Luego de tres semanas, se retomó ayer el juicio por el crimen de Julieta González, la joven de 21 años asesinada en la primavera de 2016 y que tiene detenido a Andrés Di Césare (26).
La última audiencia había cambiado los planes de las partes, luego de que la fiscal Claudia Ríos Ortiz incorporara una nueva imputación para el acusado. Además de femicidio, la carátula incorporó el agravante del vínculo, al considerar los investigadores que entre la víctima y el presunto victimario había una relación amorosa, más allá de que él tenía una pareja formal. A grandes rasgos, esto no varía demasiado en la posible condena ya que Di Césare llegó al juicio arriesgando la perpetua.
Otro elemento que agregó la fiscalía fue la fecha precisa de la muerte de Julieta. Hasta ahora eso no estaba claro ya que la joven desapareció un 21 de septiembre y su cuerpo fue encontrado seis días después. Para los pesquisas fue ultimada el mismo día que dejó de ser vista.
Ante estos cambios los jueces Mauricio Juan, María Alejandra Ratto y Jorge Coussirat decidieron interponer un cuarto intermedio y darle a la defensa la posibilidad de incorporar nuevas pruebas, antes de pasar a los alegatos.
Así fue que este viernes los abogados Fernando Lúquez y Pablo Cazabán presentaron dos testigos. Uno de ellos fue un primo del acusado que declaró que el 21 a la noche cenaron juntos en su casa. La otra fue una médica que hizo una interpretación del informe de los forenses y que apuntó que, para ella, la muerte habría ocurrido el 25 de septiembre.
Antes de los alegatos y la sentencia, al juicio le quedan tres declaraciones más sugeridas por la defensa y, por último, Di Césare declarará. La próxima audiencia será el 10 de septiembre.
El caso y las pruebas
Julieta desapareció el 21 de septiembre de 2016. Su cuerpo fue encontrado maniatado en Cacheuta, cerca del penal Almafuerte. Fuertes golpes fueron la causa del deceso.
Poco tardó la Policía en detener a Di Césare como sospechoso, ya que era conocida la relación entre ellos y, de a poco, las pruebas lo fueron implicando: los forenses encontraron su ADN en las uñas de la víctima -signos de defensa-; en su celular había búsquedas en Internet de cómo deshacerse de un cuerpo y consultando si un feto perduraba para un cotejo genético. Esto porque la joven le habría dicho que estaba embarazada de él. Además, sangre de la chica se encontró en el auto del detenido.