Un año y cuatro meses después del asesinato de Julieta González (21), Andrés Di Césare (23) -el hijo del empresario de transporte que está acusado del crimen- declaró por primera vez y negó ser el autor del femicidio.
Di Césare declaró la semana pasada frente a la fiscal de Homicidios, Claudia Ríos, pero sin que la funcionaria judicial ni los abogados defensores y querellantes pudieran hacer preguntas, tal como lo permite la ley.
El imputado sostuvo que el 21 de setiembre de 2016, estuvo con Julieta, con la que mantenía una relación y que mantuvieron una discusión que terminó a los golpes: ella le produjo algunos rasguños y él le aplicó algunos golpes, uno en la nariz que le produjo sangrado.
Después de esa pelea que se desarrolló dentro del auto del Di Césare, el joven la dejó a pocas cuadras de su casa. Desde ese momento -confesó- no la volvió a ver.
Esta versión de los hechos se contrapone con la que sostiene la fiscalía: que el muchacho habría asesinado a Julieta y luego habría abandonado el cuerpo que que fue encontrado recién el 27 de setiembre, atado de pies y manos en una ripiera cercana al penal Almafuerte en Cacheuta, Luján.
En esta hipótesis defensiva, otro dato a tener en cuenta es que tanto el Cuerpo Médico Forense como el entomólogo que analizó la fauna cadavérica determinaron que Julieta González fue asesinada el 25 de setiembre.
"Entre el 21 y el 25 hay un bache, un espacio en blanco que no ha sido investigado. Mal puede imputársele a Di Cesare un homicidio ocurrido el 25 cuando él la vio el 21", sostuvo ayer el abogado Roberto Godoy Lemos, quien defiende al imputado junto con su colega Fernando Lúquez.
En la versión aportada por el sospechoso, las dos pruebas que comprometen gravemente Di Cesare pierden peso o al menos "suenan lógicas". Se trata de a) las manchas de sangre encontradas en el Ford Fiesta Kinetic del joven y que, tras ser analizadas, se determinó que eran de la víctima, y b) los restos de piel encontrados bajo las uñas de Di Césare que, tras un análisis de ADN, se determinó que correspondían a Julieta.
Lo que vendrá
La causa promete novedades en febrero, cuando termine la feria judicial y la justicia de Garantías decida si debe ser elevada a juicio. Allí deberán resolverse un puñado de oposiciones planteadas por la defensa.
Entre ellas se encuentra un pedido de nulidad del requerimiento de elevación a juicio porque allí no figura qué pasó entre el 21 y el 25 de setiembre.
La nulidad de la inspección del celular del imputado porque se habría realizado sin orden judicial y sin el control de la defensa.
Y, por último, la nulidad de un acta de procedimiento donde consta el hallazgo del cadáver pero no está firmada por ningún funcionario del Ministerio Público Fiscal.
La muerte de Julieta
Julieta González fue vista por última vez el 21 de setiembre de 2015 y seis días después fue encontrada por un maquinista que trabajaba en una ripiera en Cacheuta, departamento de Luján.
De acuerdo con los investigadores, Julieta estuvo cautiva en alguna parte (lugar no especificado) hasta que la mataron a golpes.
El golpe mortal le fue propinado en la cabeza con un objeto que tampoco fue identificado.
La madre de la joven -una policía que trabaja en la comisaria Décima, llamó durante la tarde y noche del 21 al celular de su hija y nadie la atendió. En cambio el 22 le respondieron, aunque escuchó una voz femenina que decía "cortá".