Cubiertas por la nieve de los últimos días, las ocho casas muestran distintos niveles de evolución, en algunos lotes sólo se ven las vigas y otras están a punto de terminarse. “Aunque la mayoría comenzó hace un año y medio, cada familia va avanzando cuando puede, a su ritmo”, explicó Laura, de la asociación.
Las viviendas respetan los planos municipales. Son de dos habitaciones, con cocina comedor y un baño. En total, tienen 64 metros cubiertos y un lote de 500 metros para ampliar en el futuro, si lo necesitan.
Un inspector municipal es el que va controlando periódicamente que las familias respeten las exigencias de toda obra. “Cuando surgen dudas nos llamamos por teléfono. Esto es a prueba y error”, aclaró Armando, quien cuenta con la experiencia de haber levantado su vivienda.
En el predio que pertenecía a la antigua zona industrial de Pareditas, contiguo al de la cooperativa El Rial, se están levantando otros barrios. Uno pertenece al SUTE. También está en plena edificación en las mismas tierras el establecimiento de la escuela secundaria del distrito, con modalidad agraria, Maestro Ángel Oscar Funes.
Los agricultores han confeccionado un obrador de chapa y madera al fondo del lote. Allí guardan las herramientas, que son propiedad común de todos los vecinos, y cada noche -“llueva, nieve o truene”- un integrante de alguna familia cumple el rol de sereno.
