Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com
No hay nervios porque tampoco hay apuro. El sindicalismo espera paciente, esencialmente porque se han superado muchas de las diferencias internas y prefieren que el tiempo corra antes de que se produzca la unificación. Y una vez lograda la misma, con el justicialismo aún atomizado, comenzar a jugar las cartas políticas.
Los dirigentes sindicales son conscientes de que no alcanzarán a lograr aquel poder que les permitía presionar y tener poder de decisión en las resoluciones del peronismo, pero también saben que el sector político del partido está débil luego de la derrota electoral.
Dentro de ese esquema, hay un aspecto en el que tanto gremialistas como políticos coinciden y es en el hecho de que intentarán solucionar los problemas generados por el kirchnerismo antes de que venza el primer trimestre del año próximo, porque en octubre habrá elecciones.
“Con una conducción unificada, renovada y mostrando a todos que los dirigentes asumimos nuestra responsabilidad de terminar con lo que nos separaba”, tal cual señalaba una solicitada de convocatoria, los tres sectores más importantes decidieron acordar que el 22 de agosto se realice el Congreso Nacional Ordinario, que elegirá a los 35 miembros del futuro consejo directivo de la central obrera unificada.
Pero hay un compromiso también previo no menos importante, como es el hecho de que los líderes actuales, Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo, no formarán parte de la futura conducción.
Pese a que aún es muy pronto y que hasta esa fecha aún pasará mucha agua bajo los puentes, ya se han barajado algunos nombres para encabezar la futura central obrera. En un principio existiría también consenso para que la misma sea tripartita y los nombres que suenan son los de Héctor Daer, de Sanidad, y Juan Carlos Schmid, de Dragado y Balizamiento.
El primero de ellos, Daer, es diputado nacional del Frente Renovador que conduce Sergio Massa y es impulsado por los “gordos” del sindicalismo.
El posicionamiento político, que había generado varios resquemores entre sus pares sindicales se diluyó cuando Daer se rebeló a Sergio Massa y votó a favor de la ley antidespidos sin modificaciones, trabajando en ese esquema junto a otros legisladores de extracción sindical como Oscar Romero y Omar Piaini.
También jugó a su favor su estratégica intervención legislativa para que las obras sociales sindicales quedaran exentas de los alcances del proyecto que el oficialismo impulsaba sobre el Acceso a la Información Pública. “No es un aporte público, es un aporte gremial”, dijo Daer en ese momento.
En el sector de Moyano quien se encuentra mejor posicionado es el portuario Juan Carlos Schmid, que fortaleció su posición luego de haber obtenido la reconstrucción de la alianza de gremios del transporte.
Según se afirma, Schmid es un hombre más pensante y más confiable para la próxima etapa que la que puede llegar a plantear una candidatura de Pablo Moyano, hijo de Hugo y secretario adjunto de los Camioneros, quien suele tener reacciones más viscerales en el momento de las declaraciones públicas.
La tercera pata, la da el gastronómico Luis Barrionuevo, quien volvió al ruedo luego del alejamiento producido por la marcha de la CGT y por la “adhesión” que la movilización obtuvo de parte del kirchnerismo y de los gremios de izquierda. Desde este sector tiene que salir un nombre para integrar el posible triunvirato.
Con relación a lo que pueda suceder a corto y mediano plazos, desde distintas fuentes consultadas se descartó la posibilidad de nuevos paros o movilizaciones, “salvo que exista algún motivo repentino que nos lleve a adoptar una medida dura”, se indicó.
Sucede que los gremialistas no pueden arriesgarse a que la convocatoria sea menor a la alcanzada en la marcha de fines de abril en la que demostraron el fuerte poder de convocatoria hacia la política en general y hacia el interior del peronismo en particular.
“Además -dijo el dirigente consultado- el propio gobierno, con algunas medidas y con la permanencia de la inflación está generando el malestar de la gente. ¿Para qué nos vamos a meter nosotros, para que nos tilden de desestabilizadores?”, expresó el dirigente consultado, en un intento de despegarse de los planteos que están realizando en los últimos meses dirigentes del ultrakirchnerismo.
En Mendoza
En Mendoza reina la tranquilidad porque todos están a la espera de lo que suceda en Buenos Aires. “Cuando se normalice la CGT nacional, la secretaría del Interior establecerá la fecha de unificación en las provincias”, dijo Jorge Córdova, referente de una de las centrales obreras local, agregando que “con (Rodolfo) Calcagni -titular de otra de las cegeté- mantenemos un diálogo permanente, y los únicos que por el momento han quedado afuera son aquellos que estaban nucleados en el grupo que lideraba hasta no hace mucho Dante González y que ahora estarían enrolados en el kirchnerismo”.
El dirigente petrolero prácticamente descartó la posibilidad de que en la provincia haya una conducción colegiada, al indicar que “no vamos a tener problemas. Con el flaco (Calcagni) nos sentamos y nos ponemos de acuerdo en dos minutos, porque el objetivo prioritario está por encima de los planteos individuales”.
Ante una consulta, Córdova destacó que por el momento la dirigencia sindical “sólo piensa en lo gremial”, en razón de que “el peronismo es una bolsa de gatos”. De todos modos, aclaró que en la provincia se sienten más identificados con los planteos que realiza la gente del sur, liderada por los hermanos Félix.
“Lo que ocurre es que la Corriente tiene una mochila muy pesada y por el momento no puede reflotar, mientras los azules son muy cerrados y no dan espacios. No tenemos nada contra (Carlos) Ciurca ni contra los (Adolfo o Alejandro) Bermejo y es posible que en el futuro conversemos, pero en la actualidad, con los únicos que se puede dialogar es con los hermanos Félix”, concluyó.