después de todas las fotos obligadas la caminata debe seguir pero esta vez en descenso -pronunciado por cierto- hasta las proximidades de la laguna Ferrari, que también merece un desvío para conocerla. Luego ya en pendiente suave sobre la ladera del Huemul se accede en más o menos dos horas más de trekking al Refugio Paso del Viento donde es posible dormir o acampar, y tomar algo caliente, el premio merecido para dos jornadas de aventura.