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hace 6 horas
La madre de la pequeña Guadalupe Di Falco (4), la mendocina Débora de Falco fue absuelta de culpa y cargo durante el juicio por la muerte de su hija que se desarrolló en San Luis. En tanto, los dos "cuidadores" de la niña fueron condenados a prisión perpetua por "homicidio doblemente agravado por ensañamiento y alevosía".
Débora Di Falco (22) estaba acusada de abandono de persona agravado por el vínculo y por el resultado, es decir la muerte de su hija. Esta mañana durante la lectura de los alegatos el fiscal de la causa había pedido que fuera condenada a seis años y ocho meses de cárcel.
El fiscal de cámara, Fernando Rodríguez, también había solicitado la pena máxima para Miguel Ángel "el Rengo" Riquelme (48) y su mujer, Dora Alejandra Videla (33). En sus manos estaba el cuidado de Guadalupe, quien falleció el 12 de septiembre de 2010 tras recibir malos tratos físicos.
El fallo del tribunal puntano, conformado por los jueces Hugo Saá Petrino, Gustavo Miranda Folch y Fernando Julio de Viana, fue unánime.
Una vez finalizada la lectura de la sentencia, un grupo de mujeres que había seguido de cerca las instancias del juicio aplaudió, emocionado. Mientras, Débora lloraba.
Cerca de las 9 comenzó la lectura de los alegatos del fiscal Fernando Rodríguez y de las defensas. Cuando finalizaron, el ex gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saa esgrimió una férrea defensa a favor de la mendocina.
Un largo camino judicial
La mendocina Débora Di Falco estuvo presa desde setiembre de 2010 hasta que el cambio de carátula, en noviembre de ese año, logró dejarla en libertad. Desde entonces la mujer permaneció en Mendoza, tratando de dejar su pasado de 9 años de prostitución, hasta el 12 de noviembre pasado, cuando se inició el debate en los tribunales puntanos.
Guadalupe Di Falco murió el 12 de septiembre de 2010 tras ser víctima de una serie de malos tratos.
Según un médico que declaró durante el juicio, la niña murió por un traumatismo craneoencefálico con edema cerebral, que atendido a tiempo podría no haber sido mortal. Cuando murió llevaba más de 24 horas sin comer. Tenía quemaduras en distintas partes de su cuerpo, incluso dentro de las fosas nasales.
Por ese crimen se encuentran detenidos Miguel Ángel Riquelme y su mujer Dora Videla, quienes tenían a su cargo el cuidado de la pequeña cuando murió. Ambos se abstuvieron de declarar.
Por esos momentos Débora Di Falco estaba en Mendoza y trabajaba como prostituta. Había vivido con los Riquelme-Videla antes de dejar a Guadalupe (y también a su otra hija, la recién nacida Fátima) a cargo de esa pareja.
"Fui a la casa, me empezaron a exigir que les diera más plata, me dijeron que les diera a cada uno mil pesos o no iba a ver más a Guadalupe. Yo los llegué a sentir como una familia, nunca me imaginé que le iban a hacer daño a Guadalupe, eran lo más cercano a una familia que conocía" había declarado Débora ante los jueces del Tribunal, Hugo Saá Petrino, Gustavo Miranda Folch y Fernando Julio de Viana.
Durante el juicio declararon un vecino, quien dijo haber visto a Guadalupe el día de su muerte, y la enfermera que la atendió y le aplicó las vacunas.
El testigo Ricardo Rebollero, vecino a la época de los hechos, recordó que el 12 de diciembre de 2010 fue a levantar la ropa cuando escuchó un quejido. Cuando miró hacia la casa de Riquelme, vio a "un chico o chica rubia que estaba sentado desnudo sobre un tacho. Tenía las manos entre las piernas".
Por su parte, la enfermera Claudia Gelabert, aseguró que había visitado la casa de calle Los Inmigrantes al 1582, donde encontró a Guadalupe Di Falco "sin documentación alguna", por lo que procedió a abrirle una "libreta sanitaria y a colocarle las vacunas". Sin embargo, recordó que la niña estaba "integrada y bien de salud" y apuntó que "no la había visto sucia ni desnutrida".
