Cayó la cosecha de miel en Mendoza

Por problemas climáticos, la producción se redujo entre 50% y 80% dependiendo de las zonas. Aun cuando mejoraron un poco los precios, no alcanzó a suplir la menor disponibilidad de producto y los aumentos de costos. Sólo pueden salvar la emergencia alguno

Cayó la cosecha de miel en Mendoza
Cayó la cosecha de miel en Mendoza

Con una cosecha de miel reducida, con suerte, a la mitad, y en algunos casos al 10% o al 20% de la de un año normal, los apicultores de Mendoza saben que será muy difícil pasar el invierno venidero y mantener la esperanza de recuperarse en el próximo ciclo, mientras algunos ya empiezan a vender bienes para saldar deudas contraídas.

Mario Vicente, apicultor de Tunuyán señaló que, por las referencias recogidas en los contactos con sus colegas, la producción de miel cayó este año entre el 40% y el 60% promediando los registros de toda la provincia.

Aseguró que “nosotros, en el Valle de Uco, estamos en el 50% menos de producción que el año pasado, excepto algunos apicultores que tienen sus apiarios cercanos a cultivos de orégano. Hay zonas como Lavalle, donde ha sido catastrófico, porque han sacado un 70% menos”.

Vicente, que produce miel y material vivo, señaló que “hubo una sequía muy grande, las lluvias no llegaron en el momento oportuno para la actividad. Por eso fue que hubo muy poca humedad en ese momento y las floraciones se resintieron muchísimo”.

Explicó que esas precipitaciones “son las que proveen al suelo la humedad que necesitan, para desarrollar flores, las especies nativas del secano y las que nacen espontáneamente en zonas cultivadas, a la orilla de cauces de riego como: achicoria, hinojo, pájaro bobo, diente de león, clavel amarillo, melilotus, entre otras, que arrancaron, pero se fueron quedando y tuvieron muy poca expresión floral”.

Vicente resumió que, como consecuencia de la falta de humedad, este año “hemos tenido una producción de entre 8 y 10 kilos de miel por colmena, lo que representa alrededor del 50% menos que el anterior, que fue un año que podemos considerar normal en la zona.

Salvo en las áreas bajo riego, con flora atractiva para las abejas, como es el caso del orégano, aunque también en esos casos hubo una merma, porque a pesar de tener riego, el ambiente ha estado muy seco”.

Finalmente, señaló que “algunos hemos dejado algún alza arriba para ver si podemos sacar dos o tres kilos más pero podemos decir que, a principios de febrero, la cosecha prácticamente terminó cuando, normalmente, estamos cerrando el ciclo en la primera quincena de marzo”.


El drama del Sur y el Norte
Alberto García Carbajo, apicultor de General Alvear coincide con su colega al afirmar que "es un muy mal año, "al punto que estamos gestionando la emergencia apícola". Estima que la producción ha caído un 90% respecto de la campaña anterior. Señala que "yo debería haber cosechado 30 tambores y coseché tres".

El productor sureño atribuyó la fuerte merma en la producción, a que “hemos tenido un muy bajo nivel de humedad relativa en el ambiente”.

Explicó que “las plantas empiezan a segregar néctar cuando hay 20% ó 30% de humedad relativa (según las especies), y cuando decaen esos valores, las flores están pero no segregan néctar. Hemos tenido índices del 9% o 10%, por lo que se veía mucha flor, pero las colmenas iban para atrás”.

Recordó que algunos apicultores “llegaron a juntar un poco de miel en el secano, en octubre, cuando venía muy lindo, pero de golpe se cortó por el frío. Llegó a nevar en Malargüe, y en Alvear tuvimos 1° ó 1,5° y después vino la sequía”.

García Carbajo apuntó que “después llovió bastante y las colmenas empezaron a recuperarse hace un mes en cuanto a la producción de crías, pero no tienen suficientes abejas adultas y ya no hay flores, y alcanzan a guardar miel sólo para la cámara de cría pero no para depositar en las alzas”, que es donde queda alojado el producto que después se cosecha.

