Celestina: la mujer que vincula a solos y solas de más de 50 años

María del Carmen Quinteros vio que muchas personas necesitaban de un intermediario para poder conocer a otras.

Celestina: la mujer que vincula a solos y solas de más de 50 años
Celestina: la mujer que vincula a solos y solas de más de 50 años

Es sábado a la noche y Cacho se sube al escenario para interpretar "Cómo quisiera decirte", de Los Ángeles Negros. Viste saco rojo, camisa blanca, pantalón oscuro y unos zapatos como los de Michel Jackson. Usa bigote y melena. Es todo un personaje. Dice que es el representante en Mendoza de Antonio Ríos. Canta baladas, boleros, tangos y cuartetos. Con tono afinado y melancólico acompaña a los comensales que eligieron ese restaurante en Rodeo de la Cruz.

En el estribillo señala con una mano hacia una de las dos mesas en las que pareciera estar sucediendo un gran encuentro de amigos. "Se ha formado una pareja", dice guiñando, cómplice, a una de las mujeres que integra el grupo. Pero la verdad es que ninguno de los reunidos son estrictamente amigos. Todos acaban de conocerse. Acudieron durante la semana a un programa de citas para "solos y solas" de más de 50 años de edad y acordaron hora y lugar para verse.

Hasta ahí llega Cristina, quien fue hace unos años enfermera instrumentista. Como el resto de la decena de miembros, prefiere no dar a conocer su edad ni su apellido. La acompañan Alicia, Marilyn y Susana, quienes entre risas prefieren mentir diciendo que tienen 27 años. Las tres son de San Martín, docentes jubiladas. Frente a ellas están sentados Sergio y Mario, ambos empresarios heladeros que se encontraron de casualidad en la misma mesa y con las mismas intenciones. Hay una contadora y un abogado.

Encabeza el encuentro María del Carmen Quinteros, la guía del Grupo Excelencia, y encargada de ayudar a las personas a derribar sus miedos y su soledad. Ella es el nudo desde el cual se teje toda la trama.  En tiempos hipertecnológicos, de relaciones atravesadas por el consumo y mediatizadas por aplicaciones telefónicas como Tinder, el trabajo que realiza esta mujer es artesanal. El servicio que ofrece consiste en asesorar y vincular a personas para que interactúen por unas horas. Previamente mantiene con ellos una entrevista.  

Después de conocer sus perfiles y afinidades los convoca a compartir un momento agradable, para que encuentren quizás a un nuevo amor, o puedan entablar posibles amistades. Esta iniciativa no es reciente: funciona hace unos 15 años y es publicitada periódicamente en los clasificados del diario. Hombres y mujeres mayores, viudos, separados o solteros, con hijos y hasta nietos, consultan semanalmente. Cansados de fracasar, prefieren que alguien los conecte o los deje ser parte de un espacio de citas y salidas.


    Patricio Caneo / Los Andes
Patricio Caneo / Los Andes

Una propuesta sencilla

“La idea se me ocurrió porque soy una persona muy social. En ese entonces, tenía una buena relación con un señor. Los dos salíamos permanentemente y lo que notaba era que había mucha gente mayor sola los sábados por la noche. Miraba la misma foto en distintos lugares. Un día me pregunté qué podía hacer si me llegaba a quedar sola. Me respondí que haría los duelos que correspondan pero seguiría adelante”, recuerda María del Carmen sobre los comienzos de su iniciativa.

Esa reflexión la llevó tiempo después a colocar su primer aviso para armar grupos. Coincidió también con su separación. "Me salió 7 pesos el aviso, y así empecé. Fue un día a día. Esto es un día a día", comenta. Explica que la gente llega con temor de saber con qué se va a encontrar cada vez que la llaman. "Tienen miedo de que detrás de mí haya otra cosa distinta a la que estoy ofreciendo". Pero dice que se relajan tras la primera entrevista: "Conversamos y me cuentan su historia sin llegar a invadir la privacidad".

