Entrar a esta casa significa vivir una sucesión de momentos, del jardín a un patio con un roble como elemento central; un muro de hormigón visto con una puerta de madera que generan incertidumbre al entrar a un hall totalmente vidriado y conectado con todo el jardín de la casa, esta conexión de espacios hacen experimentar diferentes sensaciones que sorprenden al recorrerla.
La casa está situada en el barrio Las Praderas, sobre la ruta 92 a 6 km de la ciudad de Tunuyán, en una zona rural donde la vegetación y las vistas a la cordillera son las protagonistas del lugar.
El programa planteado por los arquitectos Eduardo Carleti y Manuel Caram corresponde a una vivienda familiar, que se desarrolla mayormente en un nivel, sobre un terreno de 2000 m2.
Una doble altura en el living-comedor que se traslada a la galería exterior, dan amplitud e importancia a los espacios principales de la casa.
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La casa se encuentra centrada en el terreno, en donde todos los ambientes aprovechan al máximo las vistas hacia el jardín, interactuando permanentemente el exterior con el interior y con las vistas de un ambiente a otro.
La zona más privada se une con el resto con una circulación lineal vidriada de piso a techo con vista hacia un patio seco, el cual hace que el paso sea entretenido y agradable.
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En cuanto al uso de materiales se optó por los más nobles, que contrastan con colores y
texturas, como el hormigón visto, revestimientos de madera, piedra, chapa y vidrio, combinados en el interior y en el exterior de la casa.
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Materiales que generan unas de las premisas fundamentales de la casa, calidez y espacios que
alienten un estilo de vida relajado, como estar en un lugar de vacaciones.
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En planta alta un estudio, que balconea a living con una gran terraza, donde un manto verde de sauces y álamos y la Cordillera de los Andes a modo de remate, forman una imponente vista.
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{fotorei:551560:fotorei} Detalle del baño