"Yo llegué a las 19, él estaba en la cocina, me dijo que le había pegado un tiro a un negro de mierda que le había robado la bicicleta", dijo ayer Carina Villaroya, incriminando directamente a su ex marido, Dionisio Nazar Elmelaj Elaskar (57), en el juicio que lo tiene como presunto autor del asesinato del adolescente Emir Cuattoni (15).
Siempre al borde de llanto, la mujer subió al estrado y declaró esta mañana durante más de media hora, brindando un emotivo relato marcado por su férrea valentía y su sentido de la justicia , y por el cual ha pagado un alto precio: sus hijos no la quieren ver, tras declarar contra su ex marido.
"No pretendo que me quieran ver sino que sepan qué es la Justicia", dijo, refiriéndose a los chicos, a quienes Elmelaj habría subido a la camioneta el día en que Emir fue asesinado en las cercanías del parque Benegas de Godoy Cruz.
En una de las audiencias más dramáicas que se hayan visto en Tribunales, la mujer sostuvo que Elmelaj nunca se ha arrepentido, y lo definió como "manipulador y narcisista", declarándose ella misma como víctima de violencia pisco lógica.
Villarroya calificó a Elmelaj -quien debió escucharla detrás de una suerte de biombo- como un buen tirador y corroboró que el hombre le cambió las llantas a la camioneta Toyota Hilux en la que se movilizaba, el día en que Emir fue ultimado para despistar.
Un dramático monólogo
Carina Villarroya es, sin dudas, la testigo clave del caso Cuattoni. En un monólogo marcado por el dolor, ayer la mujer le dijo a los jueces Marcelo Gutiérrez del Barrio, Ariel Specktor y Horacio Cadile sobre Elmelaj: "Es mi marido y estoy en proceso de divorcio".
"A mí me cuesta mucho estar acá pero lo he decidido porque quiero que se haga justicia; primero por el nene que era Emir y segundo para que mis hijos aprendan qué es la justicia y lo que está bien y lo que está mal", afirmó la mujer que se presentó junto a dos abogados.
“Cuando Farida y Marcelo (los padres de Emir) perdieron a su hijo, yo perdí a los tres míos ya que no vivo con ellos, no quieren hablar conmigo. Ellos están seguros de que su padre es un héroe por lo que hizo y yo no estoy de acuerdo”, sostuvo Villarroya.
La bicicleta no se parecía
La mujer contó que a sus hijos le habían robado dos bicicletas de rodado “grande” y que su marido salió a buscar a los ladrones junto a dos de sus hijos.
Llamativamente, la bicicleta que tenía Jahir Mirasol, el amigo de Emir, era una BMX de color violeta, muy diferente a la que buscaba Elmelaj.
Ayer también declaró Mirasol, quien dijo que el 17 de abril de 2016 a las 19.30, en avenida del Trabajo y Perito Moreno de Godoy Cruz, cuando los empezó a seguir una camioneta Toyota Hilux blanca o gris y un hombre se bajó, dijo que soltaran la bicicleta y disparó.
"Con el primer disparo salimos corriendo con Luciano Arreche y sentimos el segundo disparo. Nos escondimos y fuimos al parque a buscar a Emir. Después volvimos y estaba tirado en el piso", afirmó el chico.
Si bien ninguno de los testigos que vieron el crimen puede identificar al tirador, lo cierto es que el arma homicida -una pistola calibre 9 milímetros- fue encontrada en la casa de Chacras de Coria donde vivía Elmelaj.
Dos madres sin hijos y un “gracias”
Pocas veces se registran en Tribunales situaciones tan dramáticas como la vivida ayer en el juicio por el homicidio de Emir Cuattoni.
Es que Carina Villarroya decidió declarar contra su ex marido, Dionisio Elmelaj, sabiendo que sus palabras la van a distanciar aún más de sus hijos, quienes consideran a su padre como "un héroe".
Aun así, la mujer prefirió enviarles un mensaje esperanzador, apuntando a un posible futuro en el cual sus hijos puedan entender qué es la justicia.
Frente a Carina, junto a sus dos hijos, su marido y sus dos hermanos, estaba Farida Anís, la madre de Emir, una mujer que no sólo sigue transitando la muerte de su hijo, sino que también debió vivir una larga investigación fallida con un presunto homicida que no era y ahora un juicio que está a punto de llegar a su fin.
El testimonio de Carina Villarroya y su valentía parecen ser la clave para cerrar el capítulo judicial del caso Cuattoni. Tal vez así lo entendió Farida Anís cuando le dijo a Carina, entre lágrimas y desde su profundo dolor, una sola palabra: "Gracias".