La investigación por la muerte del joven deportista sureño Genaro Fortunato (25) se extenderá tres meses más y, por lo tanto, el juicio contra Julieta Silva (29) programado inicialmente para marzo, se verá postergado.
En los últimos días de diciembre pasado, previo a la feria judicial de enero, la Fiscal de instrucción Andrea Rossi solicitó que la investigación penal preparatoria se extienda tres meses más.
La medida fue aceptada por los abogados que patrocinan a las partes, los letrados Tíndaro Fernández (por la familia de la víctima) y Alejandro Cazabán (por la protagonista del accidente).
Así las cosas, la prórroga solicitada por la representante del Ministerio Público fue aceptada por la Justicia de Garantías.
La argumentación de la fiscal Rossi para pedir esta extensión (que generará un inevitable retraso en la investigación) se debe a cuestiones técnicas. Fundamentalmente porque se iban a vencer los plazos para la elevación a juicio y entonces la magistrada debía cerrar la investigación o pedir una prórroga.
La causa de la demora
La causa de esta demora se debe a que los peritos técnicos -mecánicos e ingenieros que trabajan en el accidente- informaron a Rossi que no iban a poder terminar con las pericias del caso en diciembre pasado.
A fines de noviembre, cuando se realizó una pericia de luminosidad frente al bar La Mona, la fiscal había adelantado que el debate oral y público se iba a realizar entre febrero y marzo. Pero la realidad indica que este cronograma no se podrá cumplir.
La demora por las pericias no son un hecho menor: en el accidente donde perdió la vida el joven jugador de rugby, las pericias fueron determinantes para “dar vuelta” el caso que, inicialmente estaba caratulado como homicidio doblemente calificado (por el vínculo y por alevosía).
Luego, pericias mediante, cuando la defensa fue tomada por Cazabán, la carátula se cambió (y se duplicó) a homicidio culposo agravado o (alternativamente) homicidio simple.
Para graficar la importancia que tienen las pericias en este caso es necesario recordar que fines de octubre un estudio realizado por la policía determinó que Silva no tenía una visión óptima cuando se produjo el fatal impacto: cuando pusieron en marcha el vehículo siniestrado se puso en funcionamiento la señal “desempañar” el parabrisas y además se corroboró que la luz baja tenía un alcance de entre 20 y 22 metros de largo a una altura de 15 centímetros de alto.