Quince años después de que muriera la pequeña Rosario Belén (1), ayer comenzó el juicio contra su padre, Alejandro Amitrano (40), por el delito de homicidio agravado por el vínculo. Se trata de uno de los casos más conmocionantes de presunto maltrato infantil de los últimos años.
Sin la barba que lucía cuando fue detenido el año pasado, más delgado y con la compañía de su actual pareja, Roxana Godoy, con la que tiene una hija de un año y ocho meses -un poco mayor que la pequeña Rosario Belén cuando falleció-, Amitrano se sentó junto a su abogado, Jorge Miranda, y siguió con gran atención los testimonios de los tres médicos que declararon ayer, haciéndole, al oído, algunas observaciones a su defensor, aunque optó por no declarar ante el tribunal.
Cuando fue interpelado por los jueces de la Quinta Cámara -Rafael Escot, Alejandro Gullé y Liliana De Paolis de Aymerich-, el "Gringo" Amitrano explicó que es comerciante, que tiene el título de martillero público y que nunca ejerció porque "me tuve que ir cuando me dieron la matrícula".
La lectura de los hechos por los que se lo juzga dejaron ver la gravedad de la acusación: en la tarde del 23 de noviembre de 1999, Alejandro Amitrano y su mujer, Cecilia Cousau -absuelta en 2001 del delito de abandono de persona seguido de muerte, agravado por el vínculo- llevaron a la niña a la Clínica de Cuyo con un cuadro grave (pálida, inconsciente, sin reflejos). En estado de shock fue trasladada al Notti. Llamó la atención de los médicos que la niña estuviera cubierta de talco.
Al día siguiente la operaron y el 30 de noviembre murió por una fallo multiorgánica causada por "un fuerte golpe no accidental".
Tenía cuatro costillas fracturadas en distintas épocas; signos de maltrato físico, hematomas.
En octubre de 1999 la niña ya había sido llevada a un hospital, donde se detectaron rigidez en la nuca, hematomas, hemorragias y fractura de mastoides. Por eso el Cuarto Juzgado de Familia inició una investigación por malos tratos.
Los médicos
El primer médico en declarar fue Miguel Guisasola, el cirujano que operó a Belén en el Notti. Tras explicar que fue llamado por los médicos de terapia intensiva para una interconsulta que determinó que era conveniente operar, dijo: "Yo no sospechaba malos tratos, me aboqué al cuadro médico".
"Pensamos en una peritonitis, que se comprobó. Había estallido del yeyuno (parte del intestino delgado, continuación del duodeno) que se produce, en general, por golpes directos en el abdomen".
Luego explicó que si se hubiera intervenido antes la evolución podría haber sido otra y aclaró que no vio ningún signo de maltrato.
En relación a la causa del estallido del yeyuno, indicó que en bebés en un 95% ocurren por golpes directos: impactos de alta intensidad producidos sobre una superficie pequeña, una lesión que se ve en accidentes de tránsito, caídas sobre una superficie como la empuñadura de una bicicleta o el cordón de una calle.
"No puedo hablar de intencionalidad, pero sí que fue un golpe directo. No recuerdo haber visto estigmas (signos de maltrato) porque lo más importante era salvarle la vida", afirmó Guisasola.
Pocos datos aporto el forense jubilado Jorge Lázaro, quien examinó a la pequeña tras ser operada. "Las lesiones en el abdomen a veces no dejan lesiones exteriores pero pueden dañar órganos. Los estallidos de yeyuno se producen por golpes violentos o caídas", sostuvo.
Por último Marta Juana Mosciaro, médica en la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del Notti, afirmó: "No sé qué signos de maltrato tenía, no lo recuerdo, debe estar todo en la historia clínica".
Hoy continúa el debate.
Un nuevo juicio por el crimen de Micaela Reina
En la Séptima Cámara del Crimen, hoy empieza el segundo juicio por el homicidio de Micaela Reina (12), la niña violada y asesinada en 2007. Los acusados son su madre, imputada de partícipe primario en el hecho, y la ex pareja de la mujer, acusada de abuso sexual seguido de muerte.
El debate que se desarrollará durante esta jornada tiene sentados en el banquillo de los acusados a Marta Reina y quien fuera su esposo, Ramón Duarte; por los delitos por los que están acusados, arriesgan una pena de prisión perpetua.
Ambos llegan a juicio en calidad de detenidos; Duarte está en prisión desde 2011 y Reina desde fines del año pasado.
Las pruebas en contra de Duarte son firmes ya que se encontró restos de su ADN en la ropa que usaba Micaela cuando fue asesinada. Tras eso, se le adjudicó la violación aunque no el crimen. Justamente fue él quien, al momento de su detención, inculpó a Marta Reina, a la que acusó de “entregarle” a la niña.
El debate será frente a los jueces Agustín Chacón, Gabriela Urciuolo y Belén Salido. El fiscal de Cámara es Fernando Guzzo y la defensa de Reina estará a cargo del abogado Sergio Carreño.
Este es el segundo juicio que se realiza por el homicidio de Micaela. En 2010 la Corte Suprema local elevó a 15 años la condena de Alejandro Prádenas, padre biológico de la nena, por privación ilegítima de la libertad.
El crimen ocurrió el 7 de mayo de 2007 en Guaymallén.