Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com
Hubo plenario “unificador” pero, como no concurrieron todos y hubo muchos ausentes, continuarán existiendo dos centrales obreras en la provincia. Una, encabezada por el titular de la Unión Obrera Metalúrgica, Luis Márquez, “bendecida” por la conducción nacional de la CGT, y la restante sin una cabeza visible por el momento, porque tanto Jorge Córdova (petroleros) como Rodolfo Calcagni (micros y ómnibus) renunciaron en su momento a las respectivas conducciones para dejar la puerta abierta a la elección de una conducción definitiva. De todos modos, y si nos atenemos a la similitud de planteos, podría deducirse que Córdova y Calcagni podrían continuar trabajando juntos.
Explicar lo que está sucediendo con el movimiento obrero local resulta difícil porque se mezclan aspectos gremiales con los políticos.
Sucede que hace más de un año dos de los sectores que se encontraban divididos comenzaron a trabajar en la búsqueda de la unificación.
Eran los encabezados por Calcagni y Córdova, y las reuniones se realizaron en el salón Báltico, sede de Estaciones de Servicios y también en el cámping que ATSA posee en El Challao. En ese esquema, el metalúrgico Luis Márquez tenía activa participación, en razón de que era el secretario adjunto del sector que conducía Calcagni. Los dos sectores, especialmente el de Córdova, mantuvieron severas diferencias con el Gobierno local en las dos últimas gestiones, las de Celso Jaque y la de Francisco Pérez.
Por fuera de esas estructuras se movía un grupo de sindicatos, encabezados por Aguas Gaseosas y Ferroviarios que, al decir de algunos dirigentes, habían trabajado apoyando la gestión de Francisco Pérez y con posterioridad alineados con el kirchnerismo a nivel nacional.
También planteaban la unidad y reclamaban lugares de privilegio en base a -según ellos- los números de gremios que los acompañaban.
Los acuerdos que se habían alcanzado determinaron que se pidiera el 14 de noviembre como fecha de realización del plenario, pero como no había unidad total, en el orden nacional se dispuso, según se indicó, que el plenario se realizara el 5 de diciembre. ¿Qué pasó entre una fecha y otra? es un misterio, porque un sector del grupo Calcagni, encabezado por Luis Márquez, se escindió y comenzó a conversar con los gremios que lideraban Aguas Gaseosas y ferroviarios, hasta llegar a un acuerdo final que se concretó el lunes 5. Los “disidentes” aducen que no hubo una convocatoria formal, mientras desde la nueva conducción señalan que siempre se dijo que el lunes 5 el plenario normalizador se realizaría “sí o sí”.
Pero la duda que queda flotando pasa por establecer si no existió algún tipo de trasfondo político detrás de todo. Sucede que el año que viene habrá elecciones legislativas y de acuerdo con el cronograma electoral los partidos tendrían que tener, al mes de abril, a sus potables candidatos para ir posicionándolos inclusive ante la consideración popular. Y mucho tiempo no queda, en razón de que es sabido que en la segunda quincena de diciembre y durante los meses de enero y febrero la actividad política es nula. Por lo que desde ahora hay que trabajar para ingresar lo mejor posicionado posible para los meses de marzo y abril. Y es desde este plano desde donde surgen las preguntas. Sucede que quien vino como delegado normalizador de la CGT nacional fue su secretario del Interior, Francisco “Barba” Gutiérrez, quien durante ocho años fue diputado nacional por el Frente para la Victoria y luego cuatro años como intendente de Quilmes, perdiendo su reelección frente al dirigente del PRO Martiniano Molina. Gutiérrez, además, es un hombre de la UOM, cuyo secretario general, Antonio Caló, estuvo muy alineado al oficialismo durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. De manera tal que, para el grupo nacional, contar con la adhesión de una regional de la importancia de Mendoza, es sumamente valiosa.
Mirando la situación por el revés de la trama, habría que mencionar también cuáles fueron los gremios que no se sumaron a la convocatoria.
Y allí aparece Camioneros, alineados a nivel nacional con Hugo Moyano, enfrentado abiertamente con el kirchnerismo y muy especialmente con Cristina Fernández. Tampoco asistió el representante de gastronómicos, cuyo secretario general a nivel nacional, Luis Barrionuevo, también mantiene durísimas diferencias con el kirchnerismo, mientras a nivel local Jorge Córdova había anticipado que de ninguna manera estaba dispuesto a sumarse a una propuesta que apoyara la gestión de Francisco Pérez con quien estuvo enfrentado casi a nivel personal durante los cuatro años de gobierno. Sólo restaría conocer qué puede suceder en el futuro con el Centro Empleados de Comercio cuyo titular, Guillermo Pereyra, señaló a Los Andes que no está dispuesto a sumarse a un proyecto que priorice la oposición por la oposición misma.
Las diferencias “políticas” dentro del sindicalismo se han sucedido de manera ininterrumpida en las últimas cinco décadas, y enumerarlas podría necesitar varias columnas de opinión. Por ese motivo también es que resultaría oportuno fijar la mirada en dos de las más importantes: cuando un sector del movimiento obrero decidió sumarse al denominado “peronismo sin Perón” o “neoperonismo” detrás de la figura de Augusto Timoteo Vandor y en Mendoza sumó a la UOM junto a otros gremios, frente a los “justicialistas históricos” que encabezaban Florentino Cortez (ferroviarios) y Edgardo Boris, de Sanidad.
Y lo que marcó un hito importante también fue lo que ocurrió en las elecciones de 1983, en las que el sindicalismo local se alineó en diferentes vertientes. Un grupo, en aquel entonces denominado “del Este” apoyó la candidatura de José Carlos Motta y Antonio Spano, logrando ubicar a Antonio Cassia como diputado nacional, apoyando en el orden nacional a Ítalo Luder como candidato a presidente.
También apoyando a Luder aparecía la CGT Brasil, con la fórmula local conformada por Ernesto Corvalán Nanclares y Florentino Cortez, mientras la denominada CGT Azopardo, liderada por la UOM, decidió apoyar a Horacio Farmache como gobernador y a Angel Federico Robledo como presidente. Algunos gremios a nivel individual apoyaron la candidatura a presidente del neurocirujano peronista Raúl Mattera.