"Jorgito", "Jorgito", claman los porteños -especialmente las porteñas- al descubrir al intérprete carioca Cauã Reymond de visita en Buenos Aires, porque así se llamaba el romántico personaje de "Avenida Brasil", su creación más popular en la pantalla local que aún se replica por la pantalla de Magazine TV en el cable.
El galán de 36 años se convertirá a partir de hoy en Juliano Pereira, el líder comunitario de una favela, víctima de injusticias incapaces de limitar su amor por la criatura interpretada por Vanessa Giacomo, la villana de "Rastros de mentiras", otro folletín también realizado por la productora Globo, hacedora de tantos tanques televisivos de exportación.
Los 167 episodios originales de "El juego del pecado" terminaron de emitirse en su país de origen en marzo pasado, con un rating que comenzó a afianzarse luego de varios capítulos de iniciada la comedia dramática, para comenzar un ascenso y afianzamiento del envío que tiene en su elenco a otra referente del culebrón latinoamericano, la bella Giovanna Antonelli, la dama de "El clon", responsable de algunas escenas calientes que encendieron las redes sociales.
-¿Cómo es tu personaje en la nueva telenovela?
-Juliano es un muchacho nacido en una favela. Su padre desde siempre fue acusado por un delito que mi criatura entiende que él no cometió, pero acaba siendo incriminado junto a su papá, aunque se termina volviendo un referente en su comunidad y se casa.
-¿Qué te interesó del papel?
-En primer lugar siempre elijo los proyectos en función de los profesionales con quienes voy a trabajar; en este caso se trata del mismo equipo de “El color de pecado”, mi primera tira, y de “Avenida Brasil”. Ni bien terminamos de rodar en 2012 nos pusimos de acuerdo para volver a filmar juntos. La historia también fue escrita por João Emanuel Carneiro (autor de guiones para el cine como el de “Estación Central”) y está dirigida por Amora Mauter.
-El tema de la justicia también es el eje de tu más reciente éxito televisivo en Brasil...
-Recién termino con el último capítulo de “Justicia”, la miniserie policial de Globo que disfruté mucho; un producto que aborda el mismo tema de la actitud frente a la injusticia pero de otra manera, con otra tonalidad. Cumplí allí una función diferente en la dramaturgia: interpreté a un contador, que permanece preso siete años por practicar eutanasia a su esposa.
-¿En qué recursos te apoyás para construir los diferentes personajes de las ficciones?
-Cada rol requiere de una preparación distinta. En el caso de Juliano, como yo ya había filmado una peli en la que interpretaba a un jefe de traficantes de drogas, un film de bajo presupuesto pero con mucho éxito, donde fui coproductor, pude entrevistar a muchos líderes de las comunidades.
Cuando supe que iba a componer a uno de ellos, volví a las favelas y fui a verlos para conversar y obtener más puntos de vista que me permitieran entender cómo se maneja un líder. Juliano, de todos modos, resulta un héroe romántico.
-¿Cómo te llevás con el rol de galán?
-Completa una función en la dramaturgia de una novela: el chico y la chica conducen la historia de amor. En “Justicia”, mi rol fue otro, pero no me incomoda el papel de galán: estoy muy agradecido, ya que construye una relación muy próxima y placentera con la gente. Aunque si mi trabajo se circunscribiera sólo a oficiar de galán, creo que no me gustaría.
-¿Qué opinás de las telenovelas bíblicas como "Moisés y los diez mandamientos"?
-No la he visto, pero cuando se da una competencia importante, la pienso como una alternativa para que todos trabajemos más y mejor.
-¿Has visto cine argentino?
-Sí, y creo que es uno de los mejores del mundo. A mí me gusta contar historias y el cine es otro aspecto de mi trabajo que me permite contarlas.
Admiro mucho a Leonardo Sbaraglia, un actor formidable, tengo un proyecto como productor para trabajar con él. Juan Carlos Corazza es un profesor de actuación argentino radicado en Madrid a quien admiro; siempre que tengo tiempo estudio con él, logra que me sienta más maduro para el trabajo.
-¿Cuáles son tus proyectos luego de esta visita a Buenos Aires?
-En principio viajaré a la Patagonia, quiero recorrer la Argentina porque me gusta mucho, aunque ya estoy trabajando en la producción de una película, “Don Pedro I”, que filmaremos durante el segundo semestre de 2017. Se trata de una película histórica sobre el primer emperador de Brasil, que intenta abordar una nueva mirada sobre la figura histórica, más cercana a la visión portuguesa del tema, un punto de vista distinto al de los trabajos realizados hasta ahora.
-¿Qué opinás sobre la situación política en tu país?
-Todavía estamos pasando una situación muy complicada, hoy la política es un tema ríspido, cuando das cualquier tipo de opinión los grupos son tan diversos que inevitablemente surgen ataques de rabia. La corrupción es un gran asunto en toda América Latina, de nada sirve cambiar un presidente sin que haya un Congreso que lo ayude a gobernar; si el Parlamento se transforma en una bolsa de valores, resulta bastante arduo que un país salga adelante.
Cuando hice “Avenida Brasil” se vivía un tiempo muy bueno, la gente tenía más acceso al consumo y eso ayudó al suceso del programa. El éxito de un producto no sólo depende del guión, la dirección y de los actores, se relaciona también con una época política, social y económica de una sociedad.
Su faceta de productor audiovisual
Entre otras cosas, Cauã Reymond es también productor audiovisual y, como bien dice en la entrevista, siempre elige sus proyectos en función del equipo de trabajo. De hecho, en “El juego del pecado” trabaja con el mismo equipo de “Avenida Brasil” y de “El color del pecado”, su primera telenovela que grabó en 2004.
Según él, el éxito de una tira “depende del momento político, social y económico que vive la sociedad, más allá de la calidad del programa”. En ese sentido afirma que “la notoriedad de ‘Avenida Brasil’ se inscribe en una época de bonanza”.
El galán se mostró apasionado por su faceta como productor audiovisual y para muestra basta el reciente video de Bárbara Ohana, donde aparece caracterizado como una travesti rubia que pide “más amor, menos intolerancia”, filmado luego del atentado en el boliche gay de Orlando ocurrido en junio.