Cinco años de una muerte resonante, resonante por el hecho y por todas las circunstancias que lo rodearon posteriormente. El homicidio de un joven que había salido de la cancha, un policía acusado. un juicio frustrado y otro aún no resuelto, y una madre que se quitó la vida ante la angustia de la impunidad.
Este jueves se cumplen cinco años del caso Lucas Carrazco (22), el hincha de la "Lepra" que murió tras ser baleado por Diego Guzmán, quien por entonces se desempeñaba en Infantería.
El 14 de marzo del 2014 la víctima había ido a la cancha de Independiente Rivadavia para presenciar el partido contra Instituto de Córdoba, que finalmente no se jugó por un corte de luz. A la salida del frustrado encuentro, algunos hinchas se enfrentaron con la Policía y allí el muchacho resultó herido. Dos días después murió por una hemorragia cerebral en el hospital Lagomaggiore.
Guiándose con la declaración de testigos del hecho, que aseguraban que Carrazco había sido atacado por policías, el fiscal Daniel Carniello comenzó a investigar el proceder de los efectivos. Luego se probó que el joven fue herido con una cápsula que salió despedida cuando los uniformados dispararon los gases lacrimógenos para dispersar los conflictos.
La acusación recayó sobre el uniformado Guzmán, quien fue imputado por homicidio culposo en concurso real con incumplimiento de los deberes de funcionario público.
El caso llegó a juicio y el 28 de julio del 2016 comenzó en la Segunda Cámara del Crimen. El 15 de septiembre de ese año debían llevarse a cabo los alegatos. Sin embargo, fueron postergados por un problema de salud de uno de los jueces.
Una semana después otro de los magistrados presentó un certificado médico que le impedía estar, por lo que una vez más no se pudo desarrollar el pedido de la pena de las partes intervinientes.
Con esa última suspensión se cumplieron los 15 días hábiles que establece el Código Procesal Penal entre una audiencia y la otra, por lo que automáticamente el juicio fue anulado.
La resolución cayó muy mal en la familia Carrazco, que entre la desazón, el sabor a injusticia y cada vez menos fuerzas, se preparaba para un nuevo proceso. Pero antes de llegar a eso otra tragedia los marcaría y una nueva contienda judicial debían afrontar.
El 15 de julio del 2017 Viviana Espina, la mamá de Lucas, tomó la drástica decisión de suicidarse, agobiada y ya sin esperanzas de que haya justicia por la muerte de su hijo. Esta segunda muerte además de dolor, generó otro conflicto con la defensa del policía, con miras al segundo juicio.
La familia Carrazco se presentó en la Segunda Cámara del Crimen y solicitó continuar con las acciones previstas al querellante como herederos forzosos, ya que esa figura la ocupa Viviana.
El abogado del imputado pidió que no se hiciera lugar a esa solicitud, para de esa manera apartar al padre de Lucas y a sus hijos. Todo esto hizo que el segundo juicio quedara postergado, cuando ya tenía fecha para el 15 de agosto de ese año.
Luego del planteo de las partes, la cámara aceptó el cambio de querella para que quedara a cargo de Daniel Carrazco, papá del jchico muerto.El fiscal Darío Tagua también había dado su aprobación. Sin embargo, el abogado del sospechoso hizo uso del recurso de casación y la resolución pasaba a manos de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Mendoza, que tras más de siete meses falló en favor de las víctimas.
Superado este nuevo conflicto, ahora si llegaba el segundo y posiblemente juicio final, que comenzó en septiembre del año pasado.
El mismo ha tenido numerosas audiencias, incluso este viernes declarará un médico del hospital Lagomaggiore. El debate está en la recta final y en breve serán los alegatos. Allí empezará a perfilarse el futuro del policía Guzmán, que arriesga hasta 30 años de prisión.
Es que entre las última novedades, los jueces Mauricio Juan, Eduardo Martearena y Laura Guajardo aceptaron el pedido del fiscal Tagua y de la querella, que plantearon la posibilidad de que el acusado sea condenado por homicidio simple con dolo eventual, agravado por el uso de arma de fuego y por ocurrir en un evento deportivo. Este delito tiene penas de 13 a 30 años.
La defensa intentará sostener la primera imputación de homicidio culposo, que le daría una sentencia excarcelable. Entre estas dos posturas se definirá el caso.
Mientras, la familia Carrazco hoy vive un día de duelo y tristeza, esperando que a corto plazo les llegue la paz y la Justicia,que hace cinco años se les viene postergando.