Dos pruebas que podrían ser fundamentales para el esclarecimiento del femicidio de Julieta González (21) fueron aprobadas por el Justicia, luego de que la defensa solicitara que fueran consideradas como nulas.
Ayer, la jueza Érica Sánchez, del Primer Juzgado de Garantías, no tuvo en cuenta ninguno de los pedidos realizados por los defensores de Andrés Di Cesare (23), acusado de haber asesinado a la joven desaparecida el 21 de setiembre del año pasado pasado y el 27 fue hallada muerta en una ripiera, cerca de la ruta 7, a la altura de Cacheuta.
En primer lugar, la magistrada rechazó el pedido de prisión domiciliaria, tal como había rechazado el juez de sexto juzgado de Garantías, David Mangiafico en noviembre pasado.
La causa por la cual negó la prisión domiciliaria es porque entendió que existe riesgos de fuga, dada la alta pena -prisión perpetua- que podría recaer sobre Di Césare, de ser encontrado culpable.
Por otra parte, ante un pedido de la investigadora del caso, la fiscal de Homicidios Claudia Ríos, la jueza ordenó una prórroga de 3 meses para que continúe la investigación, al tiempo que marcó los plazos de la prisión preventiva en dos años, tal como lo establece la ley.
Dos pruebas fundamentales
Además la jueza Sánchez rechazó los pedidos de nulidad sobre dos pruebas fundamentales.
La primera es la nulidad del allanamiento realizado en la empresa de transporte de la familia de Di Césare donde se encontró el Ford Fiesta Kinetic del imputado.
Este auto, al ser periciado, arrojó manchas de sangre de la víctima, lo que indica que al menos la habría transportado cuando ella estaba, al menos, herida.
Para los defensores -Roberto Godoy Lemos y Fernando Lúquez- este allanamiento debía considerarse fallido porque se hizo con una orden de allanamiento que indicaba otra numeración y se concretó en horario nocturno.
La segunda prueba que fue validada por la justicia de Garantías fue una suerte de confesión "espontánea" que el joven hizo ante un policía cuando fue detenido. Allí dijo que habría matado a la mujer porque lo estaba extorsionando.
Para los defensores, se trató de un acta realizada de forma intimidatoria; para la fiscal, un informe pericial realizado por el propio imputado de forma voluntaria y espontánea. La jueza se inclinó por esta posición: el joven no fue coaccionado.
La historia
Julieta fue vista por última vez el 21 de setiembre y seis días después fue encontrada por un maquinista que trabajaba en una ripiera en Cacheuta.
La joven había sido dejada en el lugar, atada de pies y manos, muy cerca de la zona donde, días antes, se había encontrado una campera y un bolso que le pertenecían.
Según los investigadores, Julieta estuvo cautiva en alguna parte hasta que la mataron a golpes; el mortal le fue propinado en la cabeza con un objeto no identificado.