El escenario mundial nos desafía con un panorama mucho menos alentador que lo vivido hasta fines de 2019.
La pronunciada desaceleración en la economía mundial, nos obliga a repensar el futuro de toda la humanidad.
Frente a la crítica situación económica que nuestra provincia atraviesa, estamos obligados a conocer perfectamente la evidente problemática y carencia que se percibe en materia social, económica, educativa, seguridad, obligan a reconstruir políticas futuras que finalmente beneficiaran indudablemente a toda la sociedad.
Propuesta por el señor gobernador la urgente necesidad de ser austeros, eliminando, entre otros proyectos, una de las cámaras legislativas, asegurando la representatividad territorial, traería aparejado una fuerte reducción del gasto público.
Es imperiosa la necesidad de plantear estrategias que posibiliten sostener los empleos privados genuinos, ya que son la cantera inagotable que aporta recursos al Estado y moviliza las economías regionales.
Para ello, lo más adecuado es conocer con certeza qué tenemos, cómo lo administramos eficientemente y cómo optimizamos su rendimiento.
Si nos despojamos del eventual oportunismo político y comprendemos que haciendo abstracción del asistencialismo, vamos a generar en el ámbito privado empleos genuinos y recursos, siendo éstos los únicos caminos para salir urgentemente y airosos de la crisis actual que nos ahoga.
Un Catastro bien organizado, es la herramienta primaria, básica y elemental que nos ayudara a administrar, nutriendo de datos espaciales de la Provincia, a sus dirigentes, permitiendo elaborar estratégicamente políticas de desarrollo a corto y largo plazo, ya que es el organismo que proporciona, con datos fidedignos, la riqueza con que se cuenta, volcados a un registro gráfico permanentemente actualizado, posibilitando la generación de un desarrollo económico permitiendo la aplicación de leyes tributarias justas y equitativas.
El Catastro es el inventario real, ordenado y cierto de todos los bienes inmuebles urbanos, rurales y secano que registra únicamente el Estado. Asimismo, proporciona la seguridad jurídica al derecho de propiedad.
La Dirección General de Catastro cuenta con las herramientas tecnológicas, digitales y principalmente humanas, que en definitiva son los elementos fundamentales para el comienzo de este cambio profundo que hoy la realidad nos exige, asumiendo el compromiso de tomar decisiones adecuadas con acuerdos básicos y reglas claras para que un estado moderno y eficiente esté acorde a los preceptos de nuestra Constitución.
Hasta hoy se ha percibido un Catastro que ha ido descuidando funcionalmente aquello para lo que fue concebido, desconociendo su finalidad y aprovechamiento.
El organismo ha desvirtuado su propósito porque es planeado y dirigido por personas no idóneas, cuyo único objetivo es meramente tributario y recaudatorio, que únicamente emparchan economías no planificadas, que por ende no ofrecen políticas sociales y económicas que estén al servicio de los habitantes.
Primordialmente si conocemos fehacientemente la productividad de cada una de las parcelas, especialmente las agrícolas, utilizando las diferentes estructuras del organigrama provincial y trabajando en concordancia con cada una de ellas, se podrá encarar una generación de divisas a la provincia, como por ejemplo la comercialización de productos de elaboración propia que satisfagan la demanda mundial. La misma idea se debe imponer en la industria local, manufacturera, metalúrgica y todas las actividades productivas que integran el universo industrial mendocino.
Esta recesión mundial, por la pandemia, quizás con inteligencia sea el punto de partida para que nuestra querida Mendoza propicie un cambio de vida en el país, que inminentemente lo reclama la sociedad productiva a gritos. Que el Covid-19 sea el generador del cambio propuesto.