El fiscal Alberto Nisman era "como una ratita" cuando actuó en la primera instrucción del caso AMIA y se transformó en una "lacra" que "se arrastraba para quedarse con la causa".
Así describió hoy al fallecido fiscal Ana Boragni, la ex mujer de Carlos Telleldín, al declarar como imputada en el juicio llamado "AMIA II" cuando le preguntaron por qué no había contado en el juicio anterior las amenazas y presiones que dice haber sufrido.
"A Nisman en el juzgado de Galeano lo veía como una ratita corriendo atrás de los fiscales. Y de repente acá estaba, en el juicio anterior, sentado de este lado. Se veía cómo se arrastraba para quedarse con la causa. Se veía que era otra lacra. No sabía a quién respondía. Era más de lo mismo", disparó.
Además ratificó que recibió 400 mil dólares destinados a su marido, reveló que los pagadores le advirtieron que "nunca" podría revelar ese pago y estalló al acusar al gobierno de Carlos Menem y la SIDE.
"No sé qué más quieren. ¿Qué quieren ahora? Todos fuimos títeres de un gobierno corrupto y de una mierda de SIDE" -exclamó Boragni, entre sollozos al declarar ante los jueces y mirando a los acusadores-. Todo lo que me hicieron sufrir desembocó en una enfermedad de mierda que me está matando. Nada de lo que digan o me pregunten, me va a afectar".
Boragni, quien se encuentra en tratamiento de quimioterapia por un cáncer de útero, llega a este juicio imputada de ser partícipe de "peculado", por haber recibido el pago de 400 mil dólares que hizo la SIDE, con conocimiento del entonces juez Juan José Galeano, para prestar una declaración a dos años del atentado de la AMIA en la que acusó a policías bonaerenses de haberse llevado la camioneta Trafic.
Por la misma figura está acusado Víctor Stinfale, el abogado de Telleldín que acompañó a Boragni a cobrar el primer pago de 200 mil dólares a un banco de Ramos Mejía en julio de 1996.
En el juicio también están acusados Telleldín -quien declaró la semana pasada-, Galeano y los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, el ex titular de la SIDE Hugo Anzorreguy -cuya inimputabilidad está siendo analizada- y el ex presidente Carlos Menem, entre otros.
Convocado a prestar indagatoria, Stinfale le dijo al tribunal que prefería declarar más adelante y se leyó el escrito que presentó durante la instrucción llevada adelante por el juez Ariel Lijo: allí sostuvo que no sabía de "la trascendencia de los dichos" de su cliente, que éste fue "víctima de presiones para arribar un acuerdo" y que "nunca" participó de "las negociaciones entre Carlos Telleldín y el juez Galeano".
"Nunca leí los manuscritos de Telleldín. No participé de ninguna manera en el pago que la SIDE le hizo a Telleldín. Él era una persona inteligente, de fuerte personalidad, con conocimiento de Derecho, que tomaba sus propias decisiones. Tanto Ana Boragni como yo desconocíamos el origen del dinero", acotó.
Luego fue el turno de convocar al estrado a Boragni, quien sí aceptó declarar para denunciar las presiones que sufrió mientras su marido estaba preso y las amenazas de guardar un pacto de silencio sobre el pago, incluso -reveló- en la antesala de la sala de audiencias cuando estaba a punto de declarar en el juicio anterior, contra la llamada conexión local.
Fue precisamente en ese juicio, ante el Tribunal Oral Federal 3, donde espías de la SIDE llegaron para contar cómo había sido el operativo en que se entregó el dinero.
Sobre eso, Boragni precisó que el primer pago la acompañó Stinfale, pero lo novedoso apareció sobre el segundo pago cuando la llamaron por teléfono, un agente de nombre Julio la acompañó "después de setiembre" del '96, y fueron hasta un banco Río de la avenida Cabildo para darle los segundos 200 mil dólares.
"Nunca vuelvas a repetir esto", le advirtió el espía, según la mujer, y ella le dio su "palabra", contó tras lo cual acotó visiblemente conmovida: "Así llegué al Oral 3, respetando lo que había dicho ese día, viviendo esa pesadilla".
Boragni contó haber recibido dos amenazas para no quebrar ese pacto. Una de ellas fue cuando el juicio oral por la conexión local ya había comenzado y ella estaba citada a declarar. Según contó, se dirigía al penal de Devoto para visitar a su marido con su hijo más pequeño y dos personas se le subieron al auto por la parte de atrás, "uno de cada lado" del menor.
"'Se te acerca el momento. No te olvides de la palabra que diste. Vos seguí la línea que te indicamos', me dijeron. Le conté a Carlos en Devoto lo que me había pasado. Él ya había empezado a contar lo que lo habían psicopateado y esta gente debía tener miedo", afirmó.
La segunda amenaza llegó el mismo día de su declaración ante el TOF 3, según reveló ante la sorpresa de los que la escuchaban. "El día que me tocaba declarar, no estaban los mismos custodias en mi casa de siempre. Yo estaba acá esperando, se abre la puerta y me dicen: 'ya sabés lo que tenés que hacer. No te olvides que tus hijos quedaron en casa'."
"Y así declaré, titubeando, con ganas de patear el tablero. Puse la mejor cara de tarada que encontré. Yo tenía que seguir viva. Hice lo mejor que pude. Y la pagué", agregó.
Y agregó: "No sé qué más quieren. ¿No fue suficiente lo que pasó? ¿Qué más quieren ahora? Todos fuimos títeres de un gobierno corrupto y una mierda de SIDE. Todo lo que me hicieron desembocó en una enfermedad de mierda que me está matando. Nada de lo que digan o me pregunten, me va a afectar".