"Soy feliz en la escuela. Cuando no vine porque estaba enferma la echaba de menos”, contó Mercedes Ester Limis, a quien todos le dicen Lola, quien con 68 años está terminando la primaria en el Cebja (Centro de Educación Básica de Jóvenes y adultos) N°3 -102 Combatientes de Malvinas, ubicado en la avenida Alberdi y Espínola, en San Rafael.
En la escuela todos conocen y aprecian a Lola, no sólo por su tenacidad para estudiar, sino por su buen humor. Para ella poder completar la primaria era una materia pendiente que pensó que nunca iba a poder saldar. Sin embargo “acá estoy, en la escuela”, explicó.
Las sonrisas se mezclan con los recuerdos cuando Lola rememora su infancia y sus primeros pasos en la escuela. Como todo niño empezó de forma normal, pero cuando estaba en 4to grado dejó de asistir a clases. “Mi madre me sacó para que le ayudara a cuidar a mis hermanitos” y, a pesar del deseo del padre, Lola no fue más a la escuela.
“Mi papá trabajaba en el campo, a él le gustaba que estudiáramos. Un día cuando él llegó del campo ya hacía un mes que no iba a la escuela, él me pidió los cuadernos, se los mostré y me preguntó ¿qué pasó que no fuiste a la escuela?”, afirmó.
Los recuerdos van y vienen mientras sigue trabajando en manualidades. “Le contesté que mi mamá no quería que fuera porque tengo que ayudarle a cuidar los chicos”, señaló. Y agregó que su padre le pidió a su madre que la enviara al colegio. “No me mandó nunca. Y entonces yo ya quedé ahí en 4to grado; pero me encanta leer”, apuntó.
Con los años, Lola contrajo matrimonio y de esa unión nacieron cuatro hijos, dos mujeres y dos varones. Casada y siendo mamá seguía con la inquietud, pero su esposo no quería que ella lo hiciera.
“Como sabía leer y escribir para él ya estaba, y cuando quise estudiar a la noche me dijo ‘la mujer en la noche no anda’. Y bueno, me quedé en la casa”, contó resignada.
Hace tres años que Lola quedó viuda y volvió a florecer en ella el deseo de poder completar la escuela primaria. Ahora ella vive sola, sus hijos cada uno está casado y tiene su casa, por lo que ella decidió que iba a concretar su sueño.
"Siempre decía 'voy a terminar la escuela'. El año pasado le dije a mis hijos que este año iba a venir a la escuela. Entonces Papá Noel me trajo los cuadernos, para los Reyes me regalaron una cartuchera, los colores; me trajeron el bolso, porque yo les dije quiero bolso, quiero todo", manifestó.
Sus ojos se iluminan cuando habla mientras sonríe. "Y así empecé. Mis hijos me dijeron que el primer día de clases iban a venir todos, pero no vino nadie", señaló.
Aún así, Lola contó: “Fui a acompañar a mis nietos, los chiquititos a la escuela, con los padres por lógica. Creo que mis hijos pensaron que yo no iba a venir a la escuela, que eran cosas que uno dice, pero me vine a la escuela... y acá estoy”, afirmó entre risas.
En la escuela, Lola comparte las clases con jóvenes de distintas edades. “Los primeros días me sentía rara”, contó y explicó que muchos de los chicos tienen las mismas edades que sus nietos. “Hay días que no les doy bolilla, por ahí vienen y me saludan”, aseveró. “Son como mis nietos, pero son más revolucionarios”, agregó.
“Los viernes acá en la escuela les cocino a los chicos; les hago tortitas, pan, bizcochuelo, como hace toda abuela”, contó. Para Lola, esta actividad extracurricular que cuenta con la colaboración de los docentes y alumnos que juntan entre todos los ingredientes necesarios para cocinar, sirve para que los chicos además de aprender estén más sociables. Y los profesores también observan lo mismo.
Ahora Lola cuando está terminando la primaria mira al futuro desde otra perspectiva. Y encuentra gente que la apoya y le da ánimos para seguir adelante. “Por ejemplo el otro día cuando estuve enferma le pregunté al doctor si podía ir a la escuela. Y él me dijo ‘¿a la escuela?’ ‘Sí, voy a la escuela, voy a la noche estoy terminando la primaria’, le contesté... El médico me felicitó y dijo qué iba a hacer después. Mi respuesta fue ‘no sé’, pero el doctor me alentó a seguir estudiando”, relató.
Y concluyó: “En la academia donde voy a pintar mis compañeras también me dicen que siga. Todas me preguntan por la escuela y dicen que están contentas de que esté estudiando”.