La posible convocatoria de Franco Armani a la Selección Nacional, por qué no, da para cortar una tela entre otras cosas por el wing del supino desconocimiento de buena parte de la comunidad futbolera, incluido el periodismo especializado.
Desconocimiento de los puntos de contacto entre el arquero y el director técnico y desconocimiento de las dinámicas y las derivas que fluyen por afuera de los espasmódicos y ligeros vientos de la época.
A dos meses y monedas del Mundial, y ni hablar después del 1-6 versus España, ha devenido uno de los deportes nacionales jugar al tiro al pichón contra Jorge Sampaoli y armarle el plantel y el equipo.
Se practica aquí y allá y sobremanera en los paneles de los programas de televisión, que es donde se supone que deben de sentarse a las butacas los más baqueanos y rigurosos de la cuadra.
En ese contexto, en el de las decenas de horas de debate y de miles y miles y miles de palabras que aunque se las lleve el viento el mismo viento habrá de refugiarlas en los videos de YouTube, se profieren observaciones de todo tipo: desde las más sensatas hasta las más disparatadas.
Incluidas, claro, las indignas: burdas operaciones pro incorporación de Carlos Tevez, que, como es de pública evidencia, ofrece hoy tanta calidad de jugador de la Selección como la posibilidad que después del martes venga el jueves.
Pero el de Franco Armani es un caso singular.
En primer lugar, bastó que se pare en el medio del arco de River en dos partidos y consume cuatro atajadas de mérito para que descubran lo buen arquero que es.
Armani, el de 248 partidos en Atlético Nacional de Medellín, el que había resultado clave en la conquista de 13 títulos y en 2016 había sido considerado el mejor arquero de América.
"Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires", reza el saber popular.
Y por si fuera poco, con aires de catedráticos sugieren a Sampaoli que tome nota de la existencia de Armani.
¡A Sampaoli! Que nació en su misma localidad, Casilda, donde todos conocen a todos, a familiares, amigos, mascotas y color del reloj de cada mesa de luz y de hecho el calvo DT hizo debutar en Primera a Leandro Armani, hermano del arquero de moda.
¿A quién se le puede ocurrir que Sampaoli no tuviera ni tenga en carpeta a Armani?
Sencillamente, Sampaoli ha respetado la titularidad de Chiquito Romero y honrado su lógica de predilecciones, de ahí Nahuel Guzmán, por su reconocida pericia para jugar con el pie, a la vez que se toma más tiempo de evaluación para definir el tercer arquero que irá al Mundial de Rusia.
En su momento convocó a Gerónimo Rulli, después a Agustín Marchesín (de muy flojo nivel contra Nigeria) y en la reciente fecha FIFA a Wilfredo Caballero, con una cal y de otra de arena: brilló con Italia y penó con España.
Habrá que ver, al cabo, si Sampaoli echará mano a quien pasó por las divisiones menores de Central Córdoba, llegó a Estudiantes de La Plata con edad de Quinta, sobresalió en Ferro y Deportivo Merlo y en Medellín encontró su lugar en el mundo.
Entretanto, a propósito de Armani, dos verdades que coexisten: es un arquero espléndido que, sin embargo, jamás ha jugado en una liga donde fuera exigido por algunos de los mejores delanteros del planeta.
