A sólo 30 minutos de Bari, en la región de la Apulia italiana donde se hace el tacón de la bota, se encuentra un increíble y calmo poblado de 10 mil habitantes llamado Albarobello.
Su nombre proviene del primitivo robledal que la cubría en el pasado y significa árboles bellos. Pese al encanto natural, su mayor atractivo yace en una extraordinaria arquitectura que data del siglo XV, y que permite hacer volar la imaginación a una aldea de duendes con casitas blancas hechas de piedra, puertas enanas y ventanas boyeras que llevan el nombre de trullos.
Los trullos corresponden a un episodio de la historia italiana. Se trata de singulares construcciones rurales hechas en piedra seca, una puesta sobre otra de forma circular con techos tipo cúpulas que eran fácilmente desmontables y fueron hechas por los campesinos con la finalidad de evitar el pago de impuestos de edificación.
Un paseo sorprendente
Albarobello se extiende sobre dos colinas. La ciudad nueva se halla del lado Este mientras que la zona de Trulli se ubica sobre el Oeste y está constituida por dos barrios contiguos: Rione Monti y Rione Aia Piccola.
Declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, parece una mini urbe para gnomos. Se trata de una maraña de 1.500 casas con forma de colmena, cubiertas de blanco como si estuvieran nevadas.
Es fascinante observar estos edificios de muro seco que se levantaron con arenilla de la zona, ninguno después del siglo XV.
El poblado es meramente turístico ya que parece montado para la fotografía y sus pobladores abren sus pequeñas puertas donde venden desde trullos miniaturas, piedras preciosas de la zona hasta muñecas de trapo artesanales.
Sus callecitas adoquinadas invitan a ser caminadas. Siempre en subidas y bajadas provocan que se encuentre llena de escalones bajos acompañando el paso en un efecto de naipes ordenados.
El blancuzco de las casas con sus techos grises permite resaltar más un la cantidad de plantas con flores de vivos colores que se amalgaman al entorno para brindar un paisaje supremo.
El viejo barrio de Rione Monti es el más comercial contando con unos mil trullos que caen en cascada por la colina donde se instalan pequeñas tiendas que dan autorización para subir a sus terrazas y disfrutar de la vista, mientras que el Riome Aia Piccola debe contener los otros quinientos, los cuales aún se usan como viviendas.
En la parte moderna se encuentra el Trullo Sovrano, el único de dos plantas construido por la familia de un sacerdote adinerado, siendo en la actualidad un museo que permite vislumbrar cómo era la vida en estos espacios con habitaciones redondas en la que se recrea una panadería, un dormitorio y una cocina.
La Plaza principal de Alberobello se llama Piazza del Popolo, es un lugar abierto y espacioso muy peculiar, excelente para disfrutar un poco la “vida auténtica” del pueblo.
Al lado se encuentra la Iglesia de Santa Lucía, que ofrece un hermoso punto panorámico desde donde se observa toda la ciudad y a pocos metros la bellísima Iglesia de San Antonio, construida a forma de Trullo en el siglo XX.
Existe la posibilidad de alquilar bicicletas y disfrutar del paseo desde otro punto de vista.
Alojarse en un trullo es una experiencia única. De hecho la Trullidea es una serie de 20 trullos reformados en la zona turística que actúan como alojamientos tipo residenciales.
Estos pueden tener un costo para dos personas de 70 hasta 120 euros. En el mismo radio se halla Il Poeta Contadino, un comedor con aire medieval y una suntuosa decoración donde se pueden comer platos típicos como gallina de Guinea con jamón de oca y trufa negra por 23 euros.
Del Medioevo a la actualidad
La historia de Alberobello se encuentra conectada al origen de estas casas: durante la época feudal, el Conde Acquaviva -señor de la región- obligó a sus campesinos a limpiar los terrenos y cultivar la tierra pero, para evadir los impuestos, era necesario que Alberobello no apareciera como un centro habitado, así que la gente empezó a construir y vivir en Trullos, que podían ser desmantelados con rapidez en caso de necesidad.
Los Trullos generalmente eran levantados sin utilizar mortero. Por el gran grosor de sus paredes la estructura se mantiene firme y la temperatura interna es agradable ya sea en verano o en invierno.
¿Cómo llegar?
Desde la estación de trenes Centrale de Bari se puede tomar el tren de las Ferrovías sud est (FSE) que van directamente a Alberobello. La estación de trenes se encuentra a sólo 5 minutos caminando.
El techo es una cúpula de forma cónica con una aguja decorativa en la punta. Además generalmente están decorados con pinturas simbólicas con significado religioso o supersticioso.
El interior de un trullo típico es muy sencillo: consta de un salón principal en el centro y en algunos casos con pequeñas alcobas curvadas alrededor.