La ciudad brasileña de Porto Alegre amaneció “invadida” por aficionados argentinos, fenómeno del que se descuenta que aumentará exponencialmente en la mañana de hoy.
La Brigada Militar calcula que en total pueden llegar de 120.000 a 200.000 argentinos, con el agravante de que no más de 40.000 tienen entrada para el partido, que se disputará en el estadio Beira Río, del club Inter nacional.
El subprefecto de Porto Alegre, Sebastiao Melo, dijo que en la noche del lunes ya pernoctaron en la ciudad unos 500 argentinos que carecen de sitios para radicarse, por lo que las autoridades se preparan para una masiva presencia de extranjeros en las calles. Los argentinos, que en su inmensa mayoría han llegado en automóvil por la vecindad geográfica, han improvisado campamentos en parques o han pernoctado en sus propios vehículos.
En la frontera se desarrolla un plan de control para quienes ingresan, del que participan funcionarios de los consulados argentinos en Brasil. Aunque hasta ayer el hecho no generaba ninguna tensión con los pobladores locales, las autoridades han tomado medidas para impedir posibles enfrentamientos o actos vandálicos.
La presencia de Argentina, que ya se clasificó para octavos de final, comenzó a poner sabor mundialista a la capital del Estado Río Grande del Sur, que hasta ahora vivía el Mundial con cierta frialdad.