"La 'saudade' es un sentimiento mucho más grande que la nostalgia", dijo una vez Cesária Évora. Lo dijo con su voz plateada, como de luz de luna, la cantante que le había mostrado al mundo la música de ese puñado de islas a un costado de África. Lejanas. Casi invisibles. De allí venía.
La morna, la música de Cabo Verde es -por esa propia geografía- música portuaria. Como el fado portugués, incluso como el tango rioplatense.
Mañana serán seis años de la muerte de esta matriarca robusta, quien llegó a ser conocida como la "diva de los pies descalzos", puesto que salía al escenario así despojada, para denunciar la pobreza de su país.
Ella, "aclimatada" en eso que se llamó tan al uso posmoderno "world music", levantó la bandera de su terruño y la llevó a todas partes.
Inevitablemente, tenía en su repertorio también fados, no solamente por la conexión portuguesa, sino también por esa tan mentada saudade: esa palabra -intraducible desde ya- que algunos la asocian con la melancolía o, afinando un poco más el sentido, la añoranza.
Pero es, ante todo, una ambigüedad que se puede desdoblar en oxímoron: una tristeza feliz, una felicidad triste. Nostalgia es, etimológicamente, un "dolor por el regreso".
Pero tiene una cuota mayor de sonrisa, porque se refiere a un recuerdo querido, balsámico. Y también es saber que eso que se extraña quizás nunca pueda volver. Es la patria, a veces.
La gran herencia
En 1415, los portugueses capturaron Ceuta (cara africana del Estrecho de Gibraltar). Fue la primera expansión de un imperio que llegaría casi hasta el siglo XXI: en 1999 entregó Macao a China.
En el medio, hubo casi 600 años. Impartió la violencia que supone ocupar (¿conquistar?) un territorio, imponiendo toda su cultura: así fue con el lenguaje.
Y el arte quizás sea la expresión más cristalina de todas las transformaciones: todo lo arcaico, lo residual y lo emergente de una cultura (en categorías de Raymond Williams) se pueden ver ahí, plasmadas.
La música portuguesa se expandió a cada una de las colonias, aunque también se enriqueció con la que viajó desde ellas. Todas partieron y llegaron a puertos. Como el caso de la modinha.
Canción popular en la aristocracia portuguesa, la modinha llegó a Brasil para popularizarse en las clases bajas. Después se mixturó con las músicas indígenas y africanas.
Así adquirió mayor cuerpo y una complejidad rítmica que algún día germinaría hasta ser la bossa nova, bien entrado el siglo XX.
Pero el lazo más evidente es el que une al fado con la morna, e incluso el tango: músicas alimentadas de puerto en puerto, donde lo más común es la bienvenida y la despedida, y el sentimiento más usado es la nostalgia.
La riquísima música caboverdiana tiene también al batuque, al funaná y a la coladeira, derivación de la morna pero con más influencias afro-brasileñas y más "bailable".
Acceso al mundo
La morna fue un género muy exitoso en Portugal ya en los años '80, representado por grupos como Os Tubaroes o Trapiche. Sin embargo, la consagración del género llegaría andando en pies descalzos.
Cesária Évora lo popularizó a principio de los '90. Ella, que cantaba esto desde los 16 años, había aprendido muchas de ellas de su tío Francisco, quien compuso algunas con el seudónimo de B. Leza.
Es un canto unido a la opresión, que se une en alguna raíz al blues: la migración forzada, el aislamiento de su país, el comercio de esclavos y la añoranza que provoca el desarraigo.
¿De dónde proviene el nombre? No se sabe a ciencia cierta cuándo y dónde surge la morna ni tampoco qué significa su nombre. Una hipótesis muy difundida es que viene del verbo inglés "to mourn", que podría traducirse como "llorar (a un muerto)".
Ése es el luto que une a la morna también con el lamento angoleño. Todas músicas atravesadas por la misma experiencia.
El legado de Cesária Évora se escucha en artistas como Ildo Lobo, Tito Paris, José Neves "Zeca", Teófilo Chantre, Bana y, recientemente, Mayra Andrade, quien edita asiduamente con la discográfica Sony.
La morna más famosa
No es casual que la morna más célebre se llame "Sodade" ("Saudade" en creole, que es el criollo caboverdiano). Data de los años '50, aunque Cesária Évora la popularizaría cuarenta años más tarde.
El compositor Luis Morais (clarinetista) y el poeta Amandio Cabral se inspiraron en la emigración de caboverdianos a la isla de Santo Tomé, como consecuencia de una gran sequía a finales de los años '40: "¿Quién te mostrara ese largo camino? / ¿Ese camino para Santo Tomé?". Se le anuda la garganta.
Para conocerla
"Sodade". La cantó en todos los conciertos que dio y es sin dudas su interpretación más celebrada.
"Tiempo y silencio". Del disco "São Vicente di Longue", donde colaboraron Caetano Veloso, Bonnie Raitt, Chucho Valdés y Pedro Guerra.
"Carnaval de São Vicente". Fue otro de sus grandes éxitos, con un ritmo más movido al estilo de la coladera.
"Mãe Carinhosa". Con música y letra de Teófilo Chantre, quien la compuso expresamente para ella. Lo grabó en 2003, aunque se editó póstumamente.
Así vivió
1941 - Nace en Mindelo, en la isla de San Vicente de Cabo Verde.
1957- A los 16 años, empieza a cantar en bares de su ciudad.
1975- Cabo Verde se independiza y empieza un período oscuro en su vida, marcado por problemas económicos y el alcoholismo.
1988 - El productor José da Silva la persuade para grabar en París un disco, "La diva de los pies descalzos".
1992 - Ante el éxito de la crítica, se edita otro disco. "Miss Perfumado" sería su álbum más famoso. Se vuelve una estrella a los 51 años.
2004 - Recibe un Grammy al Mejor Álbum de música contemporánea por su trabajo "Voz de Amor".
2009 - El Gobierno francés, donde tenía fijada su residencia, le entregó la medalla de la Legión de Honor.
2011- Muere en Mindelo, donde nació, a los 70 años.