Lo cierto es que atribuye la fuerte caída en la producción de esta campaña, a “una alteración muy importante del clima”.

Federico Pinazzo, de Tres de Mayo, Lavalle, produce miel y presta servicios de polinización en distintas zonas. Ratificó que esta temporada “ha sido gravísima. En los casi 20 años que llevo en la apicultura nunca había visto esto. En el caso mío, he sacado poco más del 10% de lo que preveía cosechar”.


Suma de factores
El productor lavallino cree que esta situación se ha dado "por una mezcla de factores".

Sobre el problema de la sequía, precisó que “en nuestra zona, se sintió particularmente durante el período de invierno y la entrada a la primavera, cuando no hubo lluvias de ésas que penetran el suelo y el monte las asimila”.

Recordó que “llovió en marzo-abril del año pasado y no volvió a llover hasta fines de octubre-principios de noviembre”, cuando hubiera sido necesaria el agua en los meses de agosto y setiembre.

“Encima de eso, en el caso específico de Lavalle, después de una lluvia de fines de octubre descendió mucho la temperatura y heló en algunas partes del secano. En ese momento es cuando está en plena floración el algarrobo, que es la planta de la que más miel sacamos en el campo. Había mucha flor, venía hermosa la temporada, porque las plantas habían asimilado bien la poca humedad que había, pero después de esa tormenta se echó a perder todo”.

A ello se sumó “la ola de calor de octubre, no había registros de temperaturas tan elevadas en Mendoza para ese mes, que perjudicó a la flora y la fauna, porque las abejas también se vieron afectadas”.

Pinazzo alertó sobre el impacto de los rayos solares sobre esos insectos y la forma como parecen incidir en su conducta. Reveló, en ese mismo sentido, que “era noviembre y nosotros estábamos alimentando colmenas, porque las abejas habían acortado mucho su tiempo de vuelo diario”.

Explicó que “salían a volar antes de que el sol estuviera fuerte, por eso ya alrededor de las 10 u 11 había muy poca actividad en los apiarios, y volvían a salir a partir de las 18 o 19, con lo cual se disminuía el trabajo de la colmena”.

El productor norteño interpretó que también por eso disminuyó la producción de miel, aparte de la afectación que pueda haber tenido el trabajo de polinización, para el caso de las colmenas instaladas con ese fin.

Precisamente, Pinazzo aseguró que este fenómeno lo vio en propiedades del Valle de Uco, del Este y el Norte de Mendoza y de San Juan, adonde prestó el servicio sobre explotaciones frutícolas y hortícolas en la última temporada agrícola. De todos modos, tiene renovada expectativa en la segunda cosecha, que tenía previsto iniciar esta semana, porque las colmenas están mejorando.


Precios de la miel
En cuanto a los precios, Mario Vicente, de Tunuyán, dice que "en Mendoza están ofreciendo $ 28 por kilo de miel a granel, cuando el año pasado estuvo entre $ 22 y $ 23 como promedio el kilo. Ha subido muy poco", se lamenta, considerando el impacto del aumento de costos y la fuerte merma en la producción de este año.

“Parece que conviene trabajar poco” reflexiona, “porque es un sistema productivo que genera un gasto tan grande cuando hay que hacer mucho movimiento de material, que muchas veces no permite recuperar lo invertido. Es que hay un punto de equilibrio entre costos y utilidad, a partir del cual una mayor actividad genera un problema, no un beneficio”.

Lo cierto es que, entre aumentos de costos de producción y problemas climáticos, la estructura productiva apícola se ha venido deteriorando. Al punto que, según estima Vicente, en Mendoza hay “entre 60% y 65% menos de apicultores registrados, en relación con la matrícula de hace 6 ó 7 años”.

