"No hay renta extraordinaria en el sector financiero, por lo cual no creo que haya margen técnico ni legal para poner un impuesto a la actividad financiera", disparó el presidente de ABA, Claudio Cesario.
A su juicio, nuestro sistema comparado con los países de la región es el más pequeño medido tanto en depósitos como créditos frente al PIB: "La morosidad es de 4,9% mientras que la rentabilidad llega a 42,9%, por lo que, si bien luce positiva en términos nominales, cuando consideramos la inflación, resulta negativa".
De hecho, el año termina con reducción en el crédito al sector privado y con una salida de depósitos en dólares desde las PASO del 45%.
El problema fue que perjudicó la capacidad prestable en dólares, cuestión que es importante revertir a la mayor brevedad para poner en marcha el círculo virtuoso de las exportaciones y generación genuina de divisas.
Por eso, consideran esencial cuidar al ahorrista, generar confianza y retribuir a quienes depositan sus pesos para que no pierdan ante la inflación. "Técnicamente, es fundamental que la tasa sea positiva en términos reales. Solo así podremos salir de un sistema prácticamente transaccional y crecer en depósitos a plazo, que son la materia prima de nuestro sistema", dijo el ex director del Santander.
su entender, para crecer en depósitos es importante recuperar el valor de la moneda atacando la inflación: “Más depósitos significan más créditos, los bancos queremos prestar. El crédito es un factor de igualación social que permite el desarrollo de todos los sectores de la economía, la industria, la tecnología, el agro, el consumo y la vivienda”.
En el sistema por año se acreditan pesos (sueldos, jubilaciones y planes) equivalentes a u$s 120.000 millones y salen pesos equivalentes a u$s 65.000 millones (30% son retiros de pymes y 70% personas de las cuales casi por mitades son salarios y otros): “Si nos propusiéramos bajar anualmente un 20% el uso del efectivo la recaudación fiscal podría incrementarse por año en aproximadamente u$s 5.000 millones”, calculan en ABA.
“En lo que resta del año y los primeros meses del 2020 Argentina tiene el reto de llevar adelante la renegociación de su deuda, mostrar su voluntad de pago y mantener relaciones comerciales con el resto del mundo que le permitan generar riqueza, empleos de calidad, una inserción inteligente con resto del mundo, priorizando los vínculos con nuestros principales socios económicos y el desarrollo de nuestras empresas”, precisa Cesario.
“En un mundo inestable en cuanto a sus relaciones de poder, escuchamos que los países desarrollados, los organismos de crédito como el FMI y los tenedores de deuda privados, desean y necesitan que nuestro país se recupere, crezca y pueda cumplir con sus obligaciones. Básicamente, el mundo quiere que a la Argentina le vaya bien y nosotros debemos trabajar para que así sea.