Baños de agua fría, golpes con una cadena, maltratos y claros indicadores de abusos fueron algunos puntos a los que se refirió ayer una testigo que declaró en el juicio que tiene como protagonistas a los curas Nicola Corradi (83), Horacio Corbacho (59) y al jardinero Armando Gómez (57), tres integrantes del "staff" del Instituto Próvolo que son juzgados por una larga serie de abusos sexuales.
El tribunal escuchó ayer el testimonio, a través de una cámara Gesell "en vivo", de M.AM., una joven de San Luis que tiene 30 años y que llegó al Próvolo de Luján porque su familia buscaba para sus hijos una educación de excelencia.
Llegó a Mendoza en 2008 ,cuando tenía 17 años de edad, junto a su hermana menor, quien se convertiría en una de las víctimas los abusos del Próvolo. Si bien es hipoacúsica, la testigo brindó un testimonio hablado que resultó de gran interés para los querellantes .
"Contó cómo una persona golpeaba con una cadena a los chicos y ellos se refugiaban atrás de esta testigo", dijo el abogado querellante Sergio Salinas.
La joven se refirió a abusos y maltratos: declaró que los pequeños eran sometidos a trabajos forzados con herramientas de labranza y a sacar la basura a la calle. Además debían consumir comida que no estaba en buen estado.
La joven también aportó un relato con fuertes indicios que apuntaron a casos concretos. Por ejemplo, explicó que una niña que habría sido abusada por Corbacho en la panadería era una de las pocas que ingresaba a ese sector y siempre había que ir a buscarla.
También se refirió a los baños de agua fría a los que eran sometidos los niños y que, según declaró la monja Kumiko Kosaka, era por un problema de presión. "Yo los cambiaba rápido para que no pasaran frío", dijo la testigo.
La mujer también contradijo el testimonio de la monja nipona, quien había afirmado que los niños no podían acceder a ciertos lugares del edificio. La chica sostuvo que sí lo podían hacer algunos alumnos que luego denunciaron abusos.
Indicadores de abusos
"Los dos testimonios que escuchamos hoy son claves para determinar el criterio utilizado por los abusadores. Por ejemplo, un chico de 5 años que no sabía hablar, ni utilizaba lenguaje de señas, era una víctima. La hermanita de la testigo, que venía desde lejos buscando una buena educación, también fue 'seleccionada'", afirmó el abogado Oscar Barrera.
Otro aspecto de gran interés fue la claridad con que la testigo señaló claros indicadores de abusos. La joven explicó que una de las víctimas era la preferida del cura Corbacho, y si bien no pudo decir si fue abusada por el sacerdote, dijo que él siempre la tenía en la falda.
Luego indicó que era una chica que lloraba mucho, sufría y se rasguñaba. "Yo no sé si eran malos o los hacían malos allí", dijo la joven, según explicaron los abogados, haciendo referencia a la "mala conducta" de algunos chicos que se escapaban y se autolesionaban.
La mujer que declaró ayer también se refirió a conductas de hipersexualización mostradas por algunas alumnas de corta edad, que luego denunciaron haber sido abusadas por las autoridades del Próvolo.
Otro duro testimonio
Ayer también terminó de declarar un testigo de 35 años identificado como A.M., quien también vive en San Luis y es pareja de M.AM., la mujer que declaró en la misma jornada. El tribunal ordenó que la cámara Gesell realizada el jueves a A. M. se incluyera en el debate.
Este hombre vivió en el instituto Próvolo entre 1997 y 2008 y aseguró que sufrió abusos sexuales directos perpetrados por un ex administrativo que fue sobreseído por ser inimputable.
Este testigo comprometió al cura italiano José Luis Spinelli, fallecido en 2016 que llegó al país -al igual que Nicola Corradi- con denuncias por abusos sexuales contra ex alumnos del Próvolo en Verona. Según el joven, en una oportunidad le contó a Spinelli que había sido abusado. Sin embargo, sostuvo que el religioso no tomó ninguna medida avisó sobre la novedad.
Ayer dijo que Armando Gómez en una oportunidad le tocó la cola. Finalmente, el joven contó que un alumno del instituto -JJR- dormía los días sábados y domingos en el dormitorio de Corradi y que de lunes a viernes lo hacía en la zona de alumnos. Pero admitió no saber si ese chico fue abusado, ya que él no vio nada.