El casete, símbolo de la música portátil, cumple 50

Sin la calidad del disco de vinilo, la antigua caja de rollos de cintas reinó en los 70 y 80. “Una manera cómoda de escuchar a tu grupo preferido”, aseguran sus cultores.

El casete, símbolo de la música portátil, cumple 50
El casete, símbolo de la música portátil, cumple 50

Cincuenta años de aquella revolución que marcó un hito en la historia de la música contemporánea (y, por qué no, del periodismo también). Cinco décadas de grabar temas desde la radio, de regrabarlos tapando los huecos de los extremos posteriores, de rebobinar usando una lapicera y de experimentar con metros y metros de cinta, recortando y volviendo a pegarla.

El casete cumple este mes 50 años y lo celebra con mucho orgullo, más aún teniendo en cuenta que su principal aporte fue la posibilidad de llevar la música a cualquier lado, especialmente en auto con los legendarios pasacasetes o de forma portátil con el walkman.

"La revolución del casete tuvo que ver fundamentalmente con el tema de la portabilidad. Había colecciones completas que se editaban como 'Música para los viajes' y yo he visto a grandes melómanos y compositores que pasaban su música a casetes para poder llevarla a sus viajes. Poco les importaba que perdiese la fidelidad del sonido", indicó Osvaldo Osorio, dueño de la disquería Le Club y apasionado por la música.

Coleccionistas consultados por Mendoza coincidieron en que se trata de objetos que combinan la nostalgia con lo que fue la comodidad y una buena compañía en un determinado momento de sus vidas.

Hito

Actualmente la música y el sonido en sí se discute y transita entre distintos formatos. MP3, WAV, WMA o MIDI (entre otros) son algunas de las opciones del amplio abanico de posibilidades, mientras que los soportes para reproducirlos también son de lo más variados.

Sin embargo, en agosto de 1963 no existían todos estos formatos, así como tampoco computadoras, reproductores o celulares para poder transportarla y reproducirla.

Era la época de los discos de vinilo y los aparatosos wincofon, tan grandes y difíciles de manipular que pasaban a ser parte del mobiliario fijo de las casas, reposando en livings o habitaciones. Lo único portátil que salió al mercado vinculado a estos discos fue un aparato llamado 'toca-toca' (más cerca de la década del 70) y consistía en una valija, con una correa, y la púa sujetaba al disco.

Allí radicó el gran éxito del casete: en la ansiada posibilidad de llevar la música con uno mismo a donde fuese. "Viajaba mucho, llegaba a hacer 3.000 kilómetros al mes viajando y pasaba hasta 12 horas diarias arriba del auto. Y en algunos lugares donde la radio no llegaba o no quería escucharla, eran mi compañía. En las estaciones de servicio había exhibidores donde vendían casetes y más casetes para escuchar en viajes", recordó Félix De Vita (79), quien tiene una colección de más de 250 casetes en su casa de fin de semana de Las Vegas (Potrerillos).

"Todavía los escucho cuando vamos, porque tenemos de esos equipos viejos que tienen para reproducir discos, CDs y casetes", agregó. En su colección se destacan títulos de Louis Armstrong y de sus estilos preferidos: el jazz, la música clásica y algo de tango.

"Me encanta la música y siempre me gustaron los casetes. Es hasta más cómodo llevarlos en el auto por el lugar que ocupan que un CD con caja", continuó.

Retomando el relato de la historia del casete, Philips fue la primera marca que lo fabricó en el continente europeo. Como cualquier innovación tecnológica, primero se lo vio con cuidado y hasta un poco de miedo, manteniendo incluso cierta distancia, pero en cuestión de tiempo (muy poco) la gente se familiarizó con él y se transformó en uno de los formatos de audio más famosos de todos los tiempos.

"Los primeros casetes me los regalaba mi hermana mayor (de Sui Generis) y mi vieja. Recuerdo que me dio uno de Demis Roussos en 1974 y otro de Julio Iglesias. Claro, mi mamá me regalaba lo que le gustaba a ella y no tenía muy buen gusto que digamos", contó entre risas Alejandro Coll (47), otro gran fanático de los casetes con más de 500 títulos en su poder.

"A veces les hago escuchar a mis hijos música de esa época y me miran como yo miraba a mi vieja. Hasta tengo un casete grabado 'made in casa' de los Enanitos Verdes, porque Marciano salía con una vecina. ¡No recuerdo cómo llegó a mis manos!", indicó Coll.

Entre los recuerdos más preciados de sus "años caseteros" no dudó en incluir los vinculados a la mecánica con que se manejaban y los viejos trucos que aquellos que llegamos a conocerlos aprendimos ni bien tuvimos un casete en mano.

"Adelantar y rebobinar con una lapicera, sacar metros y metros de cinta que estaba arrugada y cortar la parte que ya no servía para volver a pegarla con cintex. Después lo volvías a escuchar y había una parte que se salteaba en el tema. ¡Si se me habrá enredado la cinta dentro de los estéreos! Jamás me voy a olvidar tampoco del ruido insoportable que hacía el casete cuando apretabas el botón 'scan'. Se encargaba de buscar los silencios en la cinta y era lo que te permitía saltear temas enteros hasta llegar al que querías escuchar", recordó.

Su preciado tesoro incluye casetes originales y copiados. Gran fanático de los discos de vinilo, ni bien tuvo la oportunidad pasó sus álbumes de The Police, Supertramp, Pink Floyd, Charly García y Serú Girán al formato portátil.
 
"Me encantaba coleccionar discos, pero se rayaban con el uso y quería cuidarlos mucho. Entonces los pasaba a todos a casete para poder escucharlos en el auto y la alta fidelidad de los vinilos quedaba para cuando estuviese en casa", agregó.

En su casa del barrio Bancario aún mantiene impecable la reproductora Technics doble casetera, donde de vez en cuando "se cuelga" escuchando algunos de sus casetes.
 
"Coleccioné durante casi 15 años y los tengo guardados en cajas y cajas. Por ahí el CD te da la comodidad de pasar de un tema a otro de forma más simple, algo que no tiene el casete. Pero este último te permitía grabar los temas que querías y dejarlo abierto hasta que encuentres otro. Eso recién apareció con los CDs regrabables y siempre hubo problemas", continuó Coll.

Amalia Alessio es otra gran romántica de los casetes con más de 100 unidades en su colección.
"Hay algunos significativos y que son los más antiguos, así como otros que están 'ausentes' y son por ahí los que más lamento.

Tengo muchísimos originales de Spinetta, de Charly y también de folclore. Me encanta la música clásica y en inglés tengo de Prince, John Lennon y Genesis, entre otros. Uno va viendo toda su vida con los casetes y si bien yo no soy de guardar muchas cosas viejas, me cuesta desprenderme de la música", recapituló la comunicadora y ex cantante de folclore, haciendo un repaso a vuelo de pájaro sobre sus títulos.

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