En general suele atacarse las consecuencias, sin tener en cuenta el origen de las mismas. Verbigracia, se lucha contra el narcotráfico sin atender campañas para evitar el consumo de drogas. Sin consumo no hay drogas. Lo mismo sucede con los acontecimientos de distinta naturaleza que ocurren a diario, cuando sólo se observa el “iceberg” del comportamiento, sin poder ver la profundidad de esa conducta. Esto sucede por falta de educación y contención familiar.
En épocas lejanas, en la escuela primaria existían materias como Urbanidad, Higiene, Educación Cívica, que hoy en día parecen retrógradas, sin sentido.
Se debería inculcar desde temprana edad el valor a la vida, el respeto hacia la mujer, hacia el otro (bullying); el amor familiar, la consideración hacia los animales y el medio ambiente.
Los niños deben crecer con el convencimiento de que se debe respetar a las personas mayores, tener conciencia del sentido de solidaridad, de la importancia de la higiene, del uso racional del agua y un comportamiento público adecuado.
Actualmente, en la generación mayor se vislumbran actitudes de indiferencia y falta de respuesta para aquellas personas que andan ávidas en busca de trabajo; poner en consideración un trabajo u obra realizada; solicitar algún pedido personal.
La contestación, cuando la hay, es vaga, difusa. Es preferible y sano dar una respuesta afirmativa o negativa a lo solicitado, no crear falsas expectativas, “subestimar” al otro con actitudes de soberbia y superioridad. Si no partimos de estas normas o valores básicos, no se puede esperar una sociedad solidaria, justa, equitativa y comprometida.
Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo. Benjamín Franklin
Sergio Miguel Rovira
DNI 7.617.096
