El forense que hizo la autopsia de Ángeles Rawson ratificó hoy sus conclusiones con respecto a que la adolescente murió aplastada en el circuito de la basura tras una agonía de 12 horas y que no sufrió una agresión sexual, aunque luego fue cuestionado por el perito de la querella quien consideró que murió estrangulada durante un ataque sexual.
El duelo entre los peritos se reeditó hoy, en la decimoséptima jornada del juicio por el crimen que se desarrolla ante el Tribunal Oral en lo Criminal 9 (TOC) y que tiene como imputado -hoy ausente-, al portero Jorge Néstor Mangeri (47).
El primero en declarar fue Héctor Félix Konopka, el tanatólogo que la noche del 11 de junio de 2013 hizo la autopsia de Ángeles, que había sido hallada esa mañana en la planta de la Ceamse de la localidad bonaerense de José León Suárez.
El forense con 35 años de experiencia en autopsias y siete de ellos dentro del Cuerpo Médico Forense (CMF) inició su declaración contando que partió de la hipótesis de que la chica "había sido violada" y que había sido "sofocada con una bolsa" que tenía en la cabeza, según le había transmitido vía telefónica la fiscal Paula Asaro. Al contestar acerca de cuál fue la causa de muerte, Konopka afirmó hoy que fue "por aplastamiento" en la que la víctima sufrió una "asfixia traumática".
El forense dijo que llegó a esa conclusión ni bien abrió el cadáver y notó que presentaba "quince fracturas en las costillas", una "fractura doble de la clavícula" y que todas eran de carácter "vital" y “superaban la capacidad humana de producción".
Incluso, llegó a afirmar que por el estado en el que se encontraba el cadáver en algún momento supuso que "podría ser un accidente de tránsito".
Todo lo que hoy afirmó Konopka fue cuestionado más tarde por el legista de la querella, Jorge Quiroga, quien inició su testimonio recordando que tuvo serias diferencias con el autopsiante en una primera junta médica, lo que ocasionó que él y su colega en la querella, Primarosa Rinaldi de Chieri, presentaran un informe en disidencia.
“Para nosotros Ángeles había muerto antes de ingresar al primer camión de basura, la causa de muerte fue una asfixia mecánica por estrangulamiento y sofocación y a los cinco minutos se produce la muerte”, dijo Quiroga para quien todo la agresión se dio en el marco de un “ataque sexual”.
El perito de la querella sostuvo que uno de los indicadores para concluir que la adolescente “estaba muerta al ser compactada” es que “no hubo sangrado” y el cadáver aún tenía “cuatro o cinco litros de sangre” al momento de la autopsia.
Para Konopka, la presencia de lo que se llama "neuronas rojas" en el hipocampo del cerebro de la víctima fue un signo inequívoco de que "hubo una agonía" de al menos "doce horas".
En este punto y a preguntas del abogado querellante Pablo Lanusse, Konopka intentó ridiculizar a los 10 integrantes del CMF que luego, en una segunda junta médica, lo contradijeron y descartaron la agonía prolongada al afirmar que Ángeles había muerto estrangulada y sofocada en una maniobra que no duró más de cinco minutos. "La neurona roja es una pregunta de tercer año. La tomo yo. Me queda la duda de que mis colegas hayan aprobado esa materia", dijo entre risas, en un comentario pedante que le valió el reto del presidente del tribunal, el juez Fernando Ramírez.
En cambio, Quiroga dijo que la “neurona roja” no se puede tomar como único indicador de agonía y que para ello debió haber “coagulación” y “espuma traqueal”.
Konopka dijo que no fue posible distinguir lesiones provocadas con anterioridad a que el cuerpo sea introducido al circuito de la basura porque "el aplastamiento pudo enmascarar otras lesiones". En cambio, Quiroga sí pudo reconocer “golpes de anestesia” que recibió Ángeles en su cara, cabeza, abdomen y tórax por parte de su atacante para poder dominarla. Incluso, cuando el defensor Adrián Tenca le preguntó si una persona puede ocasionar las 15 fracturas de costillas y la de la clavícula, Quiroga se las atribuyó al asesino.
“Es posible si soy una persona de cien kilos y me tiro de rodillas sobre el tórax de la víctima”, dijo el legista de la querella haciendo alusión a los 108 kilos que pesaba Mangeri al ser detenido. A preguntas del fiscal Fernando Fiszer, Konopka admitió que había una lesión en el cuello, pero no la asoció a un estrangulamiento, mientras que Quiroga le mostró a los jueces con sus manos que esa lesión era típica de la compresión manual del cuello. Konopka descartó la violación al afirmar que no halló intercambio de fluidos, ni lesiones en genitales, ni zona perigenital.
Al referirse a las lesiones paragenitales en los muslos que para la junta médica fueron evidencia de un ataque sexual, Konopka dijo que eran ”lesiones secundarias al aplastamiento", mientras que Quiroga las atribuyó a la fuerza que ejerció al atacante para intentar abrirle las piernas a la víctima. La exposición de Quiroga fue suficiente para que la fiscalía y la querella desistan del testimonio de la otra médica de la querella, Rinaldi de Chieri, quien volverá a ser citada pero cuando se trate la segunda junta médica y los estudios de ADN.