Casi 300 personas en situación de calle ya están albergadas en refugios de Mendoza

El contexto generalizado de pandemia de coronavirus se ha llegado a tornar desesperante en ciertos casos. Las rutinas, el día a día y cualquier actividad pre programada con anterioridad al 20 de marzo -aunque para después de esa fecha- debieron ser suspendidas o pospuestas a la fuerza. Y todavía es incierto el futuro, y hasta la posibilidad de pensar en una fecha tentativa siquiera para intentar regresar a la normalidad.

Aunque el Covid-19 y sus consecuencias golpearon a todos por igual; en una situación de mayor vulnerabilidad se encuentran aquellas personas que apenas viven al día y no cuentan con un hogar donde cobijarse; fundamental en estos meses con el recrudecer del frío otoñal e invernal, y ante la posibilidad de la llegada del pico de contagios de coronavirus en el país.

Para estas personas cumplen un rol fundamental los refugios y casas albergues que funcionan para dar contención y cobijo a las personas en situación de calle. Y, según destacó el secretario de Desarrollo Social de Mendoza, Alejandro Verón, por estos días hay casi 300 personas alojadas en estos espacios.

"Este año se actuó de forma diferente a años anteriores, ya que se adelantó parte del trabajo. Es que si bien los albergues están abiertos los 365 días del año y son voluntarios para quienes quieran asistir en cualquier momento; con el Covid-19 y el decreto de aislamiento social, preventivo y obligatorio que entró en vigencia el 20 de marzo se trabajó en las siguientes 72 horas en la búsqueda e identificación de personas en situación de calle. Entonces desde ese momento hay personas albergadas en los distintos lugares. En total, hay cerca de 300 personas albergadas, y más de 200 de ellas están en los hogares", destacó Verón; quien destacó que se trabaja de forma conjunta con las áreas sociales de todos los municipios.

Además, el funcionario resaltó que este año se ha unificado el trabajo en una única modalidad; a de cobijo durante todo el día. Esto implica servirles cuatro comidas diarias, brindarles un techo y una cama; y además capacitaciones y controles sanitarios periódicos. "Gracias a la contingencia, pudimos salir antes a identificar a la gente y muchos quedaron albergados antes de que ingresaran los primeros frentes fríos. Entonces, estos días los han encontrado bajo techo ya. Es importante destacar que son voluntarios los albergues y refugios, por lo que se invita a las personas en situación de vulnerabilidad a ir; pero pueden irse cuando lo deseen", detalló Verón.

Los albergues

En Mendoza hay cinco establecimientos que funcionan como refugios de forma permanente, durante todo el año. No son del Estado, sino que se trabaja con ellos por medios de distintos convenios.

Remar cuenta con dos sedes dispuestas para esta finalidad; una en Las Heras -para hombres y donde hay capacidad para 100 personas- y otra para mujeres en calle José Federico Moreno (Ciudad) -son dos casas contiguas-. A ella se suman las dos casas pertenecientes a la organización El Camino -ambas tienen dos plantas-, y en Blanco Encalada hay nueve cabañas con capacidad para casi 70 personas; dispuestas para estas contingencias. La última en sumarse fue una casa de la Red Puentes (del movimiento popular La Dignidad), situada en calle Allayme de Guaymallén y donde hay capacidad para casi 20 personas; aunque trabajan a la mitad.

Estas sedes fijas son complementadas con hospedajes y pensiones, con las que también Desarrollo Social articula convenios periódicamente para albergar a personas en situación de calle. "Por una multiplicidad de factores, las personas en situación de calle han logrado encontrar su forma de vida diaria y rutinaria precisamente en la calle. Por eso es que se los identifica e invita a los hogares, aunque sabemos que modificar su rutina cuesta -y bastante-a veces", indicó Verón.

Todo el día y cumpliendo el aislamiento

Tradicionalmente, los refugios ubicados en las distintas casas de organizaciones con que el Gobierno firma convenios trabajan con dos modalidades. En algunos casos, el albergue se habilita a última hora de la tarde -y noche- para que las personas puedan llegar a comer, dormir y desayunar algo a la mañana siguiente. Mientras que en otros, el cobijo se ofrece durante todo el día y se incluyen talleres de capacitación laboral.

No obstante, en situación de pandemia; todos los refugios están trabajando con la modalidad de asistencia y contención durante las 24 horas. "De igual manera, las personas pueden irse cuando quieran porque no es obligatorio quedarse. No es lo que se viene dando tampoco. La gente se queda durante todo el día, se les da cuatro comidas y se trabaja con ellos de distintas formas. También hay distintos abordajes desde la salud", especificó Verón.

Si bien muchas de las personas se encuentran albergadas desde que comenzó la cuarentena en estas casas, otras han llegado las semanas posteriores. Por esto mismo es que, en el caso de estas últimas, se las está controlando cuando llegan a los refugios y se los aísla durante 14 días para que cumplan el aislamiento como todos

En muchos de los refugios se está albergando a trabajadores rurales -denominados golondrina- oriundos del Norte Argentino y también de Bolivia. "Son trabajadores que se quedaron aquí y se encontraron con el cierre de las fronteras. En el caso de quienes deben regresar a Bolivia, se intenta coordinar con el consulado para que puedan salir cuando reabran", siguió Verón

Imprescindibles

En medio del aislamiento y la pandemia de coronavirus, la Red Puentes (perteneciente al movimiento popular La Dignidad) habilitó su casa albergue en la esquina de Allayme y carril Godoy Cruz (Guaymallén). Se trata del más reciente de los refugios que integran la red provincial; y si bien su capacidad real es para 24 personas, en cumplimiento con las medidas sanitarias y de distanciamiento social está habilitada para albergar a 14 personas (solo varones).

"Actualmente hay 6 personas alojadas, y se están albergando durante todo el día. Hemos podido adquirir un horno industrial para el taller de panadería que va a empezar esta semana", indicaron dos de las responsables del Centro de Integración Puentes (así llaman al refugio), Francia Guerra y Vanesa Iparraguirre.

Además del techo, la comida y la cama; en el lugar se brindarán distintos talleres de capacitación. Y los hombres allí albergados son sometidos periódicamente a los controles de salud correspondientes.

Hace un año la casa está disponible para esta finalidad y desde ese momento funciona de forma autogestionada, con recursos del movimiento y con donaciones voluntarias. Ahora, ya con el convenio alcanzado con el Gobierno, aguardan la llegada de fondos para poder articular más actividades y adquirir más recursos para dar contención a quienes recurren al lugar.