Tras esa reunión arma una salida. "Formo grupos en función de sus perfiles. Me consultan personas de 50 a 75 años. En mi mesa estuvo sentada gente muy famosa que pudo encontrar pareja", señala con orgullo. "Mientras más grandes son, más difíciles. El nivel de exigencia es mucho más alto. Yo trato de que haya afinidad. A veces es imposible pero lo intento. Si te gusta la literatura a lo mejor no te  va a gustar ir todos los sábados a bailar. O si sos más tranquilo no vas a querer hacer rafting o navegar", dice.

María del Carmen insiste en demostrar lo satisfecha que está con lo que hace y confiesa no imaginarse jubilada nunca. "Amo este emprendimiento. Rescaté a gente que se estaba hundiendo en la soledad. Tengo muy buenos momentos y una devolución hermosa". La multifacética mujer no tiene hijos pero cuida a sus sobrinos como una madre. Es licenciada en Administración de Empresas, cocina, pinta, habla tres idiomas y condujo durante años, tres programas de radio en distintas emisoras, pasando música soft con aforismos.

Describe que a los varones les cuesta mucho más pedir ayuda y son los que peor manejan la soledad. Aunque aclara: "No todos son iguales, pero te hablo por lo que he visto y por lo que llega a mi oficina. Ellos salen siempre con los amigos de la vida. Van al mismo lugar, charlan de lo mismo y no se atreven a ir más allá". Por el contrario, cuenta que las mujeres son más independientes, se arreglan y salen más. Visitan restaurantes y conocen gente, pero también les cuesta despegarse de sus amigas.


    Patricio Caneo / Los Andes
Patricio Caneo / Los Andes

Vamos despacio

La noche está calurosa pero hablar del clima pasa a un segundo plano. Lentamente se van soltando. El vino ayuda y el asado es un buen disparador de conversaciones entre los hombres. Las mujeres no se quedan atrás y son las que más se animan a peguntar o a encarar un nuevo tema. Hay algunos que son más tímidos pero la mayoría se esfuerza por hablar, ser amables y compartir. El Cacho continúa con su repertorio. Es un gran anfitrión. Entre una canción y la siguiente, consulta si se sienten cómodos y si están bien atendidos.

Canta "Perdón", de Vicente Fernández, y le pasa el micrófono a un joven que parece haber heredado sus habilidades vocales. Más atrevido que el primero, el muchacho se baja del escenario y le canta al oído un bolero a una de las dos mujeres solas que comparten mesa en un inmenso salón de fiestas. Una familia festeja el cumpleaños de uno de sus integrantes. Todos aplauden y ríen. En las mesas del Grupo Excelencia ya no se distingue el tiempo. Si se los mira sin cuidado, diría que se trata de amigos.

Pero al estudiarlos detenidamente se nota la conformación inicial de algunas parejas. Los diálogos ya no son grupales y existe un mayor acercamiento de los cuerpos. Mario y Cristina hablan de sus nietos. Sergio se aproxima a decirle algo al oído a la contadora. Las docentes charlan entre ellas y se divierten con el cantor. María del Carmen observa satisfecha. Siente que cumplió con su promesa: alejarlos de la soledad.


    Patricio Caneo / Los Andes
Patricio Caneo / Los Andes

Cuando Tinder se torna poco humano

Según la aplicación de citas Tinder, a nivel global, el 85% de sus usuarios tienen entre 18 y 34 años, el 52% son hombres y el 48% son mujeres. Elegir o descartar personas mediante la combinación de algoritmos de una aplicación le resulta deshumanizante a la franja etaria de 50 años en adelante.  

Crecieron bajo otros códigos sociales y prefieren los encuentros cara a cara.  La regla fundamental del Grupo Excelencia  es que las apariencias no tienen valor, ya que a cierta edad tienen que admitir que "lo esencial es invisible a los ojos". Lo que importa de las personas es su historia y su experiencia.

Una de las dificultades con las que se encuentran los solos y solas de más de 50 años es la poca variedad de espacios donde salir. En Mendoza la oferta de los fines de semana está pensada para adolescentes o jóvenes adultos. El resto de las opciones son familiares o turísticas. María del Carmen explica que ya tiene un circuito de lugares donde ir, y en donde la esperan y atienden con exclusividad. Las citas no se restringen a cenas, también realizan salidas a la montaña, practican rafting, navegan o andan a caballo.

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