Celular en el aula: un aliado inesperado para el aprendizaje

En la escuela José Vicente Zapata eligieron usarlo como elemento pedagógico en vez de prohibirlo. Así, los chicos lo llevan a clase como un “útil” más. La experiencia ya ganó un premio.

Celular en el aula: un aliado inesperado para el aprendizaje

La experiencia comenzó como una simple idea y con el tiempo resultó más que positiva.

Hace un año y medio, como contrapartida al “no” rotundo que existe en el ámbito escolar para utilizar el celular en el aula, los directivos, docentes y alumnos de la escuela José Vicente Zapata, de Ciudad, comenzaron a trabajar en conjunto para integrarlo en las clases como una herramienta más de aprendizaje.

Así, realizar trabajos grupales consultando diferentes páginas web o investigar sobre contenidos específicos en materias como Arte o Biología fueron las primeras vivencias que marcaron un antes y un después en la manera de enseñar y aprender en esta comunidad educativa.

El primer paso para hacer realidad el proyecto, denominado “Hiperconectados”, consistió en la elaboración de una encuesta que incluyó a 800 estudiantes de 13 a 18 años para conocer sus preferencias al momento de utilizar el dispositivo.

Entre los resultados que dio a conocer Claudio Peña -director del colegio y quien ideó la iniciativa- surgió que el 80% de los alumnos cuenta con un smarthpone (con múltiples funciones), en tanto que el 15% dispone de un celular común y el 5% restante no lo tiene.

De acuerdo a las respuestas de los propios chicos también surgió que el teléfono es utilizado sobre todo para estar conectados a las redes sociales: Wathsapp, Facebook e Instagram figuraron entre las  principales.

Los amigos, los propios compañeros del curso y los padres fueron los destinatarios que ocuparon el primer puesto a la hora de responder con quién se comunican.

Peña considera que los chicos tienen más que incorporado el celular en sus vidas. “Hoy el teléfono cumple múltiples funciones. Inclusive, desde sus dispositivos pueden contar con mejor conexión a Internet que la que ofrece la escuela”, destaca el director y agrega como un punto a favor que los celulares son más sencillos de trasladar que las netbooks. Por eso, eligió integrarlo al aula en lugar de prohibirlo.

Con los resultados de la encuesta en mano y el interrogante acerca de cómo utilizar esta herramienta a favor, Peña convocó a los docentes del colegio, recibió aportes y escuchó inquietudes.

En paralelo, los estudiantes, dirigidos por ocho alumnos que hicieron las veces de tutores, también sumaron sus puntos de vista.

Wenceslao Pawlosky (17) fue uno de los adolescentes que lideró la iniciativa. Comenta que uno de los roles que le tocó cumplir fue el de dar a conocer esta experiencia en otros colegios y universidades.

Luego, la cruzada continuó con el aporte de ideas para establecer las normas de convivencia a la hora de incluir el celular en el curso. “Consideramos que es una herramienta muy valiosa a la hora de aprender.

No se puede sacar pero tampoco podemos pretender un uso excesivo. Siempre es importante ser conscientes del límite”, considera el joven y aclara que los estudiantes de cursos más avanzados fueron los que se mostraron más interesados en incluir el celular como un “útil” más.

Para que el saldo fuera positivo, la comunidad educativa -en coordinación con los padres- redactó una reglamentación para regular el uso de los dispositivos móviles en clase. “Una vez que decidimos incorporarlo a la enseñanza, pensamos en la manera de aplicarlo para que su uso sea consciente y que por otro lado, haya límites”, agrega Peña.

Entre los puntos destacados del reglamento surgió, por ejemplo, que el celular se puede utilizar sólo con fines pedagógicos, cuando el profesor lo autorice y que no se permite sacar fotos en la escuela cuando éstas no estén autorizadas.

Usar el teléfono para copiar en las pruebas fue uno de los aspectos negativos de este dispositivo que los estudiantes sinceraron al repasar vivencias pasadas y que buscaron revertir.

Todo el trabajo se realizó a través de talleres. “Tanto los chicos como los docentes hicieron un balance muy positivo; siempre se mostraron interesados en participar y mejorar cada aspecto. A la hora de hacer su autocrítica fueron muy sinceros”, detalla el director y aclara que la experiencia no sólo contó con el aval de la Dirección General de Escuelas, sino que fue merecedora de un premio en el marco del Congreso Interfases, organizado en mayo en la Universidad de Palermo (Buenos Aires).

La DGE y especialistas lo recomiendan

Desde el punto de vista del especialista en educación Alejandro Castro Santander, el uso del celular en el aula es favorable en la medida que sea de manera inteligente y aportando a la construcción de las normas.

En ese sentido, aclara, es primordial el compromiso del docente, quien debe efectuar un seguimiento y una devolución a los alumnos luego de cada experiencia.

Para Sara Lucero, directora de Educación Secundaria de la DGE, la incorporación de  las nuevas tecnologías es clave para la educación. “El celular es un instrumento que se puede usar pedagógicamente, siempre con los límites necesarios para garantizar el aprendizaje”, dice.

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