La familia del joven Andrés García Campoy (20), muerto en un episodio confuso en junio del año pasado frente a la Destilería de YPF, pide que se revea la decisión de la Justicia Federal de dictar la falta de mérito del caso. Mediante su querellante, solicitaron el procesamiento de los dos gendarmes que estuvieron en el lugar del hecho ya que para ellos "son los responsables de la muerte" del chico.
El caso de García Campoy desde sus inicios se presentó como uno de esos hechos difíciles de resolver. El problema sustancial radica en la pregunta: ¿Andrés se suicidó o lo mataron los gendarmes?
Los dos efectivos que estuvieron en el lugar cuando el joven estudiante murió fueron imputados por el fiscal Jorge Calle por homicidio agravado por pertenecer a fuerzas de seguridad. Pero como el hecho involucraba a miembros de Gendarmería Nacional, el expediente debió ser remitido a la Justicia Federal y quedó a cargo de Walter Bento.
Se hicieron desgrabaciones de las llamadas recibidas por el 911, una reconstrucción del hecho, se tomaron declaraciones de los imputados y testigos ocasionales (que llegaron después de consumada la muerte) y se buscaron restos de pólvora en las manos de los sospechosos (la prueba dio negativa). Todo esto llevó a que Bento dictara la falta de mérito debido a las escasas pruebas para inclinar la balanza hacia una u otra hipótesis.
Luego, al expediente se incorporó una necropsia psicológica para saber cómo estaba García Campoy los días previos a su muerte. Se citó a familiares, amigos, compañeros e incluso a algunos de sus profesores.
El resultado de la pericia es uno de los puntos clave en los que el querellante Ramiro Villalba basa su pedido de procesamiento para los gendarmes Maximiliano Alfonso (24) y Corazón de Jesús Velázquez (21).
Puntos de la querella
En primer lugar, y basados en lo que arrojaron los profesionales del Cuerpo Médico Forense local, los querellantes aducen que el chico no presentaba signos de autoeliminación. En resumen, el informe dice que "no se evidenciaban tendencias suicidas".
Otro de los puntos en los que la querella hace hincapié es en las contradicciones que hay en las declaraciones de los gendarmes. Los efectivos en el lugar del hecho hablaron de "disparos" (en plural) mientras que durante la indagatoria ambos cambiaron su apreciación del momento fatal: "dicen que García Campoy percutó el arma y que el disparo no salió, lo que les dio tiempo para escapar. Luego cuando se acercaron se encontraron con la víctima suicidada, quien lo habría hecho mediante la misma bala fallida", dijeron allegados a la causa.
También cuestionan los dichos de Alfonso, quien declaró que solicitó apoyo con su Nextel, siendo que la empresa de telefonía negó que desde el aparato se hubiera realizado comunicación alguna. A esto se suma que tanto las versiones de los dos gendarmes imputados como de sus tres colegas que llegaron poco después del hecho son prácticamente "idénticas" lo que hace suponer que fueron planeadas.
A la familia García Campoy y al querellante Villalba nadie les saca de la cabeza que el chico fue asesinado. Es más, tienen una idea de cómo se podrían haber producido los hechos y apuntan a que la historia contada por los imputados es inverosímil. Los efectivos dijeron que lo hicieron bajar al chico del auto y abrir el baúl y las puertas traseras, momento que aprovechó para sacar su carabina Winchester del siglo XIX.
Ante la amenaza, los efectivos aseguran haber corrido en diferentes puntos. ¿No pudieron llevar acciones tendientes a reducir al chico en vez de huir?, se cuestionan los querellantes.
Muerto en la ruta
El viernes 13 de junio de 2014, García Campoy conducía su Peugeot 504 de color verde por ruta 7, cerca de la Destilería de YPF.
Allí fue detenido en un control vehicular por los gendarmes Alfonso y Velázquez. En medio de esa situación el chico terminó muerto de un disparo que salió de su carabina y que terminó en su nuca.