Desde Lavalle, Pinazzo habla de un precio de entre $ 30 y $ 31 por el kilo de miel clara a granel, y de entre $ 27 y $ 28 por las mieles oscuras y coincide en que parece irreversible el proceso de achique.

Por lo pronto, y después de esta fallida temporada, “hay gente que ha tenido que salir a vender camiones y camionetas, porque había contraído deudas y no pudo hacerles frente; yo más o menos me salvé por las polinizaciones, porque si hubiera sido por la miel...”, sostuvo el empresario lavallino.


Material vivo
En cuanto a la producción de material vivo, el tunuyanino Vicente señaló que se ha movido bastante, particularmente en reinas fecundadas y celdas reales. Reveló que prácticamente hubo 20% más de pedidos, estimulados por la mejora que tuvo el precio de la miel el año pasado respecto del anterior.

Ese material fue entregado en octubre, noviembre y diciembre de 2014. La demanda vino de “apicultores de otras provincias Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, algo de San Luis y de San Juan y muy poco de Mendoza, que quisieron aumentar el número de colmenas, con la expectativa de una mejor cosecha”.

Ahora viene otra temporada de venta, en febrero-marzo, en la que hay cifradas nuevas expectativas “porque están sacando miel, en el sur de Buenos Aires y, necesitan recambiar reinas para arrancar la temporada que viene, en la próxima primavera”.

Vicente indicó que el precio de una reina fecundada se ubicó entre $ 140 y $ 150, cuando la temporada previa había tenido un precio promedio de $ 90.

En cuanto a las celdas reales, mientras con vistas a la temporada productiva de miel 2013/2014 se habían negociado a valores de entre $ 15 y $ 20, las entregas del ciclo iniciado en la primavera 2014 y que cierra ahora, se pactaron a valores promedio de $ 30, aunque hubo algún descuento si la cantidad era importante.


Servicio de polinización
Otra fuente de ingresos para algunos productores apícolas es el servicio de polinización en explotaciones agrícolas, donde el apicultor deja un determinado número de colmenas, para retirarlas cuando termina el ciclo de floración.

Para el norteño Federico Pinazzo, ésa es la actividad que complementa a la de su producción de miel, pero aseguró que fue muy escaso el movimiento en el sector frutícola, porque “venían de un año muy complicado, por el daño que habían provocado las heladas de la primavera de 2013, y los productores redujeron mucho la demanda del servicio porque no había dinero; y lo poco que hicimos tuvimos que cobrarlo al mismo precio que en la temporada anterior”.

Los valores fluctuaron “entre $ 100 y $ 150 por colmena” instalada en el monte, por un período de 20 a 25 días que puede durar la floración.

En las explotaciones donde producen semilla de cebolla (en San Juan en este caso) “se pagó un poco más -entre $ 150 y $ 200, porque la distancia a recorrer es mayor”.

Por otra parte, están los campos que producen semilla de girasol, en el Este de Mendoza. “En este caso se paga mucho más que por una polinización común -porque las colmenas se arruinan bastante- y los valores se situaron “alrededor de los $ 300 la colmena”.


Sin financiamiento
Este año, los apicultores que sólo producen miel (en Mendoza, al menos) ven sumarse, al problema económico derivado de la fuerte caída en la producción por problemas climáticos, las dificultades para financiar su actividad. En efecto, el apicultor valletano Mario Vicente reveló que siguen los problemas del sector para acceder al financiamiento.

“El año pasado nos citaron a la Casa de Gobierno cuando habíamos planteado la situación públicamente, pero ninguno de nosotros pudo obtener un crédito del Fondo para la Transformación y el Crecimiento”. Les aclararon que “no hay líneas para apicultura, pero si van, evaluarán cada caso”.

Algunos fueron, “pero ninguno de nosotros logró nada; se acuerdan de la apicultura porque se comen una tostada con miel de vez en cuando”.

Resume que para las autoridades, “en general, la apicultura es una actividad de cuarta, hecha por gente rara”.

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