Con este Mundial de Balonmano que finalizó ayer, se abre la puerta hacia un nuevo espacio en la organización de competencias deportivas del más alto nivel. El impulso de la política de Estado catarí genera apoyos y rechazos sin términos medios.
Mientras quienes ponderan los logros se sorprenden por la capacidad de gestión y la celeridad en la concreción de los proyectos, quienes manifiestan su disenso hacen foco en las condiciones laborales de los trabajadores contratados para la obras de construcción.
En tanto, los gobernantes de este emirato del Golfo Pérsico no se quedan atrapados en la telaraña dialéctica. Avanzan sin pausa confome su vocación de transformación, aunque sin reparar en consecuencias que los puedan alejar del punto de partida trazado como una estrategia a corto, mediano y largo plazo.
Un ejemplo lo terminó dando el proyecto para la conformación del seleccionado de handball local, de una notable performance en este campeonato.
Desde que se contrató al entrenador español Valero Rivera, quien levantó la Copa del Mundo 2013 con la selección de su país, los cataríes mostraron que iban por todo: desde nacionalizar a 8 estrellas foráneas hasta, como publicó el diario sueco Aftonbladet, prometerles un premio de 90.000 euros por partido ganado a cada jugador más un reajuste de los 4.200.000 para repartirse en el plantel si es que se conseguía el título.
El director técnico hispano Rivera eligió bien apoyado por la abundancia de recursos económicos. Trajo al gran arquero bosnio Daniel Saric, al cubano Capote, al español Borja Fernández, al francés Roine y a los montenegrinos Stojanovic, Damjanovic y Markovic. El resto, son nacidos en Qatar, aunque ninguno de la talla deportiva de los extranjeros.
En fútbol, el metro patrón fue más agresivo en cuanto a sus intereses y gestó el emprendimiento madre de la Aspire Academy, el centro de captación, desarrollo y perfeccionamiento de jugadores de entre 6 y 18 años, con sede en Doha.
Más allá del objetivo base de colaborar con el proceso de socialización de jóvenes futbolistas previamente seleccionados en sus respectivos países de origen, lo cierto es que en esta academia se están logrando avances a pasos agigantados y varios de los futbolistas ya integran selecciones Sub20 africanas, entre éstas las de Senegal, Nigeria, Mali y Etiopía. Inclusive, el poder económico permitió comprar un club de fútbol belga, Eupen, que juega en la segunda división del país europeo.
Como en Bélgica no hay restricciones para el ingreso de los no comunitarios a un mismo plantel, los chicos salidos de AA rindieron con creces en su primera temporada consiguiendo un meritorio octavo puesto.
La edad de los jóvenes oscila entre 18 y 21 años, lo que permite inferir que todos llegarán con entre 25 y 26 años al Mundial de Qatar 2022, con la posibilidad de ser nacionalizados y de eventualmente formar parte del seleccionado en la gran cita mundialista.
Ya en 2012, Tamim bin Khalifa Al-Thani, actual emir catarí, se decidió por una apuesta fuerte con la compra del Paris Saint Germain. Capital no le falta a la principal autoridad de este emirato, ya que su fortuna personal está estimada en alrededor de 2 mil millones de dólares.
Su padre, Hamad, quien abdicó su trono en favor de su hijo en 2013, posee cerca de 2.600 millones de dólares como respaldo monetario, diversificado en las acciones que tiene en cadenas hoteleras, telefonía móvil, el Banco de Doha, una concesionaria de vehículos de alta gama y la tienda londinense Harrod’s.
Desde el mismo momento que adquirió el PSG por 150 millones de euros, el proyecto de Al-Thani hijo fue el de ubicar al club de la capital francesa en el primer lugar de la nación y dentro del lote de los cinco mejores del mundo.
El primer paso fue con Javier Pastore, quien llegó desde el Palermo italiano por 45 millones de euros. Un año después, previa inversión de 150 millones de euros más, se incorporaron entre otros Zlatan Ibrahimovic (21 millones de euros), los brasileños Thiago Silva y Lucas Moura (42 y 40, respectivamente) y Ezequiel Lavezzi (26).
Independientemente del éxito en el fútbol profesional - de hecho, el PSG ganó la liga francesa tras 19 años - otro objetivo es el que tienen en cuenta los cataríes: relanzar un plan integral para las divisiones formativas bajo la consigna de encontrar al “nuevo Messi”, pero surgido de la región parisina. Todo un desafío que hoy parece poco probable...hoy.
Es un momento clave para los cataríes el de mantener los lazos con la comunidad internacional, más que nada porque han anunciado recientemente una inversión de 200 billones de dólares para los próximos años, entre éstas cinco líneas de metro que unirán Doha con puntos vitales del territorio en expansión de la capital del emirato.
Los ocho estadios de fútbol a ser construidos para ser inaugurados en el Mundial 2022 también ingresan dentro de la política de aprovechamiento integral, ya que contarán conectados con la zona turística de La Corniche (costanera), que une la bahía con la parte céntrica del microcentro de la principal ciudad del país.
Catar, que posee riquezas ilimitadas debido al petróleo y al gas, se dio el lujo de formar un seleccionado nacional de handball altamente competitivo.
Claro que lo de "nacional" está por discutirse: los foráneos fueron mayoría y esto parece ser parte de una política de integración a escala globalizada. No importa de dónde se llegue, sino cómo se produzca para el beneficio de uno de los países que le apunta a ser potencia mundial en todo sentido y quizá cuando menos se lo espere.