César Bisso, una ética como poética

El autor argentino se lanza, con este nuevo libro, a desentrañar los misterios de la creación poética en un lúcido ensayo. Aquí, precisiones sobre su obra.

César Bisso, una ética como poética

El poeta César Bisso (Santa Fe, 1952) acaba de publicar “Cabeza de Medusa” (Editorial Ciudad Gótica), un lúcido ensayo donde busca desentrañar los misterios y verdaderos alcances de la creación poética, acontecimiento que a su vez revela una ética: el compromiso que implica resistirse a la cultura fragmentada y banalizada.

Así, con transparencia y emotividad, “Cabeza de Medusa” cuestiona los graves desaciertos del discurso híbrido de la hiperconexión proponiendo, a cambio, reinventar la sociedad a través del lenguaje poético. Rescatar el valor iluminador de la palabra en tiempos oscuros.

Algunos de los libros de poesía que César Bisso lleva publicados son: “La agonía del silencio” (1976), “El límite de los días” (1986), “El otro río” (1990); “Contramuros” (1996); “De lluvias y regresos” (2004), “Permanencia” (2009) y “Un niño en la orilla” (2016). La Universidad Nacional del Litoral editó en 2005 “Las trazas del agua, antología de su obra poética”. Bisso ha sido traducido parcialmente al inglés, francés, catalán, portugués, italiano y alemán.

-¿Por qué "Cabeza de Medusa", título más que sugestivo, y por qué un ensayo en prosa sobre el arte poético?

-El título está íntimamente relacionado con el conocido relato de la mitología griega. Creo que la poesía tiene la virtud de volver piedra a todos los impostores que pretenden usurpar su esencia. Quiero decir que hay que saber escucharla o leerla, pero sobre todo poder ingresar a su infinito espacio simbólico. Allí es donde la Cabeza de Medusa fortalece su enigma. Por eso elegí ese título, porque no es fácil acceder a ella, nos trasciende más allá de nuestra frontera perceptiva y nuestra lógica racional.

Respecto al ensayo, en primer lugar intenté experimentar algunas apreciaciones sobre la creación poética a través del ejercicio de la lectura de numerosos poetas y, en segundo término, profundizar desde la poesía mi mirada sobre una sociedad cada vez más alejada de la belleza del arte y de la sabiduría. La alternativa de leer, pensar y decir permite trasponer los límites de la hibridez y rescatar el espacio de la magia y la reparación que ofrece el lenguaje por medio de su máxima expresión lírica. De eso trata este libro: resistir a la violencia de lo instituido.

-El libro se divide en dos partes. "Acerca de creación poética" y "Acerca del poeta y su entorno social". ¿Qué te llevó a considerar esos temas en particular y no otros?

- El primer tema deviene de articular una línea de reflexión acerca de lo que consideramos arte poética, es decir la poesía totalmente desnuda, lo que ella es por ella misma. El segundo tema pretende resignificar el mínimo espacio que ocupa el poeta como actor social en una sociedad que privilegia el mercadeo a través del espectáculo banal de la imagen televisiva, por encima de cualquier tipo de pensamiento emancipador ejercido desde la escritura poética. En esta batalla desigual, el poeta sólo puede guarecerse en su propio infierno.

-¿Por qué pensás que el poeta siente a la poesía como un acto de fe?

- Porque no hay otra manera de comprender la poesía y asumir un compromiso diferente sobre la vida de uno y de los otros. Es una especie de fe metafísica, cuya misión unívoca apunta a reinventar la sociedad a través del lenguaje poético.

-¿A través de qué forma, la oralidad y escritura se complementan a la hora de crear un poema?

- Si bien la poesía tuvo un origen oral y se propagó a través de la memoria de los pueblos, cuando llega el tiempo de la escritura surge la gran posibilidad de transformarse en pensamiento, sin necesidad de acudir a la memoria. Estas dos formas de expresión han logrado complementarse a través de un sistema de símbolos que le permite al poeta desarrollar su ardua faena creativa, más allá de si la obra terminada adquiere dimensión por su oralidad o su escritura. Lo importante es que haya oyentes y lectores.

-¿Qué factores operan a favor de la perdurabilidad de un poema con respecto a otros?, ¿su transparencia?, ¿su forma?

- Su credibilidad. Un poema debe ser, ante todo, creíble para quien lo construye y para quien lo lea y/o escuche. A partir de allí sobresalen dos factores esenciales: la emotividad y la belleza. Así es como el poema perdura, más allá de la forma que haya sido concebido y de la transparencia que conlleve el acto creativo.

- ¿En qué modo el poeta es el instrumento del cual se sirve la poesía?

- Surge en el instante que la poesía logra que el poeta tome conciencia de sí mismo y de su finitud. Es decir, la poesía se nos revela como algo mágico, pero es parte de nuestra realidad, no sólo porque está integrada a nuestra vida colectiva desde el principio de la historia, sino porque edifica en cada uno de nosotros otra historia individual, única, irrepetible. Es la diosa que mueve los hilos de la seducción, la iluminación y el asombro.

- ¿Consagración y trascendencia poéticas, son una misma cosa?

- No, la consagración sólo es un paso en falso del poeta que persigue como único destino el reconocimiento social. La trascendencia es una parte inmanente de la creación poética. Porque en la fascinante y dolorosa misión del decir, nunca queda al costado el objetivo fundamental de la poesía: trascender por encima de las carencias o deseos del poeta.

- ¿Cómo ves a la poesía en plena "cultura del vacío"?, ¿estamos ante una frivolización de la escritura poética?, ¿por qué?

- La “cultura del vacío” es la consecuencia de una sociedad fragmentada y banalizada, donde la exacerbación del individualismo y el hedonismo de los cuerpos sobresalen ante cualquier quehacer colectivo. Existe un falso paradigma de integración social que busca desarrollarse en el escenario virtual (televisión, internet, redes cibernéticas), cuando el verdadero lazo social se construye desde siempre por medio de las palabras; todo lo demás son chácharas, como dijo alguna vez Ionesco. Frente a este fenómeno de frivolización, la escritura poética se encuentra acorralada por nuevas pautas culturales que estimulan la ignorancia, la especulación y la hipocresía.

- Poética vs. política. Relación de la poesía y la burocratización del lenguaje. ¿El poder busca siempre vulgarizar el discurso?

- La Poética es el discurso de la eternidad. Nos acompaña desde aquellos conjuros de los antiguos celtas hasta esta edad de las fantasías tecnológicas. La Política está siempre presente como causa y consecuencia del Poder autófago. Vulgarizar el mensaje es la decisión central que han tomado los dirigentes para maniatar a una sociedad sumida en la impotencia. ¿Qué hacer al respecto? Valorar la Educación, porque la escuela, el aula, el maestro, siguen siendo los verdaderos forjadores de la condición humana. Se vive una época en que todos contemplamos al mismo tiempo la misma imagen y obtenemos la misma información. Es un espectáculo tenebroso.

- En una máxima leemos: "Lugares, personajes, historias: excusas del creador. Sólo el lenguaje otorga identidad al poema". ¿Fuera de la lengua, hay realidad?

- Creo que el lenguaje es quien representa al poema, no el poeta. Su afán de crear lo hace un simple portador de la facultad de utilizar la escritura poética para expresarse, inspirándose bajo la influencia simultánea del otro. Para eso utiliza como excusa la realidad que lo rodea, con todos sus personajes, imágenes, vivencias e historias. Y todo lo que acontece y lo conmueve es reflejo de una pulsión.

Allí es donde el poema adquiere una identidad propia que pertenece al reino del misterio y que está más allá del sentido que el poeta procura otorgarle. Por eso la lengua ha sobrevivido a todos los holocaustos y gobierna más allá de nuestra compleja realidad. Ningún tirano, asesino, mafioso o corrupto, podrá prevalecer por encima de la verdad y la belleza de un poema.

- Se han cumplido, hace poco, cuarenta años desde la aparición de "La agonía del silencio" (1976), tu primer libro. Teniendo en cuenta tu obra: ¿decidir qué decir o cómo decirlo? ¿Cuál de estas dos preguntas te preocupó más a la hora de escribir tus versos?

- ¿Qué decir o cómo decirlo? Llevo más de cuarenta años intentando con preocupación que lo segundo influya más que lo primero. Cómo decir no es ver la lluvia, sino hacer llover, de acuerdo a la consigna de Paul Válery. En esa búsqueda incesante, lo fundamental es estar al borde del poema, siempre atento, a la espera de una epifanía.

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