En un centro de salud nació el primer mendocino de 2014

Cipriano es lujanino y estuvo disputando el “podio” nacional que quedó para una pequeña puntana. Su peso fue de 2.800 gramos.

En un centro de salud nació el primer mendocino de 2014

El primer mendocino de 2014 estuvo a punto de ganar fama nacional. Es que Cipriano Santino Herrera estuvo disputando el "estrellato" luego de nacer tan sólo 20 segundos después de las 00 horas del primer día del año. Sin embargo, Mía, de San Luis, llegó al mundo con las sirenas que anunciaban el nuevo comienzo, tan sólo un segundo después según afirmaron los médicos.
Pero en su tierra lo mantiene aunque duerma la gloria relajado en los brazos de su madre, ajeno a las menudencias mundanas.

Hay otra particularidad que lo distingue y es que nació en el centro de Salud 31 de Luján de Cuyo, ya que tenía tanta avidez por la vida que no pudo esperar el traslado de su mamá al hospital.

Teresita Herrera, de 30 años, tenía fecha para el 18 de enero y había llegado veinte minutos antes de las doce luego de haber tenido contracciones suaves desde las siete de la mañana que se hicieron más intensas al caer la noche. Estaba todo preparado para celebrar cena mediante junto a su familia, pero finalmente la mesa quedó servida.
 
"Nadie comió nada, yo tampoco, porque mi cuñado me tuvo que llevar al centro de salud", cuenta la feliz madre. "Yo quería  que se demorara un poco más para poder comer y brindar con mi familia, pero no se pudo", agrega.

Una vez allí, llamaron a una ambulancia para que fuera trasladada al hospital Paroissien de Maipú, ya que en ese lugar no cuentan con internación. Sin embargo, Cipriano no quiso esperar por lo cual el doctor Guevara que se encontraba de guardia allí debió asistir el parto. Fue un proceso rápido y pesó 2.800 gramos. Luego fueron trasladados, ambos en perfecto estado hacia el hospital donde actualmente se encuentran internados para seguir con el procedimiento habitual de recuperación y control.

"Cuando nació, el doctor me dijo 'te apuesto lo que quieras que es el primer bebé del año' -recordó- y a mí me gustó la idea, me ha hecho sentir importante y luego podré contárselo a él", confió. Por eso, pese a sentirse muy cansada y no haber dormido, no le ha molestado el ir y venir de personas a su habitación.

Alma de madre

Mira a su hijo embelesado mientras duerme plácidamente a su lado, lo acaricia suavemente, lo besa, le brota el amor por la mirada.

Es su tercer pimpollo, ya que tiene además a Juan Manuel de 6 años y Guadalupe de 1 año, por lo cual sostiene que ya con ellos a veces se le hacía muy difícil. Considera que no es la experiencia lo que le dará mayor idoneidad. "Creo que desde el momento en que quedás embarazada ya estás preparada. Seguro que me cuesta criarlos, tener paciencia, pasar noches sin dormir, cuando se caen te duele, cuando se portan mal muchas veces no sabés qué hacer... soy muy protectora", dice. 

Teresita es una mujer dispuesta a  brindarse y dice sentirse muy contenida. El papá de sus hijos está cerca y la ha acompañado, pero no están en pareja. Vive sola con sus niños en una casa que él construyó, en la misma cuadra que el hombre y su propia familia, compuesta por su madre, su padre y sus 7 hermanos, de los cuales ella es la mayor.

"Muchas veces nos faltan cosas, como leche y pañales y él no tiene cuna ni coche porque están muy caros, pero va a dormir conmigo -dice con una sonrisa cómplice- los cuatro juntos como hasta ahora con mis otros hijos", cuenta.

Acepta que le duele pensar en la vida que le puede tocar a su niño por traerlo a este mundo incierto, pero dice sentirse segura para cuidarlo ya que puede trabajar. Es auxiliar de Enología, trabaja en bodegas; y su madre y la del padre de los pequeños están siempre dispuestas a cuidarlos. De todas formas estos próximos meses sólo quiere dedicarse a sus niños.

Considera que ante todo "los hijos son de la mamá", por eso Cipriano llevará primero su apellido y luego el del padre ya que dice que no va a negarle ese derecho. "Yo soy la que toleré los dolores para tenerlo, la que lo va a cuidar cuando esté enfermo, la que le dará la leche en la madrugada y le va a enseñar cosas cuando vaya a la escuela".

Sobre el final de la nota, a la que Cipriano accedió durmiéndola toda, comienza a quejarse. Teresita lo abraza con dulzura y le ofrece generosa su alimento... y allí quedan los dos adorándose mutuamente